Salamanca

Pueblos, rincones, ríos, paisajes, caminos de arte y naturaleza, conjuntos históricos, museos… la provincia de Salamanca paso a paso.

Entre los alicientes que tiene una visita a Béjar no hay que olvidarse del Museo Mateo Hernández, un espléndido escultor de principios del siglo XX que dejó un montón de obras memorables. Como este pingüino, una de las piezas que se exhiben en el museo. [Foto: Pingüino. Museo Mateo Hernández. Localidad de Béjar. Sierra de Béjar. Salamanca. Castilla y León. España, 2009 © Javier Prieto].

Pingüino (Museo Mateo Hernández, Béjar, Salamanca)

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Entre los alicientes que tiene una visita a Béjar no hay que olvidarse del Museo Mateo Hernández, un espléndido escultor de principios del siglo XX que dejó un montón de obras memorables. Como este pingüino, una de las piezas que se exhiben en el museo. [Foto: Pingüino. Museo Mateo Hernández. Localidad de Béjar. Sierra de Béjar. Salamanca. Castilla y León. España, 2009 © Javier Prieto].

Uno de los miradores de la ruta frente a la localidad de Mogarraz. Camino del Agua. Mogarraz. Sierra de Francia. Salamanca.Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego

Arte en la Naturaleza: el Camino del Agua (Mogarraz, Salamanca)

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El Camino del Agua y consiste en un sencillo paseo circular en torno al valle que articula el río Milanos, afluente del Francia, con principio y fin en la bella localidad de Mogarraz. Una propuesta deliciosa de Arte en la Naturaleza señalizada en todo su recorrido, que a los alicientes de una naturaleza exuberante y unos pueblos de sabor tradicional suma la expectación por contemplar el reguero de instalaciones vanguardistas con el que se adoban algunos de los rincones más hermosos del trayecto.

Visita a las torres de la Clerecía a través de la muestra "Scala Coeli". Salamanca. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego

CÓMO HACER UNA VISITA AUDIOGUIADA A SALAMANCA

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Ya es posible recorrer Salamanca escuchando una audioguía colgada en Internet. Una modalidad cada vez más frecuente y que muchos turistas prefieren a llenarse los bolsillos con folletos que después acaban en una papelera. El mecanismo es de lo más sencillo: basta un teléfono móvil con conexión a Internet, tener instalada una aplicación para leer códigos QR y una batería que aguante el tirón. Te lo muestro en este reportaje.