SANTA MARÍA DE LA ANTIGUA (Valladolid)

Iglesia de La Antigua. Valladolid. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
Iglesia de La Antigua. Valladolid. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
La iglesia de Santa María de la Antigua es, además de una auténtica joya del Valladolid más antiguo, uno de sus principales y más reconocibles iconos. Explicar sus orígenes es remontarse al propio fundador de la ciudad, el conde Don Pedro Ansúrez.

UNA JOYA DE LA EDAD MEDIA EN EL CENTRO DE LA CIUDAD

 © Texto y fotografías:  JAVIER PRIETO GALLEGO  

Jaleada por la abundante bulla que se forma en su entorno durante las noches del verano y los fines de semana, la iglesia de Santa María de la Antigua es, además de una auténtica joya del Valladolid más antiguo, uno de sus principales y más reconocibles iconos. No en vano explicar sus orígenes es remontarse al propio fundador de la ciudad, el conde Don Pedro Ansúrez que aquí mismo, en la cuesta que une la calle de las Angustias con la plaza de la Universidad, tendría su casa-palacio. Un lugar noble y algo elevado sobre el resto de la población que en aquel entonces extendería su trazado más hacia las riberas del Pisuerga. De la casa del fundador debió formar parte una capilla, a la postre el origen remoto de la actual iglesia, cuya documentación más antigua nos remite al año 1177.

Iglesia de La Antigua reflejada en el escaparate de la tienda de moda juvenil "Cascanueces". Valladolid. Castilla y León. España, 2005 © Javier Prieto Gallego;
Iglesia de La Antigua reflejada en el escaparate de la tienda de moda juvenil «Cascanueces». Valladolid. Castilla y León. España, 2005 © Javier Prieto Gallego;

Pero hoy nada queda de aquel templo. La esbelta torre y el claustro románico adosado a su pared norte y nacido como mirador sobre las intranquilas aguas de uno los ramales de la Esgueva que durante siglos pasó lamiendo sus cimientos son los restos más antiguos de toda la construcción. Sin embargo estos fueron añadidos a aquella iglesia-capilla de trazas románicas ya en el primer cuarto del siglo XIII y por tanto casi dos siglos después de su primera fundación. Es este el arranque de una larga historia repleta de construcciones, reconstrucciones y reformas que, afortunadamente, no han conseguido terminar con su indiscutible encanto.

La primera de las grandes transformaciones que sufre el templo tiene lugar durante el reinado de Alfonso XI. Es entonces, entrado el siglo XIV, cuando la primitiva iglesia, la románica, se ve sustituida por otra de aires góticos y resonancias francesas que, aunque sucesivamente restaurada, es la que, a grandes rasgos, ha llegado hasta nuestros días.

El irregular trazado de su planta, en un plano inclinado y desigual, se convirtió desde el primer momento en la causa de la inestabilidad que provocó a lo largo del tiempo las sucesivas y numerosas obras de reforma para tratar de mantenerla en pie. Así, a la estructura original se le fueron añadiendo, amén de un sin número de pequeños arreglos, operaciones de mayor embergadura como el adosado de diferentes contrafuertes de apoyo, un arco-tirante trazado sobre la nave central o los distintos refuerzos que procurasen el afianzamiento del primer cuerpo de la torre. Todo ello salpicado de otras reformas estructurales en un vano intento por corregir una serie de defectos que terminaron finalmente por amenazar de ruina absoluta la estabilidad de la iglesia. La declaración del edificio como Monumento Nacional hecha en 1897 llegó providencialmente para salvar al conjunto de su demolición propiciando al mismo tiempo un complejo estudio arquitectónico que culminaría en 1916 con el desmantelamiento prácticamente total del edificio para su posterior reconstrucción, piedra a piedra, salvándose de ésta únicamente la torre, el claustro y cabecera.

Iglesia de La Antigua. Valladolid. Castilla y León. España, 2005 © Javier Prieto Gallego;
Iglesia de La Antigua. Valladolid. Castilla y León. España, 2005 © Javier Prieto Gallego;

En cuanto a su torre, de un románico ya tardío, y modelo de otras varias en toda la provincia de Valladolid –la de la iglesia de San Martín es su replica más cercana-, se sabe que fue a su vez inspirada en otra que a pocos metros de ella se levantaba todavía hoy casi a escondidas entre los restos amontonados de la de la Colegiata de Santa María la Mayor, fundación también del Conde y lógicamente anterior a la Antigua. Entre las teorías que se manejan en cuanto a la construcción de ésta hay alguna que señala la posibilidad de que la Antigua fuera utilizada como sede provisional del Cabildo mientras se acometían las obras de ampliación de la Colegiata de Santa María situada enfrente de ella y donde fue fundado por el Conde.

Producto del dominio constructivo de una época que abandonaba la solidez pesada del románico tratando de encontrar la forma de elevar sus edificios con «ánimo de tocar el cielo», la torre de la Antigua ganó a su modelo en altura y estilización conformándose en cuatro cuerpos. Tres de ellos dotados de estiradas arquerías a su vez se apoyadas en ligeras y alargadas columnas con las que se pretendía subrayar la expresa intención de querer ganar altura. Conserva además la torre su remate, su particular cubierta piramidal con tejado en forma de escamas que tan bien armoniza con el resto de pináculos y balaustradas que, a diferentes alturas, salpican la parte superior del templo dotando al conjunto de un ritmo constructivo propio. Las trazas del claustro, austero y en una ubicación septentrional poco frecuente en este tipo de pórticos pero que aquí viene motivada por su función de mirador, se halla en relación con el de Valbuena o el de las Huelgas de Burgos.

Iglesia de La Antigua. Valladolid. Castilla y León. España, 2005 © Javier Prieto Gallego;
Iglesia de La Antigua. Valladolid. Castilla y León. España, 2005 © Javier Prieto Gallego;

Al templo, oscuro y fresco en las tardes de verano, se entra por la fachada sur del edificio. Varios grados de diferencia con el exterior que separan dos mundos muy distintos: fuera, en el que surgen con el declinar del día las primeras terrazas de la noche hasta ahogar prácticamente el paso por su lado este; dentro, el silencio y una semioscuridad piadosa que invita al recogimiento y al reposo.

La iglesia está formada por tres naves separadas con pilares fasciculados y rematadas en lo alto con cubiertas de crucería que manifiestan con claridad su vocación gótica. La ausencia de luz natural viene provocada por sus ventanales rasgados, alargados y estrechos que se abren en cada uno de los ábsides, estando además cubiertos con vidrieras de color. A los pies, el coro, en alto, es aguantado por una bóveda de crucería estrellada.

Nada en el interior revela riqueza ni brillantez en la que fue una de las parroquias más importantes y ricas de la ciudad. Y es que las espectaculares obras de restauración dieron al traste también con toda su riqueza ornamental. El retablo mayor, dedicado a Nuestra Señora, es una obra que Juan de Juni contrató para la Antigua en 1546 pero que no terminó hasta 1562. Cuidadosamente tapiado durante la reconstrucción del edificio pasó posteriormente, en 1922, a la Catedral donde hoy es posible visitarlo.


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