MÁS QUE CALAS
Pueblos marineros, museos originales y destinos a tener en cuenta en un viaje por la Costa Brava
© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
Está claro que la Costa Brava, el tramo de litoral oriental con el que la Península se engarza al resto de Europa, es famoso sobre todo por la belleza y tranquilidad de sus calas: ese reguero -que parece
interminable- de pequeños arenales que interrumpen cada poco la abrupta línea de acantilados como si más que playas de ensueño fueran unos breves paréntesis diseñados para poner en entredicho la bravura del nombre. También está claro que muchos de estos paréntesis playeros destacan por la tranquilidad que ofrecen a quienes se ganan un hueco en ellos, el color turquesa de sus aguas y, en general, un estupendo estado de conservación. Tanto, que no es nada raro encontrar alguna de ellas formando parte de las listas de «Mejores playas del mundo» que acostumbran a organizar revistas de renombre o páginas web con solera viajera.
Por eso, tal vez sea bueno recordar que un viaje a la Costa Brava puede incluir en el plan alguna cosa más que calas. De hecho, debería incluir muchas cosas más. Sin alejarse de la costa, esa zona de la provincia de Gerona, ofrece un más que surtido repertorio de museos, pueblos medievales, enclaves arqueológicos y destinos de interés. Aquí van, tan solo, cinco propuestas que deberías apuntar en tu lista.
01 BEGUR (Bajo Ampurdán)
Además de pasear por el cogollo de callejas que rodean su centro urbano merece la pena la subida a pie hasta el castillo. El espectacular panorama que ofrece de una buena parte de la cercana costa es la razón de ser de esta fortificación del siglo XI. Begur, como casi todas las poblaciones cercanas al mar, vivían siempre con un ojo pendiente de los ataques piratas. Es la razón por la que se veían obligadas a poner algo de tierra por el medio y construir defensas con las que oponer resistencia. Entre las casas del pueblo se distinguen aún cuatro de las diez torres que formaron parte de su sistema defensivo. En ese mismo lugar existió un castro prerromano y una fortificación romana. La costa de Begur es una de las que más prestigio tiene entre los amantes de las calas tranquilas y con encanto. INFO: www.begur.cat.
02 CADAQUÉS (Alto Ampurdán)
La localidad más oriental de la Península no habría pasado de ser un pequeño pueblo marinero perdido en un sitio remoto y con difícil acceso de no ser por el cariño que encontró, sobre todo a lo largo del siglo XX, entre los numerosos artistas que buscaron en ella inspiración para sus obras. Desde Marcel Duchamp, a Pablo Picasso, Buñuel, Eugenio D’Ors, Miró, García Lorca, García Márquez o Paul Éluard son numerosos los creadores que se han sentido atraídos precisamente por ese aire de rústica autenticidad que aún conserva. Aunque sin duda, quien más hizo por poner su nombre en el firmamento del arte fue Salvador Dalí, que fijó su residencia de verano en la cercana cala de Port Lligat. Precisamente, una visita imprescindible es la de la Casa Museo Salvador Dalí -en realidad, el conjunto de casas que acabó convirtiendo en su principal taller de creación-. Desde allí la carretera continúa hasta el faro del Cabo de Creus. Toda esta zona constituye el corazón del Parque Natural del Cabo de Creus, un extenso espacio protegido de 14.000 hectáreas con un alto valor ecológico y paisajístico. En el entorno del faro se rodó en 1971 la película «La luz del fin del mundo». INFO: www.visitcadaques.org.
03 SAN PEDRO DE RODAS (Alto Ampurdán)
Desde Port de la Selva una carretera llena de vueltas eleva en 7 kilómetros hasta las laderas del monte Verdera en las que se asientan los restos del monasterio benedictino de San Pedro de Rodas. Su leyenda fundacional, que habla del enterramiento en ese lugar de unas reliquias traídas desde Roma, entre las que se encontraban el brazo derecho y la cabeza de san Pedro, en el año 608, lo convirtieron pronto en una poderoso foco de espiritualidad y peregrinación. De hecho, alcanzó los mismos privilegios que la basílica de San Pedro de Roma o Santiago de Compostela. Hoy esos restos, enclavados en un paraje desde el que se disfruta de una hermosa panorámica de la costa, evocan los tiempos en los que fue tenido como un importante complejo monacal medieval. Junto a él encontramos los restos del poblado, también medieval, de Santa Creu de Rodes y, arriba, culminando la montaña, los del castillo de Sant Salvador de Verdera. Esta fortaleza fue donada en el siglo X al monasterio por los condes de Empuries para garantizar su seguridad frente a la amenaza constante de los piratas, si bien a lo largo de la historia la propiedad del castillo estuvo casi siempre en disputa entre la abadía y los nobles, que la reclamaban de nuevo para sí. INFO: www.es.mhcat.cat.
04 YACIMIENTO GRECORROMANO DE AMPURIAS (Alto Ampurdán)
Este amplio yacimiento comprende, en realidad, tres núcleos diferenciados que se corresponden con los diferentes momentos de la colonización que tuvo lugar en este punto de la costa. La zona central del recinto, y por la que se comienza la visita, es la que ocupa el emplazamiento construido en el siglo V a. C. por los colonos griegos, responsables de introducir por este punto de la península, además de sus mercancías, el alfabeto, la escritura, la moneda o el torno cerámico, entre otras cosas. A partir del siglo I a.C. los romanos tomaron el relevo y comenzaron la construcción de una ciudad mucho más grande que su predecesora griega. En esta destaca la reconstrucción de algunas de las viviendas, especialmente la conocida como Domus I en la que se muestra cómo estaba distribuida y el tipo de mosaicos que adornaban sus suelos. El espacio más espectacular del recinto romano está configurado por el foro, centro político, religioso y económico en el que se alzaban los principales edificios públicos de la ciudad. INFO: mac.cat/esl/Sedes/Empuries.
Puedes ver más en este reportaje:
Yacimiento grecorromano de Ampurias (Gerona)
05 FIGUERAS (Alto Ampurdán)
La sombra de Dalí es muy alargada en Figueras. De hecho, es el foco de atracción por el que la localidad recibe más de un millón de visitantes cada año interesados, casi de manera única, en conocer el Teatro-Museo Dalí, inaugurado en 1974. Todo comenzó cuando el artista, nacido en Figueras, proyectó comprar el semiderruido teatro municipal para hacer con él una obra de arte. El interés de esta visita no está solo en ver cómo Dalí transformó este espacio, convertido tras su muerte en un auténtico mausoleo, en un escenario onírico y surrealista. También en disfrutar del importante legado artístico firmado por él que se expone en el museo. Un recorrido en el que el visitante se acerca a propuestas tan conocidas como la escenografía dedicada a la visión del rostro de Mae West o la figura de Gala mirando al mar que se transforma en el rostro de Abraham Lincoln si se contempla a 18 metros de distancia. Destaca también la colección permanente de joyas que Dalí diseñó entre 1941 y 1970.
Antes o después, está igualmente recomendada la visita al Museo del Juguete de Cataluña. Ubicado desde 1982 en las antiguas instalaciones del Hotel París, en sus vitrinas se propone un viaje a la infancia a través de las 5.000 piezas que aparecen expuestas: desde dados y reproducciones de época romana a los sofisticados juguetes del siglo XXI pero pasando antes por la interminable lista de objetos, juegos y juguetes que han sido utilizados por los niños para una actividad transcendental en la formación de la personalidad de cualquier ser humano: jugar. Se muestran también juguetes de personalidades conocidas como Dalí, Federico García Lorca, Joan Miró, Josep Palau y Fabre, Joan Brossa o Quim Monzó.
No hay que abandonar Figueras sin acercarse hasta el castillo de San Fernando, la mayor fortaleza europea del siglo XVIII: 32.ooo metros cuadrados en los que podían parapetarse hasta 6.000 hombres. INFO: es.visitfigueres.cat.