Murallas y selvas en la Tierra de Pinares
Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
Cuéllar se asoma a un mar de pinares como si en vez de en mitad de la meseta estuviera al borde del Mediterráneo. El espejismo lo rompe el soberbio murallón serrano que se ve al fondo con su rosario de cimas nevadas. Muy cerca, otro espejismo parecido es el que se produce al recorrer la prodigiosa hendidura por la que discurre la Senda de los Pescadores: una selva de aires tropicales que serpentea entre pinares.
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Dicen que el nombre de Cuéllar viene del preindoeuropeo ‘ara’ y la raíz latina ‘collis’ y que junto significa ‘lugar de abundantes colinas’. Si es así, esta vez no tuvieron que esforzarse mucho «los nombradores de sitios». Cuéllar se asoma al borde de la paramera que irrumpe en el norte de la provincia de Segovia prolongándose desde Valladolid para asomarse a una inmensidad boscosa de color verde oscuro. Es el manto de pinares que media entre la localidad y la Sierra de Guadarrama, el soberbio telón de fondo que cierra el horizonte por el sur.
La visita a Cuéllar da -y se queda corta-, al menos, para una jornada completa. De entrada, en el plano que facilita la Oficina de Turismo se detallan hasta 35 puntos monumentales de interés –iglesias, arcos, palacetes, puertas de la muralla, conventos, capillas, calles históricas, lugares pintorescos…- que pueden organizarse, según los intereses o el tiempo disponible de cada cual, hasta en cuatro rutas diferentes. De hecho, si se realiza de manera conjunta la visita guiada y teatralizada al Centro de Interpretación del Mudéjar, instalado en la iglesia de San Martín, y al cercano castillo de los duques de Alburquerque se van dos horas que, aunque al principio parezca mucho, al final saben a poco. La “culpa” es del excelente y divertido montaje teatral que acompaña a quienes visitan el castillo, gracias al cual algunos de los personajes que lo habitaron en el pasado se convierten en perfectos anfitriones, revelan secretos y escenifican episodios acaecidos entre sus muros. También es sobresaliente el espectáculo de luces y sonidos que se brinda en la iglesia de San Martín; una forma estupenda de acercarse a las raíces, el sentido de un arte, el mudéjar, que dejó importantes rastros en toda la comarca y especialmente en Cuéllar.
Y después aún quedan por hacer un montón de cosas. Entre ellas, darse un garbeo por el adarve de los nuevos tramos de muralla que se han rehabilitado, callejear en busca de palacetes, iglesias, conventos y puertas de muralla y disfrutar de rincones tan curiosos como el Parque Arqueológico Medieval, entre la iglesia de San Esteban y la maciza puerta de San Martín. En este parque se pasea entre un puñado de tumbas antropomorfas, un pozo que se destinaba a guardar la nieve caída durante el invierno, y pilas utilizadas para la tintura de telas y prendas. Mucho más de cómo se desarrolló esta industria en Cuéllar lo cuentan en el Museo de las Tenerías.
Senda de los Pescadores
Quien desee rematar la visita a Cuéllar sumergiéndose en uno de los senderos más sorprendentes que pueden recorrerse en este tramo de la meseta central tiene a tiro de piedra -3 km para ser exactos- la Senda de los Pescadores. Si no fuera porque faltan los monos y los gritos de Tarzán parecería que lo que atraviesa esta senda es la selva del Congo y no las riberas del Cega, en plena Tierra de Pinares segoviana. Pero así son las cosas de la naturaleza: a veces dan la sensación de ser una cosa cuando en realidad son otra. Tal es la densidad de la vegetación que ha encontrado hueco en el tajo que el río Cega se marca a su paso por los pinares cuellaranos. Como quien no quiere la cosa, y para susto de quien va desprevenido, el río atraviesa estos bosques de pino pinaster, entre los mayores de Europa, dibujando un pequeño desfiladero que en algunos puntos alcanza los 20 o 30 metros de altura, enmarcado por paredes cortadas a pico. La anchura del carril fluvial puede llegar hasta los 300 metros.
En realidad, la senda podría explicarse también como una especie de oasis en forma de pasillo o, más propiamente, como un bosque de ribera con tal variedad y concentración botánica que al novato se le antojo como un húmedo y frondoso espejismo.
Tal estado de asilvestramiento se explica en parte por las caprichosas arremetidas que el Cega acostumbra en función de lluvias y deshielos, echando en ocasiones abajo las labores de mantenimiento de la senda y embarrándolo todo hasta convertir su tránsito en una especie de prueba de la isla de Supervivientes. Por esa razón es conveniente, antes de echarse a caminar, contactar con la Oficina de Turismo de Cuéllar para sondear si estará apta por el paseo o no.
NO DEJES DE…
Muy cerca de la localidad segoviana de Cantalejo se localiza el espacio natural Lagunas de Cantalejo, una inusitada concentración de charcas y bodones que se abren en medio del suelo arenoso de los pinares. Especialmente si ha llovido y los acuíferos se han recargado, merece la pena recorrer la Senda de las Lagunas, un fácil y ameno paseo que lleva en menos de dos kilómetros desde el observatorio ornitológico de la laguna de Sotillos Bajeros hasta el de Navalayegua.
FICHA PRÁCTICA
Cómo llegar
Hasta Cuéllar se llega desde Segovia en 64 kilómetros por la autovía A-601 en dirección Valladolid
Cuándo ir
La visita a la localidad de Cuéllar resulta atractiva en cualquier momento del año pero el recorrido por la Senda de los Pescadores luce con una increíble paleta de colores en el otoño. En la primavera se muestra plena de vegetación y sorpresas.
Qué ver
Cuéllar. Tiene un impresionante catálogo de rincones y palacetes inventariados en los folletos que facilita la Oficina de Turismo. En cualquier caso, es preciso comenzar por acercarse hasta ella que, además, está ubicada en el castillo (Tel. 921 142 203, 636 997 368). Las visitas teatralizadas del castillo son imprescindibles, más si se viaja con niños. Se realizan todos los fines de semana y festivos excepto en el mes de enero y las fiestas de los Encierros. Otro plato fuerte de la visita a Cuéllar es el Centro de Interpretación del Mudéjar, ubicado en la iglesia de San Martín, una de las mejores muestras de la arquitectura mudéjar de la villa de Cuéllar. En las murallas (www.murallasdecuellar.es) se han acondicionado recientemente dos tramos del adarve, con atractivas vistas de la localidad. Uno entre el castillo y el arco de Santiago y otro entre el arco de San Basilio y la fortaleza ducal. Para acceder a estos tramos es preciso pasar antes por la Oficina de Turismo (www.cuéllar.es). Para el recorrido detallado por el resto de la localidad, repleto de rincones atractivos, iglesias, puertas de muralla y rincones en los que detenerse resulta muy útil la audioguía que puede descargarse desde la web www.cuellar.es. La visita por el casco urbano está organizada en cuatro itinerarios -la ciudadela y San Andrés, la ciudad medieval, los arrabales y el mudéjar cuellarano- que abarcan la totalidad del inventario patrimonial de la localidad. Los encierros de Cuéllar pasan por ser los encierros de toros documentados con mayor antigüedad en España apareciendo mencionados en unas ordenanzas de la villa del año 1546. Al parecer, desde Cuéllar esta tradición fue llevada a Pamplona por braceros del Duque de Alburquerque. Se celebran a finales de agosto. La Senda de los Pescadores. El acceso señalizado al inicio de la senda se localiza a 3 km de Cuéllar por la autovía 601 en dirección a Segovia. Sendero señalizado de pequeño recorrido (PR). Junto al puente Segoviano un panel informativo muestra un croquis con la longitud y trazado de cada uno de los siete tramos en que se divide el recorrido. Se trata de un circuito circular con que en la actualidad tiene habilitados unos 7 kilómetros de longitud, dividido en 4 tramos de unos 2,5 km cada uno en los que existe la posibilidad de acortar el paseo y regresar al punto de partida. Como en cualquier recorrido senderista, es imrpescindible el calzado de montaña y una cierta precaución al transitar por ella. También los pantalones largos que protegen de las picaduras, ortigas y zarzas.