Castillos, monasterios y vides
© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
El Duero abandona la provincia de Valladolid regando a su paso algunos de los viñedos más famosos de España. Es lo que algunos la llaman «la milla de oro». Tal es la cantidad y relevancia de las bodegas que va dejando atrás. Pero un viaje detenido por sus orillas da también para descubrir algunos de los castillos más legendarios de la provincia y el monasterio en el que tiene su sede la Fundación de las Edades del Hombre.
No es una recomendación, es casi una obligación: este viaje de riberas vitivinícolas y monacales hay que empezarlo por Peñafiel. Si no, resultará imposible sacarle el debido jugo que, al fin y al cabo, no deja de ser el que se exprime a algunos de los viñedos más afamados de España.
Y, claro, hay que hacerlo subiendo hasta su castillo. Por varias razones. La principal es porque en su interior está ubicado el Museo Provincial del Vino, primer paso para poner las cosas en su sitio en esta andadura de vides y bodegas. Y la segunda es porque da mucho gusto asomarse a lo alto de la torre del homenaje y contemplar cuán amplios y prometedores se presentan los horizontes por los que discurrirá el resto del viaje.
Manteniendo intacta su identidad, Peñafiel, plantada entre el Duero y el Duratón, sigue siendo hoy centro neurálgico, impulsor de gran parte de la actividad económica que se origina en todo el oeste de la provincia vallisoletana. Y como si el tiempo sólo pasara para los mortales, su castillo, ahí en lo alto, continúa vigilando, al acecho de cuanto acontece bajo sus dominios: hasta siete valles diferentes se cuentan desde lo alto de sus almenas.
La visita a Peñafiel, una vez cumplido el inexcusable oteo desde lo más alto de sus almenas, tiene que continuar con tiempo suficiente para perderse por las callejas que acaban bajando hasta las orillas mismas del Duratón. Entre los hitos que no deben faltar en el recorrido están: el convento de San Pablo y la capilla de los Manuel, junto a la orilla del río; la iglesia de la San Miguel de Reoyo, del siglo XVI; la de Santa María, de finales del XIV, y su Museo de Arte Sacro; la de Santa Clara, fundada en 1607; la Torre del Reloj, vestigio de la desaparecida iglesia de San Esteban y la plaza del Coso, orgullo de la villa y de características prácticamente únicas en nuestro país. Ah! Y la inolvidable visita a la Casa de la Ribera, propuesta museística teatralizada, ideal para hacer con niños, en la que Tomasa y Mariano nos invitan a un recorrido por el interior de su viejo caserón del siglo XVI.
Seis kilómetros separan esta localidad de la de Curiel de Duero. Una pequeña población que -será por castillos…- resulta que tiene dos: uno a la entrada, en alto sobre un cerro rocoso lleno de cárcavas blanquecinas y ajustado al perímetro de la montaña, renacido casi de la nada para acabar convertido en moderno hotel. Se dice que es (o era) la fortaleza más antigua de la provincia levantado, posiblemente, sobre una fortificación del tiempo de los romanos. La otra fortaleza es un castillo-palacio, a un costado de la población, sin nada que ver por dentro. Sí merece la pena, en cambio, un vistazo al interior del museo Escuela del ayer, detallada reproducción de cómo eran las antiguas escuelas de pueblo a comienzos del siglo XX. También merecen atención su Museo de aperos, el viejo rollo jurisdiccional o su iglesia de Santa María.
La VA-101, primero, acerca hasta Pesquera de Duero, emblemático pueblo de la Ribera del Duero vallisoletana cuyo nombre ha adquirido fama internacional gracias a la relevancia que han alcanzado en las últimas décadas bodegas como las de Emilio Moro o Alejandro Fernández.
Justo a la entrada de esta localidad surge, por la derecha, la carretera que en tres kilómetros alcanza uno de los pueblos más pequeños de la provincia, Roturas. Con apenas 4 o 5 habitantes en invierno y aúpada sobre la ladera de los páramos cirundantes, desde la parte superior de su iglesia ofrece unas bellas vistas del valle del Duero. Conserva también buenas muestras de arquitectura tradicional popular, algunas bodegas excavadas en las laderas del páramo y un estupendo museo de la Escuela, ubicado en el interior del Ayuntamiento, en el que se exponen utensilios y mobiliarios escolares que estuvieron en uso en la primera mitad del siglo XX. Su casa rural, Vega Duero, auténtica casa de pueblo con todo el sabor de lo traidicional y las comodidades que requiere un viajero actual, es una estupenda opción para disfrutar de la tranquilidad que ofrece este apartado de rincón de la Ribera.
A 20 kilómetros de Pesquera de Duero en dirección a Valladolid se localiza la localidad de Valbuena. Y echamos pie a tierra aquí para marcarnos un paseo lleno de sombras y cantos de pájaro junto al río por excelencia del corazón de Castilla: el Duero. Entre esta localidad y la de San Bernardo median cuatro tranquilos kilómetros de agradable caminata señalizada -y otros cuatro de vuelta, claro- que tienen como colofón la visita al monasterio de Santa María de Valbuena, en la actualidad sede de la Fundación de las Edades del Hombre. El camino no tiene dificultad ni pérdida y la visita al monasterio pone al tanto de la historia de esta importante fundación cisterciense del siglo XII a cuyos monjes se atribuyen las primeras vides plantadas en estas tierras. Quien disponga de más tiempo y curiosidad por las cosas del vino y sus menesteres tiene a tiro de piedra del monasterio, en las instalaciones de la bodega Emina, el Centro de Interpretación del Vino y el Duero (tel. 902 430 170).
QUÉ MÁS
VISITAR BODEGAS
Son decenas las bodegas que pueden visitarse en el entorno de las localidades de Peñafiel y Pesquera de Duero, algunas de ellas de gran prestigio internacional, como Protos, la bodega más visitada de la Ribera del Duero. No es de extrañar, no solo los amantes del vino tienen en ella una cita obligada, también quienes disfrutan con la arquitectura de vanguardia. La estructura diseñada por Richard Roger para cubrir la parte externa de la bodega luce espectacular a los pies del castillo de Peñafiel. Otras bodegas visitables en este entorno son las de Legaris, Emilio Moro, Emina, Pago de Carraovejas, Pinna Fidelis, Comenge, Arzuaga, Matarromera, Villacreces… La mejor forma de recopilar información sobre precios y contactos es a través de la Oficina de Turismo de Peñafiel (Plaza del Coso, s/n, tel. 983 881 526, www.turismopenafiel.com).
Cuándo ir
El inicio del otoño, momento de la vendimia, además de ofrecer un paisaje y una ribera llena de colores, brinda la oportunidad de visitar las bodegas de la zona en su momento de mayor actividad.
Qué ver
Peñafiel. El Museo Provincial del Vino está ubicado en el interior del castillo de Peñafiel. Su recorrido es un paseo por la historia y la cultura del vino, las técnicas de producción y su elaboración (Tel. 983 88 11 99. Web: www.museodelvinodevalladolid.es). Plaza del Coso. Original corro de casas en cuyo recinto siguen realizándose los festejos taurinos desde época medieval. En ella se ubica la Oficina de Turismo. Iglesia de Santa Clara. La buena noticia es que luce una espectacular cúpula dorada con yeserías. La mala es que se puede visitar en época estival sólo los domingos en horas previas al culto. Convento de San Pablo. Antiguo alcázar donde don Juan Manuel creara su obra. Fusiona sin problemas un refinado mudéjar con un recargado barroco. Su capilla funeraria de don Juan Manuel de Villena, de estilo plateresco, es una pieza sobresaliente del Renacimiento español. Solo se visita en grupos desde la Oficina de Turismo. Templo de Santa María. Es la sede del Museo de Arte Sacro, en el que se reúnen piezas de arte de las parroquias del entorno. Sobresale su colección de cruces procesionales. (Tel. 983 88 15 26). Iglesia de San Miguel. Estilo herreriano. Destaca su barroco retablo mayor y su buen órgano. Solo en horario de culto. Casa Museo de la Ribera. Caserón del siglo XVI que se muestra mediante atractivas visitas teatralizadas (Tel. 983 88 15 26). Aula de Arqueología. En la plaza del Coso 31-32. Muestra los rastros de la ciudad prerromana de Pintia, cuyo yacimiento puede visitarse en las proximidades de la localidad de Padilla de Duero (Tel. 983 88 15 26). Torre del Reloj. Único resto de la iglesia de San Esteban.
Curiel de Duero. Escuela del Ayer. Reconstrucción de un aula rural de principios del siglo XX (Tel. + 34 983 880 088 ). Museo Etnográfico. Recopilación de instrumentos y herramientas de antiguos oficios (tel. 983 880 014).
Roturas. Buenas vistas del valle del Duero y muestras de arquitectura tradicional realizada con barro y madera. Bodegas excavadas en las laderas del páramo. Iglesia de San Esteban, siglo XVI.
Pesquera de Duero. Ofrece una hermosa perspectiva del conocido como barrio de las bodegas, horadadas sobre la ladera de un pequeño cerro. La localidad cuenta con una plaza Mayor porticada a la que se accede por un arco.Sus principales edificios son la iglesia de San Juan Bautista y las ermitas del Humilladero y Nuestra Señora de Rubialejos.
San Bernardo. Monasterio de Santa María de Valbuena. Es la sede de la Fundación Las Edades del Hombre. Fue fundado en 1143 por doña Estefanía Armengol, nieta del conde Ansúrez. Su visita permite recorrer la iglesia y las principales dependencias del monasterio, donde se encuentran montadas algunas exposiciones, además del claustro. Sobresalen la sala de Trabajos y la capilla de San Pedro, en la que destacan sus frescos. (Tel. 983 683 159). Centro Vitivinícola Emina. Instalaciones pertenecientes a esta bodega pensadas para acercar al visitante todos los aspectos que rodean el vino de la Ribera del Duero, su historia, su arte y su cultura (tel. 902 430 170).
Padilla de Duero. Yacimiento vacceo de Pintia. Junto a esta localidad y a orillas del Duero se localizan los restos de la que fuera una de las mayores poblaciones vacceas de la cuenca del Duero entre los siglos V y I a.C., una populosa población en la que se calcula que llegaron a vivir entre 5.000 y 6.000 personas. Su gran extensión, unas 125 hectáreas, son el resultado de un largo proceso evolutivo de más de 1.000 años de ocupación y diferentes etapas poblacionales que incluyen, además, la colonización romana o la utilización visigoda del enclave.
Dónde dormir
Casa rural Vega del Duero. Se localiza en el interior del casco urbano de Roturas, uno de los pueblos con menos habitantes de toda la provincia de Valladolid. Este caserón, con jardín, barbacoa y chimenea, es por sí mismo una buena muestra de la arquitectura tradicional de la zona. De hecho, se trata de un edificio tradicional rehabilitado utilizando los mismos materiales con los que fue construido. Gran encanto en la decoración y todas las comodidades que requiere un viajero de hoy.
Mil gracias¡¡¡ me ha encantado el post estamos planeando un fin de semana en breve por alli