Un estrecho desfiladero une las localidades burgalesas de Arauzo de Miel y Doña Santos
Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
Los horizontes en los que se enclava la localidad burgalesa de Arauzo de Miel son territorios de frontera. De hecho, en sus lindes se fusiona el paisaje y la cultura de una sierra de la Demanda que por aquí pierde sus últimas estribaciones con los páramos jugosos de una ribera del Duero que aquí se difumina perdida entre inmensos pinares y callejones de caliza. Según uno se abra hacia el norte o hacia el sur tendrá la sensación de haber estado viajando por comarcas diferentes. Tanto es así que este territorio fronterizo, hecho de fusión y mezclas, dibuja por sí mismo una subcomarca propia, los Arauzos, en la que se agrupan Arauzo de Miel, Arauzo de Salce, Arauzo de Torre y Aranzuelo. Dicen quienes bucean en el proceloso mar de las etimologías toponímicas que el nombre de estas localidades deriva de la existencia, a finales del siglo X, de un asentamiento conocido como Arabuzo, posible fundación de un caballero leonés o gallego del mismo nombre metido en tareas de repoblación en tiempos del conde García Fernández (siglo X).
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Muy cerca de Arauzo de Miel, a dos kilómetros por la carretera que se dirige hacia la localidad de Doña Santos, se abre el estrecho pasillo rocoso labrado por un arroyo de caudal más que humilde pero, a la vista de la tarea realizada, poderoso para dibujar curvas y profundidades sobre las durezas de la roca caliza. El recorrido por el fondo de este pasillo da la oportunidad de un corto y entretenido paseo, al tiempo que propicia la visita a Doña Santos, donde el desfiladero se abre y se desdibuja.
EL PASEO
El inicio es fácil de localizar por el lado izquierdo de la carretera, en el punto en el que una presa refrena las aguas de este arroyo con mucha más contundencia de la que cabe suponerle a un torrente tan menguado que, en la mayor parte del desfiladero y durante la mayor parte del año, es sólo el cauce seco que sirve ahora de camino. Otra cosa muy distinta es en época de lluvias fuertes, en las que la corriente ocupa de nuevo y por derecho su espacio impidiendo caminar por el fondo del cañón. De hecho, la presa, que ahora se ve tan inútil, es el muro de contención para que en esos momentos no pase en tromba sobre la carretera partíendola en dos.
Una fuerte rampa de tierra conduce desde la carretera hasta el lecho del arroyo, que se cruza sin dificultad para iniciar el recorrido de este pasillo natural por su orilla derecha y aguas arriba. Aunque es imposible perderse, el paseo está jalonado de vez en cuando por señales verdiblancas (unas veces) y verdiamarillas (otras) del sendero señalizado de pequeño recorrido circular PRC-BU 75 que realiza un giro mayor por este privilegiado entorno boscoso con salida y llegada en Arauzo.
En unos diez minutos desde la presa el paseo alcanza unas llamativas paredes verticales y lisas, alfombradas en su base por un mullido de hierba, de recorrido tentador para los escaladores.
De ahí en adelante el paseo se entretiene pasando sobre el cauce seco una y otra vez, cambiando de orilla y admirando el porte de algunas de las sabinas, muchas veces centenarias, que tanto abundan en todo el recorrido. A no ser que se continúe el circuito señalizado, conocido como Sendero de Pinarejos, el regreso se realiza por el mismo pasillo rocoso, si bien el descubrimiento de nuevas perspectivas ilusiona tanto como en el trayecto de ida.
La localidad de Arauzo de Miel merece también un corto paseo por su casco urbano, con alguna buena muestra de arquitectura serrana y algún que otro escudo de porte nobiliario, retazos de un pasado en el que la localidad ejerció un notable influencia en su entorno más inmediato.
En alto sobre la localidad destaca especialmente la iglesia de Santa Eulalia. En el siglo XV se construyó sobre los restos de un anterior templo románico. Su llamativa portada, más propia de un palacio que de la entrada a un templo, aparece protegida por un gran arco triunfal de medio punto. Junto al templo y por debajo de él asoman las bocas de un nutrido grupo de antañonas bodegas.
EL PASEO. Recorre el interior del desfiladero de Los Hocinos por el que discurre el arroyo de Fuente Barda. El arroyo, normalmente seco la mayor parte del año, encauza el paseo sin mayores problemas si bien hay que tener en cuenta que en época de fuertes lluvias podría impedir por completo la realización del recorrido tal y como se describe aquí. Entre la carretera y la localidad de Doña Santos median 4 kilómetros. En el desfiladero se rastrean las señales del sendero de Pinarejos, del que forma parte este tramo. Es de muy fácil realización y sin desnivel apreciable. Adri Ribera del Duero ha editado un pequeño plano con el recorrido completo del Sendero de Pinarejos: tel. 947 55 20 91.
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EL SENDERO DE PINAREJOS. De 19 km, su inicio se localiza junto a un panel informativo, por encima de la iglesia, en la carretera que lleva hacia la ermita de Pinarejos. Puedes descargar AQUÍ EL FOLLETO con las descripción del recorrido.
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