POR LA RIBERA DEL TUERTO
Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
La Cepeda es una de esas comarcas arrinconadas por la Historia por quedar a tras mano de vías de comunicación más importantes, como el Camino de Santiago, que le pasa rozando. Para bien y para mal. De paso hacia ninguna parte, esta comarca eminentemente agrícola, se abre como un globo entre las comarcas de Las Omañas y El Bierzo, que la limitan por el norte; La Maragatería, hacia el oeste; y La Bañeza y el Órbigo por el sur y el este.
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Ahí en medio queda un territorio que a algunos sonará por la fama de sus patatas y a otros por ir incrustado en el apellido de la mística más renombrada, Santa Teresa de Jesús, bautizada en 1515 como Teresa Cepeda y Ahumada. Dicen algunos estudiosos que los antepasados de la santa procedían de esta comarca leonesa donde es posible que tuvieran hasta castillo.
Una de las corrientes principales que recorren el territorio de norte a sur es la que forma el río Tuerto, que fluye por aquí hacia Astorga para luego continuar regando muchos kilómetros de fértiles riberas antes de fundirse con el Órbigo muy cerca de La Bañeza.
Por su vera, en un bonito tramo del curso alto del río Tuerto, discurre el paseo señalizado conocido como “La Laguna Gallega”. El trazado, que dibuja un recorrido circular de 17 kilómetros, permite, además, enlazar un valioso muestrario de los paisajes más representativos de la comarca: pinares, páramos cerealistas, riberas frescas, robledal y una valiosa laguna estacional que en el pasado fue importante alto en el camino para los rebaños sedientos que subían hacia los pastos verdes de las inminentes montañas leonesas, visibles con contundencia durante buena parte del paseo.
EL PAISAJE. El curso del río Tuerto marca la personalidad del territorio con una línea de verdor hoy bien guarnecida de choperas y antaño principal apoyo para una prestigiosa producción patatera. Lugares de interés a lo largo del paseo, además de la laguna son las iglesias de Villamejil y Sueros.
EL PASEO
Su inicio se localiza en el panel informativo ubicado junto a la gasolinera de Villamejil, en el cruce que conduce desde la carretera principal hacia la parte vieja del pueblo. En ese cruce, por el ramal que sube hacia la zona conocida como Los Chanos, comienza la caminata para, a pocos metros del inicio pero ya con una buena vista de la ribera y el pueblo, desviarse por un camino hacia la izquierda entre arbustos y retamas. Un kilómetro más adelante, el camino gira de manera decidido hacia la izquierda para avanzar, por lo alto del páramo, en dirección a Castrillo de Cepeda. Al llegar a su altura, pero sin descender hacia él, el paseo se desvía hacia la derecha durante unos pocos metros por una pista de tierra para después volver a desviarse hacia la izquierda. Algo más de un kilómetro más adelante aparece, a la derecha de la pista agrícola el cerco herboso que delata la ubicación de la Laguna Gallega.
Este charco estacional que, sin entradas de arroyos ni desagües se llena sólo con el agua de las lluvias otoñales y se agosta durante el verano, fue motivo de disputa entre los pueblos de Sueros y Castrillo hasta que los jueces dieron su custodia a los vecinos de Sueros. Dicen los que saben que se trata de un buen ejemplo de «laguna somera, esteparia y endorreica». Es decir, «somera» porque apenas tiene profundidad. Es, más que otra cosa, una lámina de agua. «Esteparia» porque se encuentra en una zona de secano -la estepa por la que transita parte de la ruta- y «endorreica» porque su fondo está formado por una capa de arcilla, que es la que brinda la impermeabilidad al suelo. Eso sí, en su momento de máximo esplendor -cuando las lluvias abunden- la balsa de agua puede llegar a ocupar casi cuatro hectáreas, convirtiéndose entonces en el sustento de una variada comunidad faunística que tiene en el enclave un importante refugio en el que alimentarse y beber. Un observatorio ornitológico permite entonces -con ayuda de prismáticos, claro- disfrutar de la correrías de zampullines, azulones o fochas, entre muchas otras especies.
El paso por Sueros de Cepeda, donde se llega sin pérdida siguiendo la señalización, marca el encuentro con el río Tuerto en el lugar donde en otro tiempo se localizó un batán para golpear lino.
Desde ese punto, el paseo inicia el regreso hacia Villamejil transitando por la orilla derecha del río, abundante en choperas y sombras. Una señal rota al llegar a Castrillo de Cepeda, impide ver con claridad que no hace falta entrar en el pueblo. Basta seguir por la misma orilla hasta Villamejil, donde tras llegar al cámping y buscar la iglesia, finaliza un viaje que también puede hacerse en bicicleta.
EN MARCHA. Hasta Villamejil puede llegarse desde Astorga por la LE-451, en la salida hacia San Feliz de las Lavanderas.
EL PASEO. Ruta señalizada por el Centro de Desarrollo Rural Cuatro Valles. Tiene un trazado circular de 17 km que pueden hacerse a pie en unas 5 horas. También es ciclable en su mayor parte. El mayor desnivel se da en el inicio del recorrido, entre Villamejil y el páramo. Información: Cuatro Valles, 987 58 16 66. www.cuatrovalles.es
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