UN FIN DE SEMANA EN NEGRO Y VERDE
© Textos y fotografías: Javier Prieto Gallego
La modernidad adelanta que es una barbaridad. Y lo cierto es que a veces pasa tan rápido por la vida de las personas -o por la de una comarca entera- que parece un visto y no visto.
Seguramente sea ley de vida que lo que antaño fuera pionerismo industrial, todo modernidad y tecnología punta, al cabo de unas décadas solo sea el recuerdo de una época pasada, de una industria obsoleta que acaba muriendo por inanición. Hablando con más propiedad, por falta de rentabilidad. Cuando hablamos de la minería del carbón y de una zona como la Montaña Palentina, lo que queda atrás, además de una menoría todavía muy reciente, es un paisaje de socavones, desmontes, pistas de tierra negra, mordiscos al bosque, naves desportilladas y cristales rotos, torretas heridas y óxido, mucho óxido. Algo parecido a los paisajes que quedan tras la batalla. En este caso, la batalla librada por el hombre décadas atrás por pura supervivencia. Una supervivencia que se basaba en extraer el carbón de las entrañas de la tierra y poder ganarse la vida con ello. Para una importante cantidad de habitantes de la Montaña Palentina, en un momento dado, el único freno a la emigración.
Barruelo de Santullán fue durante más de 100 años uno de los centros más destacados de la minería española. Y el valle del Rubagón, una zona próspera y rica. Tanto como que Barruelo llegó a ser, entre 1920 y 1940 -su edad de oro-, la localidad con más vecinos de la provincia. El carbón convirtió aquella aldea de 34 vecinos en un abarrotado centro de población al que llegaban de continuo brazos de toda España con el propósito de hacerse un hueco entre las galerías que comenzaron a horadar el subsuelo montañoso en busca de hulla y antracita. Es conocido que el descubrimiento del carbón en Barruelo se debió a un hecho tan casual como que una tarde de 1838 el cura de Salcedillo, de regreso a su pueblo, se tropezara en el camino con una piedra de color negro. Un pedrusco que despertó tanto su curiosidad como para molestarse en llevarlo hasta Reinosa para preguntar a los hermanos Collantes, que tenían ya abiertas minas de lignito en Las Rozas. Aquello fue el comienzo de todo. Pocos años después los mismos hermanos comenzaban la explotación de las minas de Barruelo.
Centro de Interpretación de la Minería.
El final, ciento y pico años después, se vino a producir por un cúmulo de circunstancias. La principal fue la falta progresiva de inversiones desde mediados de siglo XX hasta el primero de los cierres del Pozo Calero en 1972. El cierre definitivo de todas las explotaciones en el valle de Santullán se produjo el 31 de julio de 2005.
Ahora ese mismo valle y muchos de sus vecinos en la Montaña Palentina plantean dar nuevos usos a algunas de las infraestructuras que antaño sirvieron en la compleja tarea de extraer carbón. Antes de que se caigan del todo o se las trague la tierra, una de las principales utilidades que puede dárselas es, por ejemplo, servir como pretexto para un viaje al pasado industrial minero, un viaje en verde y negro por la memoria de aquellas generaciones que tuvieron que bajar a las minas para poder seguir viviendo en uno de los entornos más bellos de Castilla y León.
Estos serían algunos de los hitos que podríamos tener en cuenta en ese viaje al corazón del carbón.
01 EL CENTRO DE INTERPRETACIÓN DE LA MINERÍA. Es, desde luego, el primer alto en este viaje. La parada imprescindible para ponernos en situación. Y no solo para darle un repaso a aquello de qué es el carbón, cuánto tiempo necesita para formarse y por qué es tan complicado sacarlo afuera. También para saber qué significó el carbón para Barruelo y su entorno; cómo evolucionó un trabajo al que se iba, en un principio, con boina y en zapatillas; cómo era la vida de los mineros y el día a día en un valle para el que las minas se convirtieron en la principal fuente de riqueza.
El centro es en realidad un conjunto museográfico dividido en dos partes. Por un lado, el centro de interpretación propiamente dicho, y, por otro, la reproducción visitable de una mina de carbón. El primero se encuentra ubicado en el edificio de las antiguas escuelas de Barruelo. Tres plantas con multitud de recursos interpretativos, muchos botones para tocar y algún experimento para hacer. El recorrido por sus nueve salas permite salir con una idea bastante precisa de qué es de lo que hablamos cuando hablamos de extraer carbón. Y, al menos para un profano, su colección de estupendas maquetas resultan reveladoras sobre lo que una mina esconde tras su negra boca, cómo se trabaja en su interior, por dónde se entra y por dónde se sale, para qué sirve tanta infraestructura o cómo de profundo es un viaje de 500 metros hacia el interior de la tierra.
Y todo ello acompañado de los testimonios grabados de los auténticos protagonistas de esta historia: los mineros y sus familias. Anhelos, sufrimientos y rutinas adobadas con fotografías, objetos y sonidos que parecen ya los ecos de un tiempo lejano pero aún vivo.
Toda una lección previa que resulta fundamental para comprender el terreno que se pisa al poner los pies en la reproducción de las galerías mineras que completan la visita, el auténtico plato fuerte de esta experiencia. Son 45 minutos de recorrido por el interior de una fiel reproducción de las explotaciones habituales en Barruelo, que se pasan como un suspiro entre las explicaciones del guía o la sorpresa de ver el mareo que produce caminar por las rampas en las que se pica el carbón o el peso de algo tan común en la mina como el martillo neumático. INFORMACIÓN. Web: www.turismobarruelo.com. Tel: 979 60 72 94.
02 VALLEJO DE ORBÓ. Segunda parada imprescindible en este viaje. A 4 kilómetros de Barruelo se localiza la colonia minera creada expresamente para que los mineros vivieran al pie del Pozo Rafael. Una cercanía que tenía la ventaja para los patronos de poder controlar que los turnos se hicieran sin contratiempos, así como que los tiempos y tipos de ocio fueran los adecuados. Tras los planteamientos iniciales, en los que ya cuenta con carnicería y panadería, escuela y abastecimiento de ropa, calzado y bebidas, será el II Marqués de Comillas, en 1909, quien realice la reforma urbanística que convertirá el pueblo en una colonia fabril semejante a la de Bustiello, en Asturias, con espacio para el ocio de los trabajadores y equipamientos que eran la envidia del resto de la provincia. Por ejemplo, contar con el primer cine de todo Palencia dedicado en exclusiva a la exhibición de películas.
Una modernidad que quedó reflejada, sobre todo, en contar en el entorno del Pozo Rafael con un hito de la minería: el único canal subterráneo navegable en España y de los pocos de Europa que servía para la ventilación, extracción de agua y transporte de carbón en chalanas a lo largo de 2 kilómetros bajo la colonia minera de Vallejo. Ahí es nada.
03 LA ESTACIÓN DE FERROCARRIL. No hubo explotación minera que no contara con alguna forma de hacer llegar el carbón a sus puntos de destino. En Barruelo, la estación de tren fue fundamental para el progreso del valle: desde ella salían el carbón y las briquetas que hacían caminar a los trenes de toda España o abastecían las estufas de Madrid. Tras décadas de abandono y mucho esfuerzo en conseguir su rehabilitación acoge ahora las instalaciones de la empresa de turismo activo Aventuras & Aventuras. En su catálogo tienen hasta 63 actividades de todo tipo -naturaleza, aventura, educativas, culturales… – y prácticamente para cualquier edad. Si estás interesado en conocer el entorno de las explotaciones mineras del valle puedes organizar con ellos salidas de senderismo, en bicicleta o incluso en vehículos con motor. INFORMACIÓN: www.aventurasyaventuras.com. Tel: 979 60 61 25.
04 SAN CEBRIÁN DE MUDÁ. El valle del Rubagón no fue el único en «sucumbir» a la fiebre del carbón. La explotaciones mineras se extendieron todo a lo largo de la Montaña Palentina convirtiendo el macizo en un pequeño queso gruyer. Entre las explotaciones de mayor entidad se cuentan las de San Cebrián de Mudá. Por eso puede ser otro de los lugares a incluir en este viaje. Una propuesta en la que se conjuga la recuperación del patrimonio industrial para nuevos usos es el Mirador de las Estrellas, un pequeño observatorio astronómico ubicado en el antiguo secadero de carbón de las minas de San Cebrián. Se realiza una actividad nocturna, que dura unas dos horas, y consiste en una proyección de planetario y posterior observación con telescopio. Se requiere reserva previa y un grupo mínimo de 1o personas. Aunque no directamente relacionados con el propósito de este viaje, una vez en San Cebrián también merecen una visita la Reserva del Bisonte Europeo y el Parque Cuaternario. INFORMACIÓN: www.bisonbonasus.es/mirador.html. Tel. 979 60 58 23 / 666 22 95 74.
MAPA
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR
LA SENDA DE LA PEDROSA (Barruelo de Santullán, Palencia)
La Senda de la Pedrosa es un atractivo itinerario senderista entre los bosques que rodean las poblaciones de Barruelo y Brañosera, en la Montaña Palentina. Ideal para un fin de semana de familia o amigos.