Pingüinos no solo es una cita imprescindible para quienes gustan de estar entre motos y humo. También lo es para quienes disfrutamos haciendo fotografías. A continuación os dejo algunas de las que pude hacer en la edición de Pingüinos 2020. Espero tus comentarios.
Cada año, el segundo fin de semana de Enero Valladolid celebra su particular fiesta de los Pingüinos. Es decir, acoge entre sus calles a la que está considerada como la mayor concentración invernal de motoristas de toda Europa. La pasada edición de 2020, la número 37, contó con la participación de, al menos, los cerca de 34.000 aficionados inscritos. Una cifra a la que hay que sumar los numerosos aficionados que, sin estar necesariamente inscritos en la concentración, llegan a la ciudad con sus motos dispuestos a sumarse por su cuenta al impresionante ambiente motero que impera esos días en Valladolid. Esta concentración está declarada Fiesta de Interés Turístico Regional por la Junta de Castilla y León.
Com puedes imaginar, hay muchas formas de disfrutar de un evento de masas como este. Uno de ellos es, por supuesto, con una cámara de fotos en la mano. El ambiente festivo, lleno de colores -y humo, por supuesto-, deshinibido y cordial de la concentración es una invitación para mezclarse con los aficionados a las motos en busca de personajes, detalles, anécdotas, historias…
Y eso fue lo que hice el pasado sábado, el día fuerte en la programación de Pingüinos. Ese día por la mañana tiene lugar el llamado Desfile de las Banderas que lleva a los participantes hasta los aledaños del Campo Grande de Valladolid. Un momento perfecto para disfrutar haciendo fotos, en el que todo el mundo está encantado de posar o ensimismado con la contemplación de las miles de máquinas aparcadas en torno a la plaza de Zorrilla y la Acera de Recoletos.
El segundo momento perfecto para buscar imágenes que parecen sacadas de las profundidades del infierno es el llamado Desfiles de Antorchas, que da comienzo a las 8 de la noche y que pretende ser un homenaje a los motoristas fallecidos a lo largo del año. El humo de las máquinas (muchas miles) y antorchas envuelven el desfile en una densa nube, altamente tóxica, eso sí, pero con mucho atractivo fotogénico. Estas son algunas de mis capturas.