Un paseo a Caín de Arriba para recordar a «El Cainejo» (León)

Un grupo de jóvenes montañeros contemplan la estampa del Naranjo de Bulnes (2.519 m) en su camino hacia Torre Bermeja (2.400 m) Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Un grupo de jóvenes montañeros contemplan la estampa del Naranjo de Bulnes (2.519 m) en su camino hacia Torre Bermeja (2.400 m) Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Para celebrar el 110 aniversario de la primera ascensión al Naranjo de Bulnes, acaecida el 5 de agosto de 1904, propongo un paseo montañero hasta Caín de Arriba, el lugar de nacimiento de Gregorio Pérez, el Cainejo, el guía que realizó aquella primera ascensión literalmente en alpargatas. Caín de Arriba era entonces un lugar habitado que acabó convertido en un barrio de invernales del más popular y transitado Caín, famoso por ser el comienzo leonés de la Senda del Cares.

CAÍN EN LAS ALTURAS

© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO

 

El pasado 5 de agosto se cumplieron 110 años de la primera ascensión al Naranjo de Bulnes por Pedro Pidal, Marqués de Villaviciosa, y Gregorio Pérez, el Cainejo, acaecida en 1904. Fue una gesta deportiva totalmente adelantada a su tiempo. Sin apenas equipo y con una técnica básica consiguieron subir y descender este impresionante monolito de granito, auténtico emblema de los Picos de Europa. Si el marqués conocía y practicaba un alpinismo que entonces daba sus primeros pasos, su guía, el Cainejo, un pastor natural de la localidad leonesa de Caín, realizó la ascensión mostrando el camino al alpinista en alpargatas. Su gesta aún sigue causando admiración. En su recuerdo viajamos hoy a Caín de Arriba, el «barrio alto» en el que nació este intrépido guía de montaña.

 

Hay quien dice, y no es tontería, que al pueblo de Caín no lo plantaron, lo escondieron. Sólo así puede explicarse cómo pudo prosperar esta diminuta población en un lugar cerrado por todas partes menos por una: el cielo. Y desde luego se fueron a buscar el lugar más recóndito e inaccesible de cuantos pueden buscarse en Castilla y León. También, sin discusión, uno de los más hermosos.

Una mujer trabaja en la recogida de hojas de tilo en Caín. Picos de Europa. León. Castilla y León. España, 1997 © Javier Prieto Gallego
Una mujer trabaja en la recogida de hojas de tilo en Caín. Picos de Europa. León. Castilla y León. España, 1997 © Javier Prieto Gallego

Encajonado en una hoya natural minúscula y alucinante ocupa la última extensión plana que existe al norte de esta Comunidad. De ahí hacia Asturias media el reino de lo vertical. Todo se mide sólo de arriba abajo, todo son magníficos paredones de cientos de metros de altura únicamente rotos por la brecha alucinante que acompaña al río Cares en su arriscado discurrir por una garganta que también es de récord.

Pero Caín es famoso además de por estar a las puertas del desfiladero del Cares, por ser cuna del guía de montaña que realizó la primera escalada al Naranjo de Bulnes –pico Urriellu, en asturiano- el 5 de agosto de 1904, gesta que está considerada como el inicio del alpinismo español. Aquel guía de montaña, que precedió con los pies descalzos a Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa, en la escalada se llamaba Gregorio Pérez Demaria, más conocido desde entonces y para siempre como “el Cainejo”. En realidad, Gregorio había nacido 1853 en Caín de Arriba, población en aquel entonces más habitada que Caín de Abajo, actual ubicación de Caín. “El Cainejo” fue un personaje singular, dueño absoluto de un espacio que conocía con los ojos cerrados, capaz con sus pies desnudos de las trepadas más impresionantes sólo por gusto o por seguirle el baile a sus cabras. Si Bilbo lo hubiera conocido, también le habría escogido como guía.

Un grupo de jóvenes montañeros contemplan la estampa del Naranjo de Bulnes (2.519 m) en su camino hacia Torre Bermeja (2.400 m). Picos de Europa. Asturias. España, 1990 © Javier Prieto Gallego
Unos montañeros ante la estampa del Naranjo de Bulnes (2.519 m) en su camino hacia Torre Bermeja (2.400 m). Picos de Europa. Asturias. España, 1990 © Javier Prieto Gallego

Con el tiempo Caín de Arriba, cosido a las faldas de la montaña como un botón a una camisa, terminó por convertirse en un pequeño corro de invernales en los que guardar hierba y la población pasó a asentarse en Caín de Abajo, en el llanito, donde está hoy.

No es mal homenaje al “Cainejo” en tan particular aniversario visitar el rincón en el que vino al mundo. Las invernales siguen en pie y los caminos por los que subir y bajar no han dejado de ser utilizados por los vecinos que continúan trasegando hierbas, cabras y fardos de flor de tilo casi como antaño.

Recuerdo a El Cainejo, primera persona en escalar el Naranjo de Bulnes en 1904, en la localidad de Caín. Desfiladero del Cares. Localidad de Caín. Parque Nacional de los Picos de Europa. León. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Recuerdo a El Cainejo, primera persona en escalar el Naranjo de Bulnes en 1904, en la localidad de Caín. Desfiladero del Cares. Localidad de Caín. Parque Nacional de los Picos de Europa. León. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego

Hacia Caín de Arriba

Antes, no está de más pedir señas a algún vecino por el camino del Pendín. Así es más fácil encontrar la estrecha senda que arranca de la población dejando el arroyo del Bolugar a la izquierda mientras se encarama hacia la canal de Mesones.

Se llega así, al poco, a un puente de piedra mientras, con la altura, se va dejando ver cada vez mejor la reina de estas montañas, Peña de Santa de Castilla, con sus 2.595 metros la cota más alta del macizo Occidental de los Picos.

Al alcanzar unas praderías es obligado salvar por un pequeño pontón una de las corrientes que bajan hacia Caín para quedar como en una isla de hierba, entre dos aguas. Hay que pasar todavía una cancela y salvar otro pontón para sentir la cercanía de Caín de Arriba. Entre tilos y nogales se llega a un rincón que parece de otro mundo, más si se es capaz de imaginar –aunque sólo sea en un rápido zapeo- cómo podía ser la vida en un lugar como éste, mucho más cerca del cielo que de la tierra.

La bajada puede hacerse por el camino del Sedo, senda algo gemela a la que se ha traído pero que desciende por la vega opuesta del río. Arriscado en algunos puntos, sobrecoge tanto por el paisaje como por el trabajo que dejan imaginar sus escalones y repisas talladas sobre la roca: tanto esfuerzo, tanto empeño sólo se explica o por acercarse a Dios o por alejarse, para siempre, de los demás hombres.


EN MARCHA. Caín se encuentra en lo más profundo del valle de Valdeón y sólo se puede acceder por la carretera que enlaza ambas poblaciones. La carretera es tan estrecha en algunos puntos que dos coches no pueden cruzarse y, sobre todo en días de mucha concurrencia, obliga a continuas maniobras. INFORMACIÓN. Antes de acercarse a Caín es muy recomendable visitar el punto de información que el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga tiene en Posada de Valdeón. Informan sobre rutas guiadas y puntos de interés. Tel. 987 74 05 49. DIFICULTAD. El paseo propuesto es de dificultad baja. Tiene un desnivel de 135 metros y puede realizarse en unas 3 horas.


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