Un paseo para conocer al abuelo de los robles palentinos
© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
La suerte, o los dioses -que como todo el mundo sabe habitan el corazón de los bosques-, nos ha hecho herederos de un tesoro inconmensurable, un ser vivo de tamaño excepcional, memoria larga y una edad que, sin pizca de discreción por su parte las autoridades del Parque Natural de Fuentes Carrionas – Fuente Cobre calculan -y proclaman- en 800 años. O sea, allá por el siglo XIII, cuando san Francisco de Asís comenzaba a hablar con las criaturas del bosque o se quitaban los matojos de la explanada en la que se había decidido levantar la catedral de León, una bellotilla, caída y enterrada en el corazón feraz del bosque palentino que cubre las laderas del monte de San Cristóbal, comenzaba a asomar sus brotes tiernos con la esperanza de que no se fijaran en ellos ningún jabalí voraz.
Ochocientos años después, centuria más, centuria menos, aquellos brotes son hoy un arbolote hecho y derecho. Un pedazo de abuelo de talla escultural -12 metros de altura, 9 metros de perímetro en el centro del tronco y casi 11 de perímetro en la base- al que, por mucho que se le quiera, resulta imposible darle un abrazo como Dios manda -dejando al margen que tampoco, por respeto a un ser vivo como este, se debe-.
Lo que sí que agradece, y mucho, como cualquier abuelo, son las visitas sentidas, discretas y, sobre todo, respetuosas con la edad y el hermoso paraje que es su casa desde que el medievo iba camino de dejar de serlo.
EL PASEO
Con ese ánimo e intención se ha señalizado y acondicionado el paseo que conduce hasta el lugar tranquilo del bosque en el que vive este roble mastodóntico curtido en ochocientos inviernos de los que se gasta la montaña palentina. El punto de arranque hay que buscarlo en el aparcamiento habilitado en la carretera que recorre el valle de Castillería, ramal hermoso que le sale a la comarca de La Pernía nada más sobrepasar el puente que salva el embalse de Requejada. En ese mismo aparcamiento encontramos un panel con el croquis del paseo y alguna información interesante sobre el entorno que se visita en su transcurso.
El paseo, perfectamente señalizado en todo su trazado, se aleja enseguida del aparcamiento para cruzar el río Castillería tan sólo unos metros antes de que éste desagüe en el enorme charco montañoso que forma aquí el embalse de Requejada. Tras optar en una primera bifurcación por el ramal de la izquierda, y cruzar el portón metálico de un paso canadiense, la pista de tierra acomete el primer repecho apreciable del recorrido. Al mismo tiempo, quedan al alcance de la vista hermosas panorámicas de la montaña, aquí señoreadas por la presencia, siempre imponente, del pico Curavacas (2.525 m.), cuya oscura y fragmentada silueta rocosa resulta inconfundible.
Después de elegir el ramal derecho en un segundo desvío, al tiempo que se deja algo por encima un abrevadero para el ganado, el camino se interna ya de forma decidida en el importante bosque de roble albar del que forma parte el roblón. Casi al tiempo que se descubre a la derecha del camino un inesperado descansadero de piedra, aparecen entre la espesura algunos ejemplares de roble de porte notable.
Unos metros más arriba el camino vuelve a desgajarse. El ramal izquierdo conduce, tras una corta pero fuerte rampa, hasta el roble monumental.
Tras el éxtasis espiritual y botánico que provocan unos minutos de meditación junto a este ser viviente digno de veneración, el paseo continúa regresando hasta el último desvío para proseguir por el otro ramal, más ancho que el que sube al roblón. Sin posibilidad de despistarse en ningún momento, el garbeo se asoma por encima del pueblo de Vañes para iniciar el regreso al punto de partida mientras se recorre la orilla izquierda del embalse de Requejada.
EN MARCHA. El aparcamiento desde el que arranca el paseo se encuentra en la carretera que recorre el valle de Castillería, próximo al desvío que conduce hasta Estalaya y Verdeña. Este valle se alcanza desde Cervera de Pisuerga, por la CL-627 tomada hacia Potes.
SENDA DEL ROBLÓN DE ESTALAYA. Puedes descargarte aquí el folleto explicativo de esta ruta.
El PASEO. Se trata de un recorrido circular de unos 4,5 kilómetros de longitud, que puede realizarse en algo más de una hora y media. Se encuentra señalizado en su totalidad y no presenta dificultad. A pesar de que el roble rebollo y albar es la especie arbórea predominante en este entorno, el paseo permite contemplar ejemplares de haya que prosperan en las zonas más húmedas y frescas del bosque. También hay notables ejemplares de acebo, además de serbal y mostajos.
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MÁS INFORMACIÓN. Casa del Parque de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre-Montaña Palentina: tel. 979 139 40.
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