Donde el Duero se abarranca
Minas de estaño, saltos de agua y un santuario rupestre en torno a Almaraz de Duero
© Texto, vídeo y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGOEs más o menos sabido que Los Arribes del Duero son esos cañones prodigiosos que el Duero talló a base de fuerza bruta para correr entre ellos como quien se quiere esconder del mundo. Lo que no es tan conocido es que los primeros coletazos de ese espectacular pasillo tienen lugar a unos 18 kilómetros de Zamora, justo en las curvas de ballesta con las que caracolea a su paso por la localidad de Almaraz de Duero, una excusa como otra cualquiera para merodeadores en busca de paisajes nuevos que llevarse a la vista.
Un viejo cartel frente a la iglesia mostraba en su día el plano de los paseos señalizados que era posible realizar por los alrededores de este pueblecito ubicado en un esquinazo de la comarca conocida como Tierra del Pan. De aquello hoy solo queda el panel y alguna evidencia de que allí hubo un plano. Por eso, quien quiera entrar en detalles sobre las posibilidades de paseo que ofrece Almaraz, hará mejor en ojear antes la página web del Ayuntamiento (ayuntamiento.almarazdeduero.com).
También puede descargarse AQUÍ el folleto en PDF con la descripción completa de las rutas.
Ahora sí, con la lección medio aprendida resulta más fácil enfilar bien hacia el primero de los paseos propuestos por los alrededores de la localidad, el que lleva hasta el paraje conocido como Las Pilas, una pequeña concatenación de pozas y cascadillas que saltan hasta las mismas orillas del Duero. Un bello rincón de estos Arribes incipientes que cuenta con el aliciente de un puñado de ruinas que pertenecieron a las antiguas explotaciones mineras que buscaron por aquí, a finales del siglo XIX y principios del XX, sacarle rentabilidad a la extracción de estaño. Igual que lo hicieron los romanos unos 2.000 años antes.
1- LAS PILAS
La iglesia, frente al Ayuntamiento y en el corazón de Almaraz, forma, junto a la fuente románica que se localiza unos metros calle abajo, el cogollito monumental de la localidad. Para encaminarse hacia Las Pilas hay que pasar junto a la fuente, manadero que presenta una tipología, cubierta, embutida en una estructura de sillares y algo por debajo del nivel del suelo, similar a otras vistas en algunos pueblos arribeños. Es el punto de referencia para tomar la calle del Puerto, que en su inicio corre paralela al arroyo de los Molinos, el mismo que veremos despeñarse después por las cascadas y que ahora atraviesa la localidad. Casi al final de la calle localizamos ya un croquis orientativo con los derroteros de esta excursión.
La primera parte del paseo discurre por una pista ancha y terrosa que va dejando atrás el pueblo para dar vistas al paisaje desarbolado, de lomas suaves y sembrados cerealistas, que hace justicia al paisaje más típico de estas Tierras del Pan zamoranas. A un kilómetro y ochocientos metros del pueblo el camino se bifurca. El brazo izquierdo -hacia el que apunta una flecha de madera- es el que lleva a Las Pilas. Cuatrocientos más adelante el camino vuelve a desgajarse en dos. Esta vez es el ramal derecho -el izquierdo está impedido por una cancela- el que encamina al Duero. A lo largo del siguiente kilómetro el paisaje cerealista va dejando paso al de los pastos montunos, más pedregosos y duros, a menudo pespunteados aquí y allá por los viejos corrales que en su día guardaron rebaños de cabras y ovejas.
Se alcanza así, en el resalte de una loma, un cruce de cuatro brazos desde el que se avistan ya las aguas del Duero. El camino inicia, decidido, el descenso hacia sus orillas mientras va dejando ver evidencias de los despeñaderos que, unos kilómetros más abajo, se presentan con la contundencia sobrecogedora de Los Arribes.
Ya en paralelo a la orilla, se dejan ver claramente las ruinas descarnadas de lo que en su día fue una de las varias explotaciones de estaño que, mientras duraron, vinieron a dar vida a una zona extremadamente aislada y pobre, pese a la cercanía a Zamora. La aventura de la minería del estaño, que dejó otras evidencias por los alrededores, corrió a cargo aquí de compañías inglesas y alemanas hasta que la falta de rentabilidad consumó un abandono al que los propios vecinos de Almaraz quisieron resistirse, continuando la explotación de los yacimientos durante algunos años más por su cuenta.
El camino hacia La Pilas, cuyo rugido ya es evidente, pasa por entre esas ruinas, cruza un pontón de madera y permite acercarse a la base de la que cae más cerca del río. Pero Las Pilas son una sucesión de cascadas que se remansan en verdes pozas de aguas cristalinas: para ver la siguiente hay que continuar paralelos al río hasta localizar la cuerda amarrada a la pared que ayuda, junto a unos escalones metálicos, en la trepada. Después del último escalón hay que regresar hacia la izquierda y hacia arriba hasta avistar el siguiente de los chorros. Junto a él, un túnel de unos 70 metros permite alcanzar, si no corre por su interior mucho agua, la parte superior de las cascadas. Es fácil de atravesar pero conviene llevar linterna para no acabar como una sopa. Una vez del otro lado podemos explorar las riberas de este arroyo de los Molinos, con restos de un par de molinos de cubo del siglo XVIII. Si continuamos por ellas aguas arriba unos 200 metros localizaremos, en la orilla derecha, el arranque del camino que, en otro 600 metros más, devuelve hasta el cruce de cuatro brazos en el que comenzamos el descenso final hacia la orilla. Distancia: 5 km, ida. Tiempo aprox.: una hora y media.
2- LAS MINAS
Quien haya quedado picado por la curiosidad esas explotaciones mineras puede realizar la ruta señalizada en su día como «Ruta 4: Las Minas». Desde la misma fuente románica ubicada un poco más abajo de la iglesia se localiza el arranque de la calle de Perales. A unos 2,5 kilómetros del este punto se alcanza un cruce de cuatro brazos en el que hay que seguir de frente, por el menos marcado de ellos. Unos metros después se avista la laguna circular de Camporredondo. Hay que continuar por el camino que la bordea por su costado izquierdo. Trescientos ochenta metros más adelante el paseo continúa por el brazo izquierdo del desvío. Y unos pocos metros después comienzan a verse las primeras bardas de lo que, algo más abajo, constituyen ya los restos de La Teresa, una de las explotaciones de las que se conservan más restos, con evidencias de dos lavaderos de estaño circulares, casas y almacenes. Si continuamos vaguada abajo se puede llegar hasta el río por el mismo carril que seguían las vagonetas de mineral.
3- SAN PELAYO
El último de los paseos lleva hasta las ruinas de la ermita de San Pelayo, ubicada sobre un resalte rocoso con vistas al Duero y a la central eléctrica El Porvenir, en la otra orilla. Esta central, inaugurada en 1902, fue una de las dos primeras en España en producir energía eléctrica.
El camino hacia la ermita arranca, por detrás del Ayuntamiento, siguiendo la calle de Santa Olaya. Sin tomar otros desvíos que salen a derecha e izquierda, a 1 km del pueblo el paseo continúa de frente en la bifurcación. Después de un pronunciado repecho los postes de la luz, que se cruzan por debajo ya casi junto a la ermita, son la mejor referencia. En el promontorio existió con anterioridad a la ermita un santuario rupestre prerromano del que pueden verse diversas marcas en las rocas cercanas al cuadrilátero de la ermita, así como la talla de una tumba antropomorfa. Distancia: 2,6 km, ida. Tiempo aprox.: 45 minutos. info@javierprietogallego.com
EN MARCHA. A Almaraz de Duero puede llegarse desde Zamora tomando la N-122 en dirección a Portugal y el correspondiente desvío a unos 14 kilómetros de la capital.
LOS PASEOS. Los tres son de fácil realización pero conviene contar con la descripción que puede descargarse desde la página web del Ayuntamiento de Almaraz (ayuntamiento.almarazdeduero.com). Para ir a Las Pilas y Las Minas existen restos de señalización sobre el terreno pero no siempre aparece en los desvíos. Es conveniente llevar linterna en ambos paseos.
DESCARGA AQUÍ EL PDF CON LA DESCRIPCIÓN DETALLADA DE LOS ITINERARIOS.
La zona preciosa. Efectivamente poca por no decir nula señalización en las pikas. Hemos coincidido varios grupos que nos ha costado encontrar el túnel. Por cierto, íbamos con niños, a partir de 8 años bien. Más pequeños es peligroso. Con la de 5 lo hemos pasado mal. El final de las Pilas no es sendero y el túnel con mucha agua. Dependerá de la época.
Gracias por tus comentarios. Seguro que son de utilidad a futuros viajeros. Saludos.
Es un sitio donde el silencio es solemne. Precioso rincón.Gracias por compartirlo.
Un sitio estupendo para disfrutarlo. Gracias a ti por tu interés en el blog.
Muy buena reseña.
Es difícil encontrar este tipo de indicaciones y consejos para ir a sitios tan poco conocidos en Zamora.
Muchas gracias por tu trabajo.
¡Gracias a ti por el comentario!! Aunque hablo de todo, trato de «salirme de los caminos más trillados». Todavía hay mucho por conocer. Saludos.