EL PINAR DE LOS REYES
Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
A los reyes les gustaba tanto tanto que acabaron por comprárselo a la ciudad de Segovia: Carlos III pagó por los pinares de Valsaín 3.970.703 reales en 1761. A cambio le dieron 10.672 hectáreas de pinares, un lujazo de jardín salvaje que desde siempre se había mostrado apetecible para todos los reyes desde Enrique III. En un principio, como cazadero al alcance de la mano desde el que escaparse de los mundanos quehaceres para abatir todo tipo de caza mayor, incluido el oso, que anduvo por estos lares hasta mediados del siglo XIX y cuyo único ejemplar superviviente es el del escudo de Madrid. Andando los siglos, como descansadero real en el que pasar al fresco los agobiantes sofocos que invadían los palacios de Madrid llegado el verano. Para que quedara clara la propiedad, mandó colocar en los límites del monte un reguero de mojones de granito grabados con la corona real.
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Así, no extraña tanto que los orígenes del desaparecido palacio real de Valsaín se rastreen en el humilde refugio que Enrique III empezó por construir en estos bosques para echar mano de él en el transcurso de sus monterías. Enrique IV lo agrandó, Felipe II lo convirtió en alcázar y un incendio, en cenizas durante el reinado de Carlos II. Pero dado que la querencia por venir a estos pinares seguía tan viva como el primer día, es Felipe V quien decide comprar a los jerónimos del Parral una granja y una hospedería que tenían por aquí para levantar en ese terreno un palacio y unos jardines que hicieran sombra a los de su abuelo, Luis XIV, de Versalles. El envite no llegó a tanto, pero nos dejó una delicatessen –palacio y jardines- que siempre estarán ahí para disfrutar de ellos cuando se sueñe con dioses, laberintos, cascadas señoriales, jarrones de pasmo, cortinones de lujo y una escenografía dieciochesca sin parangón en España.

Si la estancia de los reyes en La Granja generó el surgimiento de la localidad de San Ildefonso, la pervivencia y explotación ancestral de estos pinares fue desde siempre la ocupación principal de los habitantes de Valsaín. Y para muchos, su uso y disfrute es tanto o más asombroso que lo que se encierra del recinto palacial para adentro.
Entre las muchas posibilidades existentes para recorrer sus históricos caminos o profundizar en su conocimiento, vale la pena llamar la atención sobre el sendero autoguiado que nace a las puertas mismas del Centro de Interpretación que se localiza en el área recreativa de La Boca del Asno, junto a la carretera que asciende de La Granja a Navacerrada. Un interesante centro de interpretación sobre este entorno, perteneciente al Parque Nacional Sierra de Guadarrama y Pinares del Valsaín, especialmente indicado para los más pequeños. Ahí mismo facilitan también el folleto que permite ir leyendo los apartados correspondientes a cada una de las paradas señalizadas a lo largo del trayecto.

La primera de ellas, casi a las mismas puertas del centro, llama la atención sobre unos disimulados surcos que, en realidad, son los restos de viejas trincheras cavadas en el suelo de estos pinares durante la Guerra Civil, peculiaridad que hace evocar también el sangriento escenario en el que se convirtió este espacio –toda la sierra de Guadarrama en su conjunto- que aquí tuvo uno de sus más feroces, largos y decisivos frentes.

Más adelante el camino habla también de otras cosas: cómo es la vida del bosque hoy, sus habitantes, las formas de sus rocas… hasta llegar al puente de Navalacarreta. Aquí se abren dos posibilidades, regresar al punto de partida por el tramo corto, pegados a la misma orilla del Eresma, o por un trayecto algo más largo caminando a media ladera por el bosque. Ambas posibilidades son igual de interesantes y fáciles de caminar. La que va pegada al río, que corre sobre el hermoso enlosado del Camino de las Pesquerías Reales, tiene el aliciente de pasar junto a una peculiar roca con forma de tumbona en la que aparece grabada la corona real.

EN MARCHA. El Centro Montes y Aserradero de Valsaín, del que parte el itinerario señalizado, se localiza en el área recreativa La Boca del Asno, en subida desde Segovia hacia el puerto de Navacerrada.

EL SENDERO AUTOGUIADO. Arranca a las puertas del centro de interpretación ubicado en La Boca del Asno. Tiene dos variantes. El recorrido marcado con pintura azul tiene 2.200 metros que se realizan en una hora. El recorrido marcado con pintura roja tiene unos 3 kilómetros que realizan en unas dos horas. Para su máximo aprovechamiento hay que contar con el folleto que facilitan en el Centro Montes y Aserradero de Valsaín. Tel. 921 47 00 37.

PASEOS GUIADOS. Cada temporada se programan diferentes rutas senderistas guiadas desde los centros de interpretación del Parque Nacional Sierra de Guadarrama y Montes de Valsaín.
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