El acebal de Garagüeta (Soria)

Una excursionista pasea por el interior del acebal de Garagüeta. Soria. Castilla y León. España, 2004 © Javier Prieto Gallego
Acebal de Garagüeta. Soria. Castilla y León. España, 2004 © Javier Prieto Gallego
El acebal de Garagüeta, en la provincia de Soria, es una de las manchas de acebo más extensas de Europa. Te explico qué ver y cómo darte un paseo por él.

UN BOSQUE SIEMPRE VERDE

© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO

Una visita a la Casa del Parque del Acebal de Garagüeta ayuda a enterarse con la boca abierta, entre otras cosas, de que Hollywood significa, literalmente, “bosque de acebos, acebal”. Desde luego, en las montañas peladas de Soria la meca del cine lo que se dice estar, no está –de momento-, pero lo que si tienen allí como oro en paño es un acebal de película, el de Garagüeta, considerada la mancha de este árbol más importante de España y una de las más extensas de Europa. El bosque de Garagüeta tiene una extensión de 406 hectáreas, de las cuales unas 180 son las que ocupan en realidad los acebos mientras que el resto corresponde al terreno dedicado a pastos o colonizado por otras especies arbóreas.

 El acebal de Garagüeta es una de las manchas de acebo más extensas de Europa

Este bosque resulta excepcional por muy diversas razones. La primera, por la especie dominante: el acebo (ilex aquifolium), hermoso árbol de hoja siempre verde, omnipresente en la parafernalia navideña y muy codiciado entre la fauna por ser el único que durante lo más crudo invierno ofrece algo de comer –sus bolitas rojas- cuando todos los demás son puro esqueleto descarnado. La presencia de este árbol en la Península aparece documentada con mucha antigüedad. En Soria se alude ya a la existencia de acebedas con uso forestal en documentos de 1196. De forma tradicional, al menos desde el siglo XII, los acebales se aprovechaban en el mundo rural configurando terrenos adehesados, con espacios para el ganado, al tiempo que la madera servía para leñas y herramientas, y las ramas más tiernas como forraje. Esta utilización tradicional es la que, casi como un milagro, ha conseguido que el acebal de Garagüeta llegara, más o menos en buen estado, hasta nuestros días mientras que otras muchas acebedas fueron desapareciendo con el tiempo, bien por sobreexplotación o bien por abandono.

La segunda excepcionalidad de Garagüeta es su extensión. No son frecuentes las manchas forestales en las que el acebo sea la especie dominante. Apenas quedan unas pocas en recovecos del Sistema Ibérico Norte. De todas ellas, y de la mayoría de las que han sobrevivido en toda Europa, la de Garagüeta es la más grande. Gracias al cuidado y al aprovechamiento tradicional realizado por los vecinos de Arévalo de la Sierra y Torrearévalo, a los que pertenece, en Garagüeta se localizan ejemplares de acebo que sobrepasan los 125 años. Otro mérito para añadir.

Así las cosas, merece la pena, antes de acometer el delicioso paseo que depara este entrañable bosquete del norte soriano, asomarse a la referida Casa del Paqrue, reciente centro de interpretación dedicado a explicar las muchas peculiaridades de este acebal, ubicada en la serrana localidad de Arévalo de la Sierra (Calle del Medio, Nº3-5), cerca del Ayuntamiento.

Camino de acceso al interior del acebal de Garagüeta. Soria. Castilla y León. España, 2004 © Javier Prieto Gallego
Camino de acceso al interior del acebal de Garagüeta. Soria. Castilla y León. España, 2004 © Javier Prieto Gallego

EL PASEO

Desde el pueblo arranca la pista forestal que en unos cuatro kilómetros se alza hasta el repliegue montañoso donde prospera tanta excepcionalidad. Todavía en las afueras del pueblo, poco después de pasar una portilla ganadera que habrá que volver a dejar como se encuentre, es preciso desviarse por el ramal izquierdo de la pista. Algunos metros más adelante, el camino bueno es el diestro. De cualquier forma, dada la excasa pelambrera de estas laderas, se atisba perfectamente el collado hacia el que se aúpa la pista de tierra. Aunque no se vea todavía, ahí se encuentra la entrada al recinto murado que desde siempre acota, para su cabal aprovechamiento ganadero, las 406 hectáreas de acebeda.

Una tosca portilla giratoria permite el paso de personas impidiendo al tiempo que escape por ella el vacuno. Se acomete entonces, ahora ya sí a la vista de esta fronda excepcional, un largo trecho de camino, prólogo descarnado de vegetación, que finaliza justo donde dan comienzon las espesuras. En este punto, nada más cruzar una torrentera, se alcanza una trifurcación. Y se plantean varias opciones para disfrutar de un paseo por el interior de este espacio natural. La más breve y fácil consiste en seguir el paseo autoguiado que te ofrecerá una rápida visión del entorno.

Pero yo te propongo otro que, aunque sin señalizar, se adentra algo más en las espesuras del acebal. Puedes ver el desarrollo del paseo en el croquis de abajo.

Para ello continúa por el brazo que, hacia la derecha, remonta la ladera hacia la parte alta del coto mientras deja a un lado y a unos metros una tenada o taina. El camino señala ahora los límites, por esta parte, del acebal. La remontada finaliza pronto, al alcanzar un abrevadero.

Una marcada revuelta pone entonces el grueso del bosque a los pies y la pista a llanear brindando, durante un buen rato, excepcionales vistas tanto del coto como del ancho valle que se abre desde aquí hacia la capital soriana. No es fácil indicar cuál es el momento en el que debe dejarse la pista más marcada para tomar otra que sin demasiadas evidencias en su arranque nace por el costado izquierdo. Por ello hay que estar atento a la curva en la que la pista que se trae inicia una pequeña remontada, como queriendo dirigirse hacia lo alto de la serranía.

Ese es el momento de abandonar la que traemos para continuar sin ganar ni perder altura y meterse por otra pista de unos dos metros de ancho y trazado más o menos reciente. Ya más en contacto con el bosque, la paseata se prolonga durante unos veinte minutos hasta que un pontón de cemento marca el inicio de un pronunciado repecho. Unos metros antes se abre, hacia abajo, una ancho pasillo natural, limpio de matas, por el que se debe descender campo a través. De esta manera tan pedestre se alcanza así la pista forestal que recorre la arboleda de cabo a rabo justo por su mitad. Tomada hacia la izquierda conduce de nuevo hasta la trifurcación, donde ya resulta obvia la forma de emprender el tornaviaje.


EN MARCHA. Hasta Torrearévalo se llega desde la capital soriana por la N-111 en dirección a Logroño. En Almarza arranca el desvío que, por Gallinero, conduce hasta Arévalo. Poco después de esta última localidad surge el ramal que enlaza con Torrearévalo.

LA CASA DEL PARQUE. Este centro de interpretación se encuentra instalado Arévalo de la Sierra (Calle del Medio, Nº3-5), cerca del Ayuntamiento. Correo-e: cp.garagueta@patrimonionatural.org.

VISITAS GUIADAS. El Acebarillo s.l. C/ Collado 3, 42161-TorrearŽvalo (Soria). Tels: 676 244 166 / 975 214 170. Web: www.elacebarillo.com. Correo-e: info@elacebarillo.com

AYUNTAMIENTO. Ayuntamiento de AréŽvalo de la Sierra: 975 180 167

Croquis del paseo

Croquis de un paseo por el acebal de Garagüeta. © Javier Prieto Gallego
Croquis de un paseo por el acebal de Garagüeta. © Javier Prieto Gallego

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  1. Siempre que me encuentro con la leyenda de; «El mayor», ya sea referido al tamaño de un árbol, la altura de un pueblo o la extensión de un bosque, me lo tomo como algo personal de los vecinos de ese árbol, pueblo o bosque y del «amor» hacia su entorno.

    Conocí y recorrí Garagueta hace muchos años y si, oí que era la mayor mancha de acebal de España. El año pasado recorrí en un par de ocasiones los puertos de Agüeria en las Ubiñas, donde los del lugar dicen que se encuentra el mayor acebal de España.

    Ya la tenemos montada!!!! jajaja.

    Tanto uno como otro son verdaderas joyas de la naturaleza.

    Con tu report, me han sobrevenido ganas de volver por Garagueta.

    Gracias por mostrarnoslo.

    Un saludo.

    Te pego la dirección de mi reportaje por la zona.

    http://konicoleando.blogspot.com.es/2017/03/pena-rueda-puertos-de-agueria.html

    1. Sí, yo también creo que se dice siempre muy alegremente «este es el mayor», «este es el más alto», «este tiene 1.000 años»…. la mayoría de las veces sin comprobarlo. El lado positivo es que ese tipo de afirmaciones suelen servir para despertar el interés por conocer algunos sitios hasta los que, a lo mejor, no se acercaría nadie. Saludos y buena ruta.