Los alrededores de Oña ofrecen multitud de atractivos para completar un fin de semana de arte, pueblos y naturaleza
Texto, vídeo y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGOAcercarse cada año a las exposiciones que pone en marcha la fundación de Las Edades del Hombre es siempre una oportunidad para explorar nuevos territorios. Si fuera un menú, poco más se podría pedir: un fin de semana por delante para saborear Arte, Naturaleza y Pueblos. Así, escrito con mayúsculas. Dados los tiempos que corren, tampoco hay tantas oportunidades para alimentar el cuerpo y el espíritu con los ingredientes de la talla y calidad que ofrece la población burgalesa de Oña, sede de la exposición de este año –Monacatus-, y su inigualable entorno. Para quien aún tenga dudas de si merece la pena meterse entre las curvas y berenjenales que dibujan los Montes Obarenes en esa zona del norte de Burgos, aquí van algunas propuestas. Luego no digan que no estaban advertidos.
01- OÑA. Villa señorial situada tan a la puerta de La Bureba como en el mismo origen de Castilla, circunstancias ambas que parecen dos pero son una sola. De hecho, Oña está donde está porque desde ahí era casi coser y cantar abrir o cerrar Castilla según vinieran dadas de un lado o del otro. El conde Fernán González lo tuvo claro enseguida cuando en el 950 afianza el asentamiento con la concesión de fueros. Sus orígenes se pierden en la noche de los tiempos. Es decir, aquellos tiempos remotos en los que nuestros antepasados se las apañaban en cuevas o cabañas que levantaban con cuatro piedras y algunos palos. Lo dicen lo restos que se localizan en lugares como la cueva de La Blanca, el castro ibérico de Pino o los grabados rupestres de la cueva del Moro hallados en Barcina de los Montes.
Pero si se escribe que en Oña están las raíces de Castilla es por la relación que tuvo desde siempre con el conde Fernán González y sus descendientes. Sin ir más lejos, la exposición ‘Monacatus’ tiene su sede en el monasterio fundado por en el siglo XI por el nieto de Fernán González, tercer conde independiente de Castilla. La importancia del monasterio a lo largo de la historia viene a reflejarse, por ejemplo, en el hecho documentado de que a él llegaron a pertenecer cerca de 300 de las 2.000 iglesias de la provincia o, que allá por el siglo XIV, dependían de él, rindiendo sus debidos tributos, hasta 300 pueblos diseminados desde el Nervión hasta el Pisuerga y desde el Arlanzón hasta el Cantábrico en un área de influencia muy por encima del que nunca tuvo cualquier otro monasterio -ni Silos, ni Arlanza, ni Cardeña- en Castilla.

Una vez recorrido el monasterio y la exposición quedaría darse una vuelta por el casco histórico de la localidad. Del otro lado de la plaza queda la iglesia de San Juan Bautista, levantada entre los siglos XII al XVI, con portada gótica y restos románicos en el interior. La torre que se alza a su lado alberga en su interior una instalación museística. A la plaza del Convento se asoma la fachada renacentista y barroca que enmarcan dos torres de la antigua fortaleza –la de la izquierda fue cárcel de monjes hasta el año 1610-. Metidos en hornacinas quedan los condes y reyes que tuvieron relación con el monasterio. Junto a la Oficina de Turismo queda el Arco de la Estrella, la única puerta del recinto fortificado que ha pervivido, y el arranque de una de las principales calles de la judería. Información: Ayuntamiento de Oña, www.ayuntamientoona.com. Exposición Monacatus, www.edadeshombre2012.com.

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02- A PIE. Todavía huele a nueva la Casa del Parque Natural Montes Obarenes – San Zadornil. Se encuentra ubicada en la antigua vaquería del monasterio y su visita es la mejor manera de hacerse una idea de la enorme riqueza natural que se extiende más allá de las tapias del monasterio y del abultado catálogo de paseos señalizados que se pueden hacer en el entorno. Pero antes, y dado que la exposición se dedica al repaso de lo que la vida monacal lleva implícita, qué mejor que hacerse el paseo señalizado que corre por el interior de las tapias del monasterio de Oña. Desde la misma Casa del Parque arranca la senda circular de la Huerta de San Salvador. Son dos kilómetros y medio de recorrido, que se hacen en unos 45 minutos y que rodean por alto las casi 30 hectáreas que los monjes dedicaban a huertas, viñedos y piscifactoría. En tan vasto espacio causan asombro no sólo las vistas que se ofrecen sobre la localidad y el monasterio, también la talla de las obras llevadas a cabo, como los estanques y canales construidos en 1516 por el abad Diego de Liciniana para encauzar la Ría de Oña. El caudal sigue siendo tan abundante y cristalino como entonces, aunque falten las truchas y anguilas que con dedicación benedictina los monjes criaban para su sustento. El paseo enlaza además dos de las ermitas que se encontraban diseminadas en el interior del recinto. En tan amplio coto había espacio para el trabajo, el recreo de la vista y el recogimiento, así que estas eran usadas tanto para darse a la oración como para guarecerse en caso de chubascos repentinos.

Otra opción para andarines de bota fácil sin mover el coche de Oña es el recorrido por el desfiladero que el Oca abre hacia el norte. La mejor forma de disfrutarlo es buscar, a la salida de Oña, el sendero peatonal que aprovecha parte del trazado de la antigua carretera para colarse por la garganta, disputando su propio espacio a las apreturas por entre las que se abren paso como pueden trenes, coches, río, buitres y peatones. El sendero, obviando lo molesto en algunos tramos del ruido de los camiones, es una auténtica gozada. Sin desniveles, salpicado de asientos, escalerillas y pasarelas de madera brinda una estupenda oportunidad para establecer un contacto más íntimo con el río y la densa vegetación que forra las paredes del cañón. Información: horario de la Casa del Parque, miércoles-domingo, 10- 20.30 horas.
03- LAS CADERECHAS. Tomando la N-232 hacia Burgos enseguida aparece el desvío que lleva hacia Cantabrana. Es decir, la carretera que introduce en el valle de Las Caderechas, una especie de burbuja orográfica aislada del resto de La Bureba y Las Loras por los mismos cantiles que la hacen disfrutar de un microclima especial. Los frutos más alabado de esas condiciones climáticas más suaves y mediterráneas son unas cerezas y manzanas reinetas por las que se pegan en otras regiones de España. No es de extrañar si, además, se sabe que la tradición de su cultivo en este valle aparece ya mencionado en un documento del año 1032 conservado en el monasterio de Oña. Las mismas barreras montañosas que le procuran un clima más feliz que a las tierras del entorno fueron también las causantes de un aislamiento secular que, a la postre, a devenido en una buena conservación de su arquitectura tradicional. Rucandio, Madrid de Caderechas, Herrera, Quintanaopio, Río Quintanilla, Aguas Cándidas y Hozabejas son algunas de las llamativas poblaciones de este valle.INFORMACIÓN: www.caderechas.com.

04- POZA DE LA SAL. El caserón señorial en el que se halla ubicado el Centro de Interpretación de Las Salinas, a la entrada de la población, es en realidad la mansión que Carlos III hizo levantar para que fuera la sede de la Administración de las Reales Salinas. Un negocio tan boyante, el de la sal, que el propio Felipe II lo convirtió en monopolio de la Corona. Poza de la Sal es también la localidad que vio dar por sus calles los primeros pasos al naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, tal como se recuerda en el Espacio Medioambiental dedicado a su memoria. Además de la visita al templo parroquial, es obligado el recorrido a pie por los viejos aterrazamientos en los que se extendía la sal extraída del interior de las minas -hasta 2.000 aterrazamientos entibados llegaron a contarse en estas laderas- así como la subida al castillo que domina la extensa llanada de La Bureba. INFORMACIÓN. Ayuntamiento de Poza de la Sal, tel. 947 30 20 46. Web: www.pozadelasal.es.


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Buenas Javier:
Estoy planificando el viaje anual con mi hijo en bicicleta para el próximo verano y tengo la intención de pasar por el desfiladero de la Horadada y el del río Oca, desde Trespaderne hacia Oña. Me dicen que no se puede recorrer en bicicleta, pero quería preguntarte si el desfiladero del Oca podría hacerse con la bicicleta por el paseo que detallas en tu blog.
Gracias
Cuando yo lo hice, sí que se podía recorrer el desfiladero del Oca entre Oña y el desvío hacia Villanueva de los Montes que es por donde va la senda peatonal. Es mucho más seguro que por la carretera. Este es el folleto: http://www.miespacionatural.es/files/SL%20BU%20107.pdf . Espero haberte ayudado. Saludos.