Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
Benavente es punto de confluencia de ríos y de caminos. Vamos, una especie de imán que atrae por igual a peregrinos, corrientes de agua o grandes momentos de la Historia. Para nosotros será el punto de arranque de un viaje de castillo a castillo siguiendo los pasos de la poderosa saga nobiliaria de los Pimentel. Un viaje por un pasado tan remoto que alcanza hasta un largo puñado de tumbas levantadas con esfuerzo de titanes hace más de 5.000 años.
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Y por eso empezamos desde lo alto de la ciudad de Benavente. Porque ahí se levantaba el castillo que los Pimentel, tras recibir la villa de manos del rey Enrique III en 1398, convirtieron en cabeza de su condado. Tras el incendio y saqueo de las tropas napoleónicas durante la Guerra de Independencia, de aquella magnífica fortaleza palaciega únicamente sobrevive la original y poderosa Torre del Caracol en torno a la cual se acondicionó, en su momento, el actual Parador de Turismo. Además de las vistas que regala el espacio ajardinado que lo rodea, también merece la pena entrar en el Parador para contemplar el artesonado mudéjar que cubre el techo del piso superior de la torre.
Desde ahí, el paseo a pie por esta ajetreada urbe debería conducir hasta el pequeño cogollo monumental (y peatonal) en el que se localiza, en primer lugar, la iglesia de Santa María del Azogue, joya románica de la que lo más valioso son su cabecera de cinco ábsides y sus puertas románicas. De camino hacia la plaza Mayor, en el inicio de la calle de la Rúa se abre el corro al que se asoma la fachada del Teatro Reina Sofía, de 1928. Junto a la plaza Mayor queda la plazuela de San Juan y, en ella, la iglesia de San Juan del Mercado, de líneas románicas más puras que la anterior. Su portada más destacada es la del Mediodía, con una rica iconografía relacionada con el nacimiento de Jesús.
El abanico de valles y corrientes de agua que vienen a confluir en torno a Benavente ya configuraban en el pasado un territorio lo suficientemente atractivo como para que convertirse en asentamiento importantes poblaciones indígenas hace más de 5.000 años. El viaje por sus principales enclaves es también un viaje a través del tiempo, desde el Neolítico a la Edad del Hierro, la época Astur y la llegada de los romanos, que transformó para siempre las formas de vida y el paisaje de estos valles.
La primera parada la hacemos en Manganeses de la Polvorosa. En su aula de arqueología se muestran algunas piezas y, sobre todo, se ponen de relieve los trabajos realizados en el yacimiento de La Corona-El Pesadero, un importante asentamiento iniciado en el siglo VII a. de C., buena parte del cual yace ahora bajo la autovía A-52.
En la entrada del pueblo de Arrabalde sorprende, por su aspecto de poblado hobbit, el interesante el barrio de bodegas tradicionales. Arrabalde suena en arqueología por dar nombre a un importante tesoro descubierto, semienterrado, en el castro de Las Labradas. Su aula de arqueología alberga una interesante recreación sobre la vida en este poblado fortificado. El castro, a unos 3 km del pueblo y al que se llega a través de pistas de tierra, se ubicó en una meseta de vistas infinitas explanada en lo más alto de la Sierra de Carpurias. A la salida del pueblo también se visita el dolmen de Casetón de los Moros.
Un poco antes de llegar a Santibáñez de Vidriales se ve junto a la carretera la reconstrucción de un tramo de muralla y alguna de las torres que señalan la ubicación del campamento romano de Petavonium. Ese lugar concreto, de gran importancia estratégica en la guerra de conquista del noroeste peninsular, fue el escogido por la Legio X Gemina para asentarse a finales del siglo I a. de C. y más tarde por el Ala II Flavia, destacamento de caballería alrededor del cual se irían configurando poblaciones estables. Así se se explica, con todo lujo de detalles y entretenidas sorpresas, en el Centro de Interpretación de los Campamentos Romanos, en Santibáñez de Vidriales.
El siguiente alto en busca de monumentos megalíticos hay que hacerlo en Granucillo, donde se localizan los dólmenes de San Adrián, junto a la ermita del mismo nombre, y el de Las Peñezuelas, en la salida hacia Grijalba de Vidriales.
Ya en las orillas del Tera, la bellísima iglesia de Santa Marta sorprende, por fuera, en la portada sur, con la que está considerada la representación más antigua de un Santiago peregrino en la Península, y en el interior si es momento, con el fenómeno de la luz equinoccial, el rayo de luz que penetra en el templo a primera hora de la mañana para iluminar con total precisión dos veces en el año el capitel en el que se representa la Ascensión del Alma hacia los cielos.
En Camarzana de Tera, unos pocos kilómetros hacia poniente, siguiendo las mismas huellas que van dejando los peregrinos en su viaje hacia Santiago por el Camino de Fonseca o Sanabrés, lo que sorprende es encontrarse los restos de una villa romana bajoimperial en mitad del pueblo y al pie de la carretera. La construcción de esta última a mediados del siglo XIX fue la que sacó a luz los restos de una inmensa mansión cuyo acondicionamiento público permite mediante una red de pasarelas observar desde lo alto algunos de los mosaicos que adornaban sus suelos.
De nuevo sorpresa es la palabra que mejor define la contemplación de la torre de la iglesia de Mombuey. La culpa es tanto de sus peculiares formas tardorrománicas de aspecto defensivo como del catálogo de figuras que la adornan. Entre ellas destaca, en el tercer cuerpo, la cabeza sobresaliente de un buey en lo que parece una alusión al topónimo de la localidad.
Por último, el viaje recala en Puebla de Sanabria, hermosa localidad del oeste zamorano cuyo excelente estado de conservación del casco urbano tradicional le ha valido su inclusión dentro del club de Pueblos Más Bonitos de España. Un casco urbano que requiere de un detenido paseo a pie para apreciar como se merece la hechura de sus casas, con abundancia de balcones de madera y tejados de pizarra, mientras se asciende al cogollo monumental que, en lo más alto de la Puebla, se arremolina entorno al castillo, construido a mediados del siglo XV por IV Condes de Benavente, y la iglesia de Nuestra Señora del Azogue.
NO DEJES DE… VISITAR EL CASTILLO DE PUEBLA DE SANABRIA. No solo porque es donde está instalada la Oficina de Turismo y mejor pueden orientar tus pasos para aprovechar la visita a la localidad. Sobre todo porque el excelente estado de conservación de la fortaleza permite un paseo de inmersión por la Edad Media que incluye, también, un recorrido expositivo tanto sobre la saga de los Pimentel como sobre la localidad y su entorno. El castillo está formado por un recinto amurallado y una sólida torre central totalmente independiente conocida como El Macho. En ella se ubica el Centro de las Fortificaciones, con unas magníficas vistas desde sus almenas. Entrada 3 €.
El otoño ofrece unos magníficos paisajes de coloridas pinceladas en este viaje por las vegas de los ríos Órbigo, Eria y Tera.
QUÉ VER
BENAVENTE. Sus dos monumentos más destacados son la iglesia de Santa María del Azogue y la iglesia de San Juan del Mercado. Pero también merecen atención el Hospital de la Piedad, con un bonito patio de planta cuadrada, y la Torre del Caracol, que en la actualidad forma parte del Parador de Turismo. La bóveda de su piso superior se cubre con una espectacular techumbre mudéjar procedente de un desaparecido convento.
ROSINOS DE VIDRIALES. La visita al campamento de Petavonium se puede realizar por libre o bien a través de las visitas guiadas que se organizan desde el Centro de Interpretación de los Campamentos Romanos de Santibáñez de Vidriales.
SANTIBÁÑEZ DE VIDRIALES. El Centro de Interpretación y el Museo Arqueológico se ubican junto al Ayuntamiento (Tels. 987 223 102/ 609 261 146).
SANTA MARTA DE TERA. El fenómeno de la luz equinoccial se produce los días 21 de marzo y 23 de septiembre, y tres días antes y después alrededor de las 8 h. GMT.
PUEBLA DE SANABRIA. Junto al castillo se ubican la ermita de San Cayetano y la iglesia de Nuestra Señora del Azogue. Del exterior destaca su portada occidental, en la que aparecen cuatro figuras humanas ataviadas con atuendos medievales la representación, sobre uno de los capiteles del tema de Adán y Eva tentados por las serpiente.
DÓNDE COMER
EL ERMITAÑO [elermitano.com. Benavente]. Se ubica en la antigua propiedad extramuros de los Marqueses de los Salados, de la que forma parte una pequeña ermita de 1775. Excelente cocina que combina platos clásicos de la casa con recetas de temporada. Buenos quesos y vinos.
BRIGERCIO [brigecio.net. Morales del Rey]. Cocina típica zamorana junto a creaciones propias. Bacalao a la plancha, atún rojo de almadraba, albóndigas de congrio, lagarto de cerdo ibérico con boletus o carrilleras de ternera estofadas con setas, entre otras especialidades.
POSADA DE LAS MISAS [posadadelasmisas.com. Puebla de Sanabria]. Cocina sanabresa bien elaborada, a buen precio y en un lugar precioso. Entre las sorpresas, habones con carabineros.
+ INFORMACIÓN
Oficina de Turismo de Benavente. Está en la plaza Mayor. Tel. 980 63 42 11. turismobenavente.es.
Oficina de Turismo de Puebla de Sanabria. En el castillo. Tel. 980 620 734. pueblasanabria.com
Hola estoy tratando de ubicar un pueblo llamado Bueno, según lo que he logrado averiguar está ubicado en la comarca de Benavente y Los Valles, tiene una población de alrededor de 600 habitantes. El municipio incluye también las localidades de Rosinos de la Requejada y Valorio. Bueno es conocido por su rica historia, arquitectura tradicional y patrimonio natural.
Pero no logro ubicarlo en el mapa.
Desde ya agradezco tu disposición y atención
Cecilia (soy Chilena)
Hola. Por Bueno no conozco ninguna población de esas características. De todas formas, en la página oficial del Instituto Geográfico Nacional puedes comprobar en https://www.ign.es/iberpix/visor/ todos los topónimos que respondan a «Bueno» en España. También puedes localizar Rosinos de la Requejada. Un saludo
Hicimos la ruta de Benavente y sus valles este domingo y nos encantó. Muchas gracias por toda la información.
¡Qué bien! Me alegro de que la disfrutarais.