Cuatro rincones del Cerrato palentino

Alba de Cerrato. El Cerrato Castellano. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
Alba de Cerrato. El Cerrato Castellano. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
Entre los muchos lugares interesantes que atesora, propongo en este reportaje cuatro que, en cualquier caso, no deberían faltar en un viaje por el Cerrato palentino: Baltanás, Palenzuela, Baños de Cerrato y Dueñas. ¡Buena ruta!

Bodegas, monasterios, iglesias y museos en un viaje por esta comarca castellana

© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO

Este sí que es uno de esos territorios que describió Delibes con tanto acierto y sensibilidad: horizontes alomados, con su «cadena de tesos mondos como calaveras» y sus hileras de chopos y almendros junto a los arroyos, apuntando al cielo como paraguas cerrados. Son esas mismas laderas sobre las que el Nini, el protagonista de su novela «Las ratas», veía el rebrillo intermitente de los yesos como si el sol lanzara mensajes de misterio en clave. Y arriba, sobre la superficie plana de los páramos, los bosquetes de encina hacia los que corrían los animales del valle para escapar de las artes -malas- del alimañero.

Basílica visigoda de San Juan de Baños. Baños de Cerrato. Palencia. El Cerrato Castellano. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
Basílica visigoda de San Juan de Baños. Baños de Cerrato. Palencia. El Cerrato Castellano. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego

Es, sin duda, un territorio con personalidad propia a pesar de que, a menudo, sus formas y su forma de ser se identifican, lisa y llanamente, con la de la más pura esencia del paisaje y sentimiento castellano. Para muchos, mirar y recorrer los caminos y los pueblos del territorio cerrateño es, sencillamente, recorrer Castilla. La más tópica Castilla de pueblos de adobe y piedra caliza, llanuras cerealistas, laderas relamidas, tesos, castillos desdentados y templos como catedrales. Y, aunque desde luego algo de eso tiene, no basta para completar su mejor fotografía. En este viaje por algunos de los rincones que no deberíamos perdernos en una escapada por el Cerrato palentino vamos encontrar, seguro,  muchas más cosas.

01- BALTANÁS. Es, desde finales del siglo XV, la capital del Cerrato, no solo del palentino. De todo él. En este punto conviene recordar que el Cerrato es una extensa comarca de 3.200 km cuadrados y que incluye 83 pueblos de las provincias de Palencia, Valladolid y Burgos, si bien la parte palentina es la mayor en extensión y poblaciones. Convertir a Baltanás en capital del Cerrato fue la manera que los Reyes Católicos encontraron para castigar a Palenzuela, anterior  población en desempeñar ese papel, por el apoyo que dio esta localidad «al bando equivocado» en la Guerra de Sucesión.

Pero si conviene empezar por aquí cualquier deambular por este territorio se debe a que la visita al Museo del Cerrato (Web: museodelcerrato.com. Tels. 645 681 551/ 672 145 930) aporta un montón de información. Y sirve también para tomar conciencia de que, como ya advertimos, todo él es mucho más que un conjunto de parameras y trigales. El paseo por sus salas ayuda a descubrir cuáles son de verdad sus rasgos esenciales, el por qué de su arquitectura popular, los pueblos que lo conforman, su recorrido histórico, incluso el olor de sus repliegues en cada una de las estaciones del año. El museo ocupa un doble espacio arquitectónico protagonizado por el antiguo palacio-hospital de Santo Tomás de Villanueva, del que se conserva gran parte de su antigua estructura y, en especial, un bello y atípico por estas tierras patio interior barroco columnado. Alberga también un pequeño museo de arte sacro y una interesante pinacoteca con obras de pintores de los siglos XIX y XX que tienen o han tenido relación con el Cerrato y sus horizontes.

Fachada del palacio-hospital de Santo Tomás de Villanueva en el que se ubica el Museo del Cerrato. Localidad de Baltanás. Palencia. El Cerrato Castellano. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
Fachada del palacio-hospital de Santo Tomás de Villanueva en el que se ubica el Museo del Cerrato. Localidad de Baltanás. Palencia. El Cerrato Castellano. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego

Pero El Cerrato es también tierra de bodegas excavadas y viviendas rupestres. Y Baltanás atesora una buena muestra de las primeras, casi 400 en su barrio del Castillo. Excelente mirador de las llanuras circundantes y perfecta lanzadera para acercarse hasta la iglesia de San Millán, imponente como catedral y bien servida de retablos barrocos, obras de arte y soberbio órgano.

02- PALENZUELA. Quien desempeñara el papel de Cabeza de la Merindad del Cerrato Castellano con anterioridad a Baltanás, es una de las localidades con mayor trayectoria histórica de todo este territorio. Su solar, que se extiende por el triángulo privilegiado que acotan los ríos Arlanza y Arlanzón, fue asentamiento de la ciudad celtíbero-romana de Pallantia y, posteriormente, también visigoda. Y no es de extrañar que desde tan antiguo haya habido pueblos empeñados en quedarse a vivir justo aquí. Basta acercarse hasta la esquina en la que despuntan las ruinas de su castillo para que a cualquiera le entren ganas de no moverse del sitio. Bueno, no a todos. Precisamente, quienes habitaron como penados este bastión seguro que prefirieron haber estado lo más lejos posible: durante un tiempo fue prisión reservada para grandes delitos y delitos políticos. Otras ruinas memorables -góticas, para más señas- de esta «Muy Noble y Leal Villa» son las de la iglesia de Santa Eulalia. Monumental es como luce la de San Juan, con impresionantes retablos en su interior. Pero en la actualidad, uno de los mayores orgullos de la localidad es su Museo de Palenzuela (web: museo.palenzuela.org. Tels. 656 948 739 / 685 339 279), ubicado en la Torre del Reloj del Ayuntamiento. En realidad, se trata de los restos de una de las puertas del segundo recinto murado de la villa posiblemente del siglo XIV. El caso es que en su interior se hace un notable repaso a ese largo legado histórico del que destaca, por la importancia que tuvo en su momento, el hallazgo en las vegas del Arlanza del mayor tesoro numismático de época celtíbera de toda España.

Restos del castillo de Palenzuela, otra de las localidades en las que recaló la reina Juana I de Castilla mientras llevaba el cadáver de su esposo. Ribera del Arlanza. Sobre el suelo, la sombra de otro de los torreones. Comarca del Cerrato. Palencia. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
Restos del castillo de Palenzuela. Comarca del Cerrato. Palencia. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego

03-BAÑOS DE CERRATO. Una de las paradas imprescindibles de cualquier deambular por El Cerrato es la basílica visigótica de San Juan de Baños (Ayuntamiento, tel. 979 770 813). Se levantó y consagró por iniciativa del rey visigodo Recesvinto en el siglo VII, dicen que en agradecimiento a la curación de sus males tras beber de sus aguas, con los restos de un gran templo romano que debió de existir en las proximidades del actual manantial. Los romanos, además de beberla, ya la usaban para sus baños y así quedó fijado al topónimo para siempre. Esta hermosa iglesia está considerada la más antigua de España.

Basílica visigoda de San Juan de Baños. Baños de Cerrato. Palencia. El Cerrato Castellano. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
Basílica visigoda de San Juan de Baños. Baños de Cerrato. Palencia. El Cerrato Castellano. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego

04- DUEÑAS. De agua, vino y poso histórico esta ciudad palentina puede presumir más que cualquiera. El agua le viene por partida triple: las del Carrión que se vuelcan en las del Pisuerga al llegar a Dueñas y las del Canal de Castilla que llevan ya también, a su paso por la localidad, parte mezclada de ambas. Del vino, mejor que hablar, es darse un garbeo por el cerro del Castillo (o barrio de las Bodegas), cuajado de bodegas de las de antes y, mucho mejor aún, apuntarse a alguna de las visitas guiadas y catas de la bodega-museo de Remigio Salas (tel. 979 980 056/ 625 728 589). Y en cuanto a lo histórico, valga destacar -de entre lo mucho destacable- la especial querencia de unos Reyes Católicos que aquí se refugiaron tras su matrimonio; aquí dieron a luz a su primogénita Isabel y aquí volvió el rey Fernando a casarse tras enviudar. El listado de cosas que ver es largo: desde la única puerta que queda de su muralla -el Ojo de la Virgen de los Remedios-, a la esclusa 38 del Canal de Castilla, la Casa de Napoleón, los soportales de la plaza de España, el antiguo Convento de San Agustín, la ermita del Cristo, el Hospital de Santiago y, sobre todo, la monumental iglesia de Santa María de la Asunción, con un espectacular retablo mayor, obra magistral del siglo XVI. Pero también con tesoros tales como la sepultura de los Buendía y los Enríquez o el magnífico Ecce Homo del Museo Parroquial (Oficina de Turismo de Dueñas: tel. 979 780 798. Web: turismoduenas.info).

Retablo mayor, obra magistral del siglo XVI. Iglesia de Santa María de la Asunción. Dueñas. Palencia. El Cerrato Castellano. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego
Retablo mayor, obra magistral del siglo XVI. Iglesia de Santa María de la Asunción. Dueñas. Palencia. El Cerrato Castellano. Castilla y León. España © Javier Prieto Gallego

Muy cerca de la localidad queda el monasterio cisterciense de San Isidro de Dueñas (Tel. 979 77 07 01. Web: abadiasanisidro.es). Conocido también como de La Trapa, antaño fue popular por su vinculación a la fabricación de chocolates. Nada más parecido a un oasis que este viejo monasterio trapense, cercado por la modernidad en forma de gruesa autovía y frecuentada vía de tren. Mucho más cuando al caer la tarde (en invierno, 20,15 horas) las celebraciones cantadas en gregoriano por los monjes (Oficio de Completas con el bello canto a la Virgen «Salve cisterciense»), llevan en volandas el ánimo de los presentes hasta una lejana Edad Media de forma mucho más eficiente a como lo haría cualquier máquina del tiempo.

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