Un bosque de premio
El hayedo de Ciñera de Gordón, un rincón fresco y mágico de la Montaña Central Leonesa hasta el que merece la pena llegar en cualquier momento del año, presume de premios, amigos y un haya que ronda los cinco siglos de vida.
© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGOEl hayedo de Ciñera de Gordón, al que todos conocen como el Faedo, es un bosque con suerte: tiene un montón de niños que lo conocen en profundidad, lo cuidan y lo miman en la medida de sus posibilidades. Tanto, que en el año 2007 recibió el premio de «Bosque Mejor Cuidado de España» que otorga la organización Bosques sin Fronteras en colaboración con la Fundación Biodiversidad. El premio supuso el reconocimiento a la importante labor desarrollada especialmente tanto por el Colegio San Miguel Arcángel de Ciñera de Gordón como por su Asociación de Padres y Madres. Y, de una u otra forma, a los numerosos vecinos que han acabado implicándose en las tareas de cuidado e investigación de este hermoso rincón de la montaña leonesa. Fue un importante espaldarazo a las numerosas actividades que desde hace años pretenden despertar la sensibilidad de las nuevas generaciones en relación con la conservación y cuidado de los entornos naturales cercanos, como un legado valioso que es imprescindible conocer bien para cuidar mejor.
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El Faedo no es un hayedo cualquiera: tiene incluso el «Certificado de Excelencia 2015» que la web Tripadvisor otorga a través de los votos de sus usuarios. Pero el hayedo de Ciñera de Gordón es también un bosque con suerte porque este interés de los vecinos de Ciñera ha hecho resonar con más fuerza los peligros inminentes y ciertos que penden sobre su cabeza. De hecho, este pequeño bosque afortunado se aparece como un pequeño milagro salvado por la campana entre minas a cielo abierto aterradoras y la amenaza certera de la autopista eléctrica que pretende unir las localidades de Sama, en Asturias, con Velilla, en Palencia, atravesando por las bravas toda la montaña central leonesa. Y destrozando para su tendido parajes tan emblemáticos –y únicos- como el Faedo, enclave que forma parte de la Reserva de la Biosfera del Alto Bernesga que la Unesco declaró en el año 2005.
Puede que por eso, porque este bosque, como todos los demás bosques junto a los que vivimos, puedan desaparecer de un día para otro, es por lo que su visita debería estar entre los «asuntos pendientes». Muchos piensan que el otoño es su mejor momento del año y que hay colores que sólo pueden contemplarse en esa estación. Pero existe también otra razón poderosa para llegarse hasta él: la presencia imponente, junto al camino que atraviesa el bosque, de Fagus, un haya con nombre propio y una edad que, siglo arriba o siglo abajo, ronda los 500 años. Un ser vivo tan valioso como el desmán de los pirineos, que frecuenta las pozas del arroyo de Ciñera, y tan especial que ha sido incluido entre los 100 árboles del libro “Árboles, leyendas vivas”.
Una sencilla y didáctica ruta parte de la localidad de Ciñera de Gordón, recorre las interioridades del bosque, pasa junto a Fagus, atraviesa las hoces del Villar y alcanza la localidad de Villar del Puerto, haciendo el recorrido que durante décadas, en el curso del siglo XX, hacían los mineros que vivían en Villar del Puerto y bajaban a trabajar en las minas que rodean Ciñera de Gordón.
Al contrario que los mineros, los visitantes del hayedo parten de esta última localidad, tan apretada entre las montañas que apenas ocupa un desahogo por el que pasa también la carretera, la vía y el río Bernesga.
Por entre las calles del pueblo, que lleva dibujada en la cara una tradición minera que arranca a finales del siglo XIX, es fácil localizar la iglesia y el corrillo de su plaza Mayor, por cuya esquina superior se escapa la calle que asciende hacia el valle de arroyo Ciñera. Sin cruzar el puente, todavía entre casas, se alcanza primero el polideportivo y después el campo santo. Más allá el asfalto desaparece y da comienzo la pista de tierra que acerca, en primer lugar y en menos de un kilómetro, hasta la “bocamina 50”, el inicio de una antigua galería reconvertida en homenaje a un trabajo –el de minero del carbón- tan en vías de extinción como el propio desmán de los pirineos. Desde los barrotes que guardan su entrada y al rebufo del entibado original de la galería asaltan el ánimo del visitante un montón de objetos relacionados con la faena, fotos, herramientas de trabajo, de rescate, de seguridad, cables, tuberías, cascos …, todo ello con un pequeño altar como telón de fondo y el ruido inquietante y fresco del agua que mana del interior de la mina. Hoy el agujero negro no lleva ya a ninguna parte. Pero sobrecoge pensar que tan sólo unos metros más allá se abre la espectacular explotación a cielo abierto de la Hullera Vasco Leonesa que, a fuerza de destripar hayedos y montañas, ha seguido exprimiendo los antiguos grupos mineros de Ciñera, Santa Lucía y Competidora, huras de carbón que adentraban hacia el corazón de la tierra.
Dejando el paisaje lunar de la explotación actual a la derecha, el camino se adentra por entre los pliegues rocosos que, tras ensancharse en unas praderas que hacen las veces de antesala, encajonan la parte baja del hayedo. Desde las praderas, un rústico puente de tirantes da acceso a su interior, al mágico corro sobre el que reina el haya Fagus, al salón natural revestido en estos días de otoño con los mejores tapices del mundo. Junto al árbol, un panel recoge el cuento de la bruja Haeda y los carbones de Ciñera. Perfecta ensoñación que cargan en el macuto quienes prefieren realizar el paseo hasta el final.
El límite del bosque, tan breve que se acaba en un suspiro, da paso a las estrechas hoces del arroyo Ciñera. Hoy lo salva un moderno pontón, antaño el conocido puente de palos que los mineros cruzaban con pánico los días de lluvia o nieve. A partir de ahí el camino se empina. Sigue durante unos metros la orilla izquierda del arroyo, cruza después otro puente y, en mitad de una brusco repecho abandona al arroyo y el cañón para alcanzar lo alto del paso. Al alcanzarlo el desnivel casi desaparece, mientras una senda que corre paralela a la carretera acerca hasta Villar del Puerto, adonde se llega, cosas del destino, bordeando también las tapias del cementerio.
Mapa de situación
EN MARCHA. Ciñera de Gordón se localiza entre Pola de Gordón y La Vid. Puede llegarse desde León por la N-630 tomada hacia Asturias.
EL PASEO. El itinerario pedestre señalizado entre Ciñera y el hayedo es de fácil realización y apropiado para hacer con niños. La distancia entre ambos puntos es de unos dos kilómetros sin apenas desnivel. Desde el hayedo hasta Villar del Puerto media otro kilómetro largo más pero con algún repecho importante. La roca, resbaladiza por la humedad, requiere buen calzado.
INFORMACIÓN. Informan sobre la realización de rutas guiadas a la zona en el Centro de Desarrollo Cuatro Valles, www.cuatrovalles.es, tel. 987 58 16 66. Oficina de Turismo de La Pola de Gordón, 987 57 55 11.
Otro interesante reportaje de los que incitan a visitar el lugar. Lo que dudo es que pasase por ese puente de Blas porque el vértigo cada vez me fastidia más en ese tipo de aventuras. Un abrazo,
Bueno, para tu consuelo te diré que el bosque y el haya Fagus se localizan en la primera parte del paseo, a 3 kilómetros de Ciñera: no hay desniveles, no hay precipicios y sí un hermoso paisaje. Después es cuando viene el estrechamiento y el puente, que en realidad sirve para pasar el desfiladero sin mojarse los pies pero muy cerca del suelo. Así que te he dejado sin excusas: tienes que verlo. Un abrazo.