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Verdes prados y señoriales caseríos perfilan una de las comarcas más hermosas de la Navarra atlántica
© Texto y fotos: JAVIER PRIETO GALLEGO
El valle navarro de Baztán ha sido dibujado mil y una veces con los mismos pinceles idílicos con los que se pinta un paraíso rural: verdes praderías sobre las que pastan distantes e indiferentes parejas de vaquitas; bosques de haya y roble poblando las laderas de unas montañas viejas, aunque de alturas notables; caseríos dispersos, construcciones viejas pero firmes, de fachadas blancas, piedra fuerte y teja roja creando ritmos invisibles sobre el tapete siempre verde de las praderas; rebaños de ovejas latxas que aparecen y desaparecen por entre las manchas boscosas sin dejar rastro, tranquilas, sin levantar nunca la cabeza del suelo que mastican; hombres duros y mujeres fuertes que laboran sus terruños bajo la lluvia o el sol… Tal vez pinceladas tópicas de un cuadro costumbrista mil veces contemplado. Y sin embargo certeras.
El Baztán es un extenso valle del Pirineo occidental navarro. Regado por el río Baztán, que más abajo pasa a llamarse Bidasoa, y conformado por otros pequeños valles, define sus 364 km2 entre los macizos de Quinto Real, por el este, y el de Cinco Villas, por el oeste, con entrada y salida a través de los puertos de Velate, al sur, y de Otsondo, al norte, hacia Francia. Además de valle, Baztán es el término municipal más extenso de Navarra, y en él se agrupan hasta quince núcleos de población diferentes bajo el régimen administrativo conocido como ‘universidad’. Es ésta una de sus muchas peculiaridades. La ‘universidad’ es la forma de organización más antigua que existe hoy en Navarra. Gracias a ella, y a la Junta General que la rige, más del 80% del territorio -incluyendo bosques, prados y helechales- son de propiedad y disfrute comunal.
Esta antigua costumbre administrativa dice también del pasado noble e hidalgo del que presume el valle, y que se remonta al siglo XV, momento en el que todos los baztaneses son expresamente reconocidos como hidalgos por el Príncipe de Viana, excepción hecha de los marginados ‘agotes’, uno de los pueblos ‘malditos’ de la península Ibérica, y del pueblo de Maya. Desde entonces esta hidalguía quedó exhibida por el escudo de armas que representa un tablero de ajedrez, y que aparece enseñoreando las fachadas de las casas de todo el valle.
Reflejo también de la alta estima en la que se tuvo siempre a los oriundos del valle es la abrumadora presencia histórica de baztaneses en las altas esferas del ejército, especialmente en la Marina; la iglesia, sobre todo el siglo XVII, como priores, obispos, canónigos, abades; la Casa Real, como virreyes en las Indias, ministros, consejeros de Hacienda, diplomáticos o secretarios de Reyes, en especial a lo largo del reinado de Felipe V.
La enorme riqueza arquitectónica derivada de esta consideración social, que se percibe en cada pueblo, en cada rincón, vino a reforzarse también por el regreso al valle de muchos indianos, que sembraron el paisaje de palacetes y magníficas casonas de piedra. De entre todo este conjunto destaca la casa-torre de Jaureguizarrea, en Arraioz, la más antigua de todo Baztán. También el palacio de los Ursúa, en Arizkun; la casa de los Gastón -en la plaza de la Duquesa de Goineche-, en Irurita; el palacio de Jarola, en Elbete; o el palacio de Arizkunenea, en Elizondo.
Los aires distinguidos y refinados, más propios del romanticismo, pueden saborearse también en el Señorío de Bértiz, pequeño paraíso artificial creado a finales del siglo XIX por Pedro Ciga. Este abogado romántico reunió en la finca un buen número de especies, muchas de ellas exóticas, conformando un hermoso jardín donde no faltan fuentes, estanques, miradores y palacetes. El Jardín está a su vez rodeado por un valioso bosque de hayas, robles y castaños, que puede recorrerse a pie bicicleta o caballo.
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EN MARCHA. Al valle de Baztán puede llegarse, desde Pamplona, por los túneles del puerto de Belate.
QUÉ VER. Todas y cada una de las poblaciones del valle guardan rincones interesantes en los que detenerse por unas u otras razones. Destacan especialmente: Arizkun, pueblo de gran encanto del que sobresale su convento de Nuestra Señora de los Ángeles; el mirador del Baztán, balcón natural cerca de Ziga, entre Irurita y Arraiotz.
INFORMACIÓN. Oficina de turismo del parque natural del Señorío de Bértiz: 948 59 24 21. Oficina de turismo de Baztán.
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DÓNDE DORMIR
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