Filigranas en el páramo
Grandes monumentos del gótico burgalés entre el Arlanza y el Arlanzón
© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
Una muralla de asombros es lo que forma la carretera que une las localidades de Pampliega, Santa María del Campo, Mahamud y Villahoz, apenas 20 kilómetros que enlazan las orillas del Arlanzón, por un lado, y el Arlanza, por el otro, dejando en el camino algunos de los monumentos más asombrosos del gótico burgalés, iglesias que despuntan sobre los campos de Muñó como catedrales señeras, tan desproporcionadas hoy en relación a los pueblos que las arropan como principales lo fueron en el pasado.
PAMPLIEGA
Pampliega tiene dos paradas imprescindibles: una en la orilla derecha del Arlanzón, al pie de su puente medieval; la otra, junto a la puerta de su iglesia de San Pedro. La primera sirve para deleitarse con la compostura de una población armoniosa, apiñada en torno a un cerro del que sobresale, como pasa en las otras poblaciones, su magnifico templo. La segunda brinda la oportunidad de echar la vista lejos, tras los devaneos de un río Arlanzón que corre hacia el sur camino de juntarse con el Arlanzón unos kilómetros más abajo. Este templo data de principios del XVI y es obra del maestro burgalés Juan de Vallejo, que se aplicó en erigir un edificio formidable aplicando en él algunas de las pautas renacentistas de los nuevos tiempos. No menos formidable es el retablo mayor realizado por Domingo de Amberes entre los años 1552 y 1558, uno más de los que este artista pergeñó en ese tiempo y en esta zona, como se verá al llegar a Mahamud. El de Pampliega está dedicado a san Pedro y en él destacan las figuras de san Pedro ex cátedra, la Asunción y el Calvario.
Un monumento en la parte baja del pueblo recuerda la muerte en esta localidad del rey godo Wamba, en el año 688, a donde había llegado para retirarse en el desaparecido monasterio de San Vicente, tras sufrir la rebelión de algunos de sus nobles.
SANTA MARÍA DEL CAMPO
Si Pampliega conserva el recuerdo del rey Wamba, Santa María del Campo no olvida los suspiros desgarradores de la reina Juana I de Castilla, la Loca, que en su iglesia aguardó el encuentro con su padre, Fernando el Católico, mientras que en el pueblo de al lado, Mahamud, tenía lugar la imposición del capelo cardenalicio, en septiembre de 1507, a fray Francisco Jiménez de Cisneros.
La reina llegó a Santa María en el macabro peregrinaje que la arrastró por lo páramos de Burgos y Palencia durante casi un año, mientras acompañaba el cadáver embalsamado de Felipe el Hermoso en un intento vano de consolar su alma atormentada. Los celos de aquella reina enamorada forjaron la imagen de una comitiva fúnebre que se ponía en marcha al caer la noche, iluminada por hachones, y evitaba en lo posible acercarse a poblaciones importantes para que mujer alguna tuviera la osadía, o la curiosidad malsana, de asomarse siquiera a contemplar el rostro amortajado de su amor. Y en Santa María estaba, velando siempre el cuerpo de su esposo, mientras esperaba, en la Casa del Cordón, que llegara su padre Fernando el Católico para rogarle con todas sus fuerzas que la apartara de la tortura que para ella suponía la tarea de reinar. La torre de esta ex colegiata es una obra señera del Renacimiento español realizada por Diego de Siloé y Juan de Salas.
MAHAMUD
Mientras la reina doliente aguantaba su locura en Santa María, la vecina Mahamud, a tiro de piedra, estallaba en júbilos con los fastos que rodearon el nombramiento del cardenal. La iglesia de San Miguel acusa el paso de los siglos y no oculta cicatrices y remiendos, pero aún así evidencia una monumentalidad que no hace ascos a sus vecinas. De ella sobresale su brillante retablo mayor, una realización excepcional del retablista Domingo de Amberes, quien asumió el encargo en mayo de 1566.
VILLAHOZ
Muy cerca ya de las orillas del Arlanza aguarda Villahoz, un Conjunto Histórico con varios puntos de interés de entre los que destaca, por su apabullante monumentalidad, la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVI.
El paseo por el casco urbano está plagado de armoniosos ejemplos de una arquitectura tradicional que brilla con especial intensidad en el cercano cerro horadado por decenas de bodegas subterráneas, muestra, a su vez, de la importancia que tuvo el cultivo de la vid y la conservación del vino en otros tiempos. En general, estas bodegas se destinaban a elaborar y guardar el vino para el consumo propio. Muchas de ellas conservan en su interior los lagares en los que se prensaba, con su enorme viga, el torno, la piedra y la pileta.
Notables evidencias de sus defensas medievales son los dos arcos, uno a cada extremo de la calle Real, que franqueaban el paso a la muralla que, en su momento, rodeó por completo la población. Parte de aquella traza se rastrea en la calles de las Pilas y las Cabas. Esta última configurada en uno de sus fosos defensivos abierto en la zona más baja y vulnerable de la localidad.
El templo, por su parte, es un enorme edificio de porte catedralicio y un estilo renacentista superpuesto, mediante las oportunas reformas, al gótico del templo que le sirve de base.
Otro elemento destacable es el elegante rollo jurisdiccional realizado hacia el año 1500.
EN MARCHA. Pampliega se encuentra a 27 kilómetros de Burgos por la A-62 tomada hacia Valladolid. Desde esta localidad la BU-101 recorre la comarca del Campo de Muñó enlazando las localidades de Pampliega, Santa María del Campo, Mahamud y Villahoz.
UN PASEO. Desde Mahamud arranca el paseo señalizado circular bautizado como Sendero del Campo de Muñó (PRC-BU-117) que permite conocer los perfiles propios de esta comarca burgalesa. En el inicio, ubicado al comienzo del camino de tierra de Mahamud a Presencio, existe un panel informativo con el plano del recorrido. Tiene una longitud de 13,7 km con muy pocos desniveles y está bien señalizado en los desvíos. Todo él discurre por caminos agrícolas que se pueden recorrer en bicicleta.
Muchas gracias, otro aviso apenas cito a Santa María del Campo, iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, espero el reportaje. Gracias y un saludo
La torre es obra de Diego de Siloé, no Juán, se firma la obra en diciembre de 1527. Me extraña que siendo la iglesia que más patrimonio tiene la menciones tan poco.
Un cordial saludo
Tere
Gracias, Tere. Tienes razón. He mezclado a Diego de Siloé con Juan de Salas y me ha salido Juan de Siloé… Bueno, ya lo he cambiado. Gracias por fijarte y avisar. Y, por otro lado, también tienes toda la razón del mundo en cuanto a que apenas cito a Santa María de la Asunción. Pero aquí solo pretendía hacer un apunte de la ruta. No creo que tarde en escribir un reportaje hablando solo de Santa María del Campo. Saludos.
El claustro de la mencionada y mal promocionada iglesia, que debería ser catedral, debe ser acojonante