Castillos y fortalezas para una jornada por la provincia de Soria
Texto y fotos: JAVIER PRIETO GALLEGO
Son las cicatrices de la historia. Tanto batallar, tanta lucha y contralucha, tanta conquista, reconquista y requeteconquista sólo podía parar en un rosario de heridas marcadas a fuego y mandoble sobre la tierra. Así aparece la provincia de Soria. Mejor: así aparece toda Castilla y todo León. Repleta de castillos, medio muertos ya la mayoría, como los vestigios más perdurables de un pasado bien remoto, como esas marcas que han quedado en el paisaje señalando el lugar preciso de tanta carnicería, de tanta sangre vertida, de tanta épica como han bebido estos horizontes. Son las cicatrices dejadas por la historia. Viejas cicatrices a punto de borrarse para siempre de una vieja piel acostumbrada a la indolencia.
Si se toma la provincia de Soria como excusa para la particular conquista del viajero inquieto, ávido de estímulos en los que apoyar la evocación, rematará la jornada bien servido. Soria fue tierra de continuas refriegas entre moros y cristianos durante más de 300 años, entre los siglos X y XII. Aquí y allá ingenieros y guerreros sembraron el paisaje de imponentes edificios, rincones oscuros en los que guarecerse y otear el horizonte a la espera de tiempos mejores. Aunque de muchos sólo queden las cuatro últimas piedras, resulta toda una experiencia subirse a ellas y dejar que resuenen en el aire los ecos de los hombres y animales que un día también miraron desde allí. Esta es la propuesta de itinerario para una jornada de almenas por tierras sorianas.
1- Castillo de Ucero.

Su visita es perfecto colofón o prefacio para quien merodee el más que saturado parque natural del Cañón del Río Lobos. Su estampa es hermosa y la vista que se tiene subido a las maltrechas murallas, casi divina. El río Ucero serpentea por abajo, orlado de chopos, mientras al fondo se adivinan los escarpes del tortuoso Lobos. Ha sido propiedad secular de los obispos de Osma y en algún momento de la historia fue utilizado como cárcel de clérigos. Destaca la torre del Homenaje. EN RUINAS. SE VISITA POR LIBRE.
2- Castillo de Calatañazor.

Sus paredes se asoman al valle de la Sangre, topónimo sobradamente explícito. Fue uno de los últimos castillos hollados por Almanzor. Desde aquí salió derrotado y moribundo hacia Medinaceli, para expirar en un pueblecito de nombre curioso, Bordecorex, en la noche del 10 al 11 de agosto del año 1002. Sus restos, que pudieron ser enterrados en los alrededores de Medinaceli, nunca han sido encontrados. Su tambor, tampoco. EN RUINAS. SE VISITA POR LIBRE.
3- Castillo de Berlanga.

Merece la pena trepar la cuesta que separa el castillo de la población de Berlanga. Esta formidable fortaleza, apretada junto a los escarpes del río Escalote, formó parte de la disputada frontera del Duero. Como sucede casi siempre con los castillos, sus orígenes son muy anteriores a la actual construcción. Lo que se ve es, sobre todo, del XV, cuando la familia Tovar se hace, noblemente, eso sí, con la villa de Berlanga. Hay noticias de que la anterior a ésta llegó a ser destruida por Almanzor, en el siglo X, y que más tarde fue tomada por Fernando I y brindada después al Cid. +INFO.
4- Castillo de Gormaz.

Es la mayor fortaleza califal de Europa, la más grande construcción militar de la alta Edad Media en tierras de Castilla, el único ejemplo de fortificación árabe que resta en toda la meseta. Bastión de vistas inmensas, sus medidas impresionan tanto como el culebreo del Duero a sus pies. También el Cid, como alcaide de ella que fue, se asomó desde aquí en más de una ocasión. EN RUINAS. SE VISITA POR LIBRE.
EN MARCHA. Ucero se encuentra en las inmediaciones del parque natural del Cañón del río Lobos. Para visitar el castillo es preciso dejar el coche en la población. La S-920 conecta esta población con El Burgo de Osma, donde toma la N-122 hacia Soria hasta el desvío de Calatañazor. Para dirigirse a Berlanga se regresa a la N-122 hacia Soria y, 3 km después, se toma la SO-121 hasta Fuentepinilla. Desde aquí una carretera conduce primero a Andaluz y después a Berlanga. Para llegar después a Gormaz es preciso dirigirse primero a Recuerda y girar a la derecha por la SO-160.
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