Vuelos en globo por los espacios naturales de Castilla y León

La Sierra de Tesla a 300 metros de altura desde el globo Nature que sobrevuela el valle de Medina de Pomar. Burgos. Las Merindades. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
La Sierra de Tesla a 300 metros de altura desde el globo Nature que sobrevuela el valle de Medina de Pomar. Burgos. Las Merindades. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Pocas cosas hay comparables a la sensación de volar en un globo aerostático. Y mucho menos si se hace por encima de alguno de los espacios naturales de Castilla y León. Esto es lo que propone la Fundación Patrimonio Natural con su programa de vuelos en globo que un año más está en marcha. Te cuento aquí lo fácil que es cumplir el sueño secreto que muchos tenemos apuntado en nuestra libreta: dejarse llevar en brazos del viento.

En brazos del viento

© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO

Una hora pasa volando: sobre todo si uno va subido a un globo. Más, si cabe, si el motivo de elevarse es contemplar desde lo alto la espectacularidad de los espacios naturales de Castilla y León. Esa es la propuesta que desde hace varios años realiza la Fundación Patrimonio Natural, entidad dependiente de la Consejería de Medio Ambiente. En ella han participado ya más de 2.000 personas que no han dudado –o a lo mejor un poco sí al principio- en subirse al globo aerostático Natura para realizar alguno de los recorridos aéreos que se organizan cada año entre los meses de febrero y noviembre. “Lo que sí es cierto es que al bajar de nuevo a tierra la gran mayoría de la gente está encantada con la experiencia”. Lo comenta José Luis Calderón, el piloto de la aeronave encargado de gobernar el rumbo de un ingenio que, por naturaleza, es “casi” ingobernable: “Con el globo puedes hacer muchas cosas, pero lo único que no puedes hacer es decidir hacia dónde vas. Eso es cosa del viento”. Así de contundente responde cuando, segundos antes del despegue, se le pregunta dónde será el aterrizaje: “Para eso está el equipo de apoyo”. Osea, el todoterreno con remolque y las dos personas que durante todo el vuelo estarán pendientes de las incidencias, del gps y del walkie-talkie que les mantiene en contacto permanente con el piloto. Una de sus habilidades es la de localizar el camino de entrada que permita acceder a las tierras, eras, sembrados o campo abierto donde, finalmente, decida –o pueda- posarse el piloto.

El globo aerostático "Natura", con capacidad para 10 pasajeros, es el segundo más grandes de España. Vuelo en globo. Medina de Pomar. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
El globo aerostático «Natura», con capacidad para 10 pasajeros, es uno de los más grandes de España. Vuelo en globo. Medina de Pomar. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego

En esta ocasión la cita es a las 7,15 de la mañana en la plaza de Somovilla, de la localidad burgalesa de Medina de Pomar. El objetivo: disfrutar a vista de pájaro de unas panorámicas de Las Merindades. Por si acaso, dos días antes el piloto realizó unas llamadas telefónicas a los participantes para confirmar que, en principio, el vuelo se realizaría tal como estaba previsto. Cosa que no siempre sucede. Para que haya vuelo y todo salga como debe lo principal es que se den las condiciones meteorológicas necesarias: estabilidad atmosférica, viento casi en calma y que, además, sople en la dirección que interesa, y eso sólo se sabe con muy poca antelación.

A esas horas el cielo, todavía oscuro,  ha ido abriendo un amplio cerco a las nubes densas y amenazadoras que rodean casi por completo el valle que comparten Villarcayo y Medina de Pomar. Así que, como no hay contraorden, poco a poco vamos llegando los nueve pasajeros que nos hemos apuntado al vuelo. Allí nos espera también Rafa, uno de los monitores del parque Monumento Natural Ojo Guareña, encargado de reunir a los pasajeros y llevarles al punto de despegue: un descampado a las afueras de Medina donde el equipo ya tiene desplegado el globo sobre el suelo: un modelo Cameron A-250 con un volumen de 7.080 metros cúbicos y una altura de 26,5 metros, confeccionado con un nylon rip-stop de alta tecnología y gran “tenacidad” fabricado por DuPont. Una “joya de la corona” con capacidad para 1o pasajeros: “el segundo más grande que vuela en España”, en palabras del piloto.

Un pasajero toma fotos del río Nela durante el vuelo en globo sobre Las Merindades cerca de Medina de Pomar. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Un pasajero toma fotos del río Nela durante el vuelo en globo sobre Las Merindades cerca de Medina de Pomar. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego

El ritual del despegue comienza siempre soltando unos globitos de helio para ver hacia donde se los lleva el viento. De cómo se comporten y hacia dónde vayan el piloto puede prever cómo discurrirá el vuelo: “Una vez explotó uno en el aire y lo vimos todos desde abajo… la risa floja de los que iban a subir fue de nota”, comenta un miembro del equipo de apoyo. Pero hoy, cuando llegamos junto al globo, José Luis y su equipo están ya enfocando hacia el interior de la vela el ventilador de aire frío. Lo siguiente es encender los quemadores para que el aire que ha quedado atrapado en el interior se temple lo suficiente como para que comience a elevarse. Sobre el descampado a las afueras de Medina la enorme bola blanca comienza a tomar consistencia. En no más diez minutos está ya en posición vertical y el piloto da la orden de subir a la barquilla. En otros tres, Medina de Pomar es una de esas postales aéreas que cuelgan en los bares de los pueblos. O un pantallazo del Google Earth. Visto y no visto, sin saber cómo ni en qué momento se han separado los pies del suelo los pasajeros de este vuelo sin alas flotamos sobre Las Merindades como una pompa de jabón sobre una bañera. ¿Y el vértigo?: sencillamente, no existe. “Ahora mismo es mucho menor que si estuviéramos en la punta de la torre Eiffel”, comenta José Luis, “lo que pasa es que en globo no existe el vértigo porque para tener la sensación de vértigo el ojo necesita tener puntos de referencia estáticos, como los que tienes desde un mirador o un balcón. Y aquí arriba todo está moviéndose a la vez”. Nadie en la barquilla, ni los que han subido con más hormigueo en el estómago, son capaces de rebatir el argumento: el vértigo en el globo no existe.

Y el miedo a caerse, tampoco. Todo parece tan simple, tan sencillo, tan seguro, tan suave… que da de todo menos miedo. Además, la sensación de paz es inmensa. De hecho, el silencio impresiona mucho más que la altura. Un silencio confortable, tan transparente que se oye cualquier comentario de los que se dicen en tierra. Sólo el rugido caliente de los quemadores, que recuerdan el ronroneo de un pequeño dragón alado, rompen la paz del aire para recordar que no estamos flotando en un sueño plácido. Que es real. El sueño que la mayoría apunta en su libreta de deseos por cumplir y que hoy se está haciendo realidad. Así que, como si formáramos parte de una película en 3D o del aire de una gaseosa, lo único que apetece es apoyarse en la cestilla para gozar el espectáculo de un valle que comienza a desperezarse en una mañana de septiembre. Abajo, a 300 o 400 metros, los perros ladran al globo, los caballos echan a correr cuando nos ven, un señor saluda desde un tractor, otro se queda embobado a la puerta de una nave mirando sin reaccionar, una cuadrilla deja de sacar cebollas de un campo y grita saludos de envidia hacia lo alto, la Guardia Civil, que ve de pronto la silueta inmensa del globo da la vuelta a la entrada de un pueblo y busca un camino por el que el globo va pasar muy bajo. Parece que vienen a pedir papeles –aunque sería imposible parar el globo en el arcén, bromean los pasajeros-, pero sólo es que les apetece saludar de cerca.

Momento del aterrizaje sobre un campo en barbecho. Vuelo en globo. Medina de Pomar. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Momento del aterrizaje sobre un campo en barbecho. Vuelo en globo. Medina de Pomar. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego

¡¡¡Puff…!!! Y de pronto han pasado 60 minutos. El valle se acaba, las montañas están ya ahí mismo y José Luis decide que no se puede ir más allá. Las nubes negras siguen donde estaban, marcando el límite hasta el que los sueños pueden acercarse. Así que un campo en barbecho se convierte de pronto en pista de aterrizaje y los pasajeros, como sentados sobre una silla imaginaria se preparan para despertar del suyo. Se agachan, se tensan, se callan. Dos impactos suaves sobre el suelo y un tercero en el que la barquilla se arrastra unos metros. Un amago de volcar. Y, de pronto, todo se detiene sin más. El equipo de apoyo nos ha visto aterrizar y entra en contacto por el walkie: “¿Todo bien?”. “Perfecto, os esperamos”. Con la vela aún hinchada sobre nuestras cabezas, mientras esperamos la llegada de los rescatadores, cuesta asimilar que todo haya pasado tan rápido. Apenas ha sido un suspiro. Pero no queda otra que abrir la libreta de cosas para hacer en la vida y tachar de la lista un nuevo deseo cumplido.


CALENDARIO DE VUELOS EN GLOBO DE LA FUNDACIÓN PATRIMONIO NATURAL

La Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León en colaboración con la empresa Flying Circus ofrece la posibilidad de realizar vuelos interpretados en globo aerostático sobre los espacios naturales y el patrimonio natural de Castilla y León.

El programa “A Vista de pájaro” comenzó en el año 2007 y en el han participado cerca de 2.000 personas. Esta actividad está enfocada con un carácter eminentemente educativo al servir como elemento de interpretación de la Naturaleza. En esta página web se pueden realizar las reservas al igual que contactando con Flying Circus en el teléfono 91 3817764.

Los vuelos tendrán lugar los fines de semana con el siguiente calendario 2016:

Marzo
26-27 Sabinar de Calatañazor – La Fuentona (Soria)

Abril
16-17 Arribes del Duero (Salamanca/Zamora)
23-24 Sabinares del Arlanza – la Yecla (Burgos)

Mayo
7-8 Sabinar de Calatañazor – La Fuentona (Soria)
14-15 Montaña Palentina – Las Tuerces (Palencia)
21-22 Las Omañas – Río Luna (León)

Junio
4-5 Sabinares del Arlanza – la Yecla (Burgos)
11-12 Murallas de Avila (Ávila)
18-19 Montaña Palentina – Las Tuerces (Palencia)

Julio
2-3 Las Omañas – Río Luna (León)
9-10 Sabinar de Calatañazor – La Fuentona (Soria)
16-17 Arribes del Duero (Salamanca/Zamora)

Agosto
6-7 Montaña Palentina – Las Tuerces (Palencia)
13-14 Las Omañas – Río Luna (León)
20-21 Sabinar de Calatañazor – La Fuentona (Soria)

Septiembre
10-11 Riberas de Castronuño (Valladolid)
17-18 Sabinares del Arlanza – la Yecla (Burgos)
24-25 Arribes del Duero (Salamanca/Zamora)

Octubre
1-2 Sierras de Guadarrama – Ayllón (Segovia)
8-9 Sabinar de Calatañazor – La Fuentona (Soria)
15-16 Sierra de Francia – Campo Charro (Salamanca)

Las personas interesadas pueden realizar la reserva a través del teléfono 902.886.044 o a través de la página web de la Fundación a un precio de 160 euros por pasajero.


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