Casa Museo José Zorrilla (Valladolid)

Seguimos completando nuestra "Guía de Valladolid". En esta ocasión visitamos otro de los rincones imprescindibles de la ciudad: la Casa Museo de José Zorrilla, la vivienda del siglo XIX en la que el poeta pasó parte de su infancia y en la que pueden verse muchos de sus objetos personales, incluidos su máscara mortuoria y el escritorio frente al que falleció.
© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO

La calle Fray Luis de Granada conduce hasta uno de los rincones románticos de la ciudad de Valladolid, la casa donde nació el poeta y dramaturgo vallisoletano José Zorrilla el 21 de febrero de 1817. En ella paso sus primeros siete años de vida hasta que, por empeño de sus padres, emprendió una etapa formativa en la que asistió al Seminario de Nobles de Madrid y las universidades de Toledo y Valladolid. En 1837 se fue de nuevo a Madrid a estudiar leyes. Sin embargo, su fuerte vocación literaria enseguida se impuso sobre otras consideraciones, comenzando una intensa y dilatada producción entre las que destacan obras como Don Juan Tenorio, Margarita la tornera, El zapatero y el rey o Traidor inconfeso y mártir.

La casa donde nació y vivió el poeta ha sido recientemente remodelada dedicando un cuidado especial a la recuperación del jardín que la rodea. En él tienen lugar, durante los meses de verano, representaciones teatrales y veladas poéticas relacionadas con la obra de Zorrilla. El interior de la casa recrea con fidelidad el mobiliario, decoración y gustos románticos de la época en la que vivió el autor, al tiempo que exhibe recuerdos y algunas de sus pertenencias, como el escritorio. Cuenta con una notable biblioteca dedicada al autor.


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Una de las piezas más llamativas que pueden verse en el recorrido por la vivienda es la máscara mortuoria, en escayola, que realizó el escultor Aurelio Carretero en el momento de su fallecimiento. Este tipo de máscaras sólo se realizaban a personalidades importantes y tenían como objetivo conservar un «retrato» en relieve verdaderamente fiel del personaje. La de Zorrilla sirvió, además, para realizar el monumento dedicado a la figura del poeta que se encuentra situada en la plaza Zorrilla, frente a la Academia de Caballería de la ciudad.

En el dormitorio principal de la vivienda se muestra la cama de forja en la que nació y, en otro de los espacios, el escritorio de madera sobre el que el poeta escribía sus obras. Se trata de una pieza de gran calidad que le acompañó a lo largo de su vida  en sus muchos viajes y traslados. De hecho, frente a él, escribiendo, le sorprendió la muerte en su casa de Madrid el 23 de enero de 1893, a los 81 años de edad.

También puede verse una de las 923 coronas que recibió en uno de los momentos más destacados su vida. En 1889 fue objeto, en la ciudad de Granada, del multitudinario homenaje conocido como la Coronación de Zorrilla, en el que se le reconoció como una de las máximas figuras del romanticismo español del momento al ser nombrado «poeta nacional».

Representación de escenas del Tenorio en el patio del Museo Casa de José Zorrilla. [Valladolid. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego]
Representación de escenas del Tenorio en el patio del Museo Casa de José Zorrilla. [Valladolid. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego]

Una casa con fantasma

El propio poeta cuenta que viviendo en la casa,  a la edad aproximada de cinco años y mientras jugaba con un caballo de cartón que le había regalado su padre descubrió que, por un descuido, la habitación de su abuela Nicolasa, que siempre permanecía cerrada con llave, se encontraba ese día abierta. Era la habitación del piso superior de la casa en la que había fallecido, antes de que él naciera, su abuela paterna y que, por alguna razón que desconocía, siempre se encontraba cerrada. Nadie entraba en ella nunca excepto cuando, de vez en cuando, era necesario abrir la ventana de la habitación y que se ventilara durante un rato.

Cuenta el poeta que al ver abierta aquella habitación misteriosa no pudo resistir la lógica tentación de asomarse a echar un vistazo. Y cuenta también el claro recuerdo de ver sentada en una silla junto a la cama a una señora mayor, que lo invita a pasar, que lo sienta en su regazo, que le dice que es su abuela y se pone a charlar con él un breve rato. Al cabo de un momento, el pequeño Zorrilla baja a avisar a sus padres de que ha estado con su abuela en la habitación pero estos al subir lo único que ven es que en la habitación no hay nadie, así que al muchacho solo le queda asumir la reprimenda de su padre por haber entrado en aquella habitación que tenía completamente prohibida.

Dormitorio del tío del poeta. Museo Casa de José Zorrilla. Valladolid. Castilla y León. España, 2008 © Javier Prieto Gallego
Dormitorio del tío del poeta. Museo Casa de José Zorrilla. Valladolid. Castilla y León. España, 2008 © Javier Prieto Gallego

Años después, cuando el poeta tiene ya 12 años y se encuentra en la casa que tiene la familia en Torquemada, la tierra natal de su padre, sucedió que, estando en el desván con el secretario de su padre mientras lo ordenaban, al desenrollar uno de los lienzos allí recogidos descubrió con estupor el retrato de una persona mayor, su abuela Nicolasa, que era exactamente igual a la anciana con la que él había estado hablando cuando era pequeño, algo que el propio poeta no consiguió explicarse nunca.

Pero la presencia de aquella figura, que pareció diluirse definitivamente con el paso del tiempo, ha reaparecido tras las últimas remodelaciones llevadas a cabo en la casa. Los propios gestores de la casa-museo reconocen sucesos extraños en torno a esa habitación: luces que se encienden solas, objetos que desaparecen o cambian de sitio sin que nadie intervenga, ruidos inexplicables… Tras dar vueltas al asunto piensan que es posible que algo sucediera en el transcurso de la remodelación llevada a cabo. Puede que tal vez el espíritu de Nicolasa protestara de esta manera al descubrir que en la remodelación se había decidido dejar cerrada, vacía y al margen de las visitas esa habitación. De hecho, cuando los gestores de la casa cayeron en la cuenta de este detalle y decidieron reabrirla y acondicionarla como siempre había estado, todo parece haber vuelto a la normalidad. De momento.


DONDE ESTÁ

Calle Fray Luis de Granada, 1. Valladolid. 47003 Valladolid. Teléfono: 983 426 266. Horario: martes-sábado, 10-14 y 17-20 horas. Domingos, 10-14 horas.

 

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