Misterios templarios, cuevas y cañones en el corazón de Soria
© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
Si hay un escenario natural que haga vibrar las cuerdas de la imaginación como si fueran las de una guitarrista de rock ese es el que dibujan las mil y una revueltas que el río Lobos se marca entre la localidad de Hontoria del Pinar y su desembocadura en el río Ucero, a los pies del castillo de esta población soriana.
Si te animas a realizar este viaje para disfrutar de pueblos y naturaleza, reserva ya aquí.
Median entre ambos puntos 24,6 kilómetros de riscos rojizos, cantiles que en algunos lugares superan los 100 metros de altura, infinidad de covachas y todo el repertorio de caprichosas formas con las que la naturaleza acostumbra a decorar sus rincones más selectos. Especialmente si estos son de piedra caliza y se dejan hacer lo que sea con tal de deslumbrar a sus visitantes. Como es el caso.
Un pasillo natural que habitantes de la Edad de Bronce convirtieron en el de su casa, a juzgar por los rastros de habitación que dejaron en numerosas cuevas, y que los Caballeros Templarios, 3.000 años después de aquello, rondando el siglo XII o XIII, escogieron para plantar, en el más maravilloso recodo de cuantos dibuja el río, la ermita románica de San Bartolomé.
Y como a los templarios se les presupone desde siempre segundas y hasta terceras intenciones en todo cuanto manejaban, el paso del tiempo ha ido tejiendo sobre esta ermita una maraña de leyendas y justificaciones que son ya tan del paisaje como los arcos naturales y los precipicios que la rodean.
Hay quien dice que la ermita son los restos de un poderoso monasterio que los caballeros decidieron esconder para no levantar sospechas. Otros aducen que es imposible. Que la ermita siempre fue ermita y que de haber habido monasterio habría restos, si quiera mínimos, en su entorno.
También se da por sentado que los templarios cuidaban al milímetro el emplazamiento y construcción de todos sus edificios. Y por eso se saca la regla para esgrimir la supuesta equidistancia en línea recta desde la ermita a los cabos de Finisterre y de Creus (527,12 km para ser exactos) con la misma contundencia que hay quien la echa por tierra. O la capacidad de esa revuelta del Lobos para conjurar energías misteriosas. O quien, simplemente, justifica que está donde está porque a aquellos enigmáticos monjes les pareció que rezar aquí, rodeados de tanta belleza, en un paraje mucho más lejano y solitario de lo que ahora parece, aseguraba una comunicación con Dios tan intensa como libre de interferencias.
Yendo a lo práctico, la visita a este lugar tan especial debería de comenzar en Ucero. Mejor haciendo un alto en el Centro de Interpretación del Parque Natural que tiene por protagonista al cañón y su entorno prodigioso. Aparte de que sirve para tomar conciencia del alto valor ecológico que encierran estos serrijones es el mejor sitio para preguntar qué se puede hacer en él y qué no, hasta dónde se puede llegar en coche y cuál es el mejor paseo que nos podemos dar atendiendo a nuestro interés, equipo o tiempo disponible. Se localiza junto al río en un sólido edificio de sillares que formó parte de un complejo molinero. Dejando otro par de visitas imprescindibles para el final (la del castillo y la del mirador de La Galiana) la forma más directa de plantarse en el cogollo de las hoces es conducir hasta el aparcamiento de Valdecea, el último habilitado en la pista de acceso señalizada (llegar hasta él depende también de la época del año y el flujo de visitantes, especialmente alto los fines de semana del verano).
PASEOS
Desde el aparcamiento se abren dos opciones para alcanzar la ermita (1 km más allá). Las que discurren por sendas orillas del río. La de la orilla derecha, mucho más agreste y bonita exige buen calzado y caminar por una trocha. La de la izquierda es una pista de tierra por la que se puede ir hasta con silla de bebé.
En no más de diez minutos se alcanza el rincón más emblemático del parque: el estrechamiento del cañón cuyo paso parecen vigilar la ermita de San Bartolomé desde un lado, y la boca de la Cueva Grande, por el otro.
Como decía, un estupendo remate a esta incursión lo constituye ascender hasta el alto de la Galiana por la misma carretera que lleva a San Leonardo de Yagüe para extasiarse con la contemplación, a vista de buitre, que se brinda desde el mirador señalizado que encontramos al final de las revueltas.
Otro alto de impagables vistas nos lo brindan las ruinas del castillo de Ucero, atribuido también a las manos del temple. Se asciende desde esta localidad por el camino circular señalizado PRC-SO-66. Además de al castillo el camino conduce hasta las fuentes del Ucero y pasa junto a los restos del viejo canal romano que llevaba agua a Uxama.
NO DEJES DE…
De adentrarte por las revueltas del cañón siquiera unos pocos kilómetros para disfrutar de algunas de sus revueltas más hermosas. Desde la ermita, el paseo más típico consiste en alcanzar el puente de los Siete Ojos, a 9 km de distancia, por la Senda del Río (PR-SOBU-65) que recorre el fondo del cañón saltando en diversas ocasiones de una orilla a la otra mientras ofrece en cada revuelta hermosas vistas de sus paredes, repletas de cárcavas, oquedades y repisas desde las que es fácil observar el salto al vacío de los buitres. Como el regreso se hace por el mismo camino, cada cual habrá de calcular sus fuerzas y tiempo disponible. Por supuesto, que sea un camino fácil y sin desniveles no implica que no se deba contar con el calzado y equipo adecuado -agua, ropa, protección solar…- y respetar escrupulosamente las normas del parque.
TAMBIÉN PUEDE INTERESARTE
Un paseo por el cañón del Río Lobos en sus comienzos: Senda de Hontoria (Burgos)
Descubre en este recorrido una de las caras menos conocidas del Cañón del Río Lobos: la que discurre entre pequeños cantiles, densos pinares y puentes románicos en los alrededores de la localidad burgalesa de Hontoria del Pinar. Recuerda que reservar tus alojamientos a través de Siempre de Paso me ayuda a generar contenido gratuito para que lo disfrutes. lee más
Cuándo ir
La primavera y el otoño son muy buenos momentos para recorrer el fondo del cañón. En verano puede darse mucha aglomeración de visitantes en torno a la ermita. En esa época, el constante paso de gente por la estrecha senda del cañón la hace muy incómoda. Tampoco es recomendable la visita en época de fuertes lluvias o deshielos. El río puede desbordarse en muchos de sus puntos e impedir el paso.
Qué ver
ERMITA DE SAN BARTOLOMÉ. Ubicada en uno de los más amplios y hermosos meandros del Lobos frente a la enorme boca de la Cueva Grande, es la postal que suscita más interés en los visitantes, tanto por lo que se ve como por lo que no. Lo que se ve es un edificio de aires sencillos pero hermosos, de finales del románico y principios del gótico con ciertos rasgos de decoración oriental, muy del gusto de los caballeros templarios. En especial destaca Lo que no se ve, como ya hemos dicho, es el cúmulo de misterios, leyendas o suposiciones históricas que, como el propio río, vienen a confluir también aquí. La creencia de que se trata de un lugar escogido por los templarios viene a reforzarse con una atenta mirada a los canecillos de la ermita: cascos templarios, cruces, pentágonos estrellados, juglares, toneles y marcas de canteros o cabezas de lobo parecen formar parte de los singulares acertijos para iniciados a los que eran tan dados estos oscuros personajes de la oscura Edad Media.
CASTILLO DE UCERO. En lo alto de esta población despuntan las ruinas de una fortaleza construida en torno al siglo XIII y posteriormente reformada en el XVI. Al igual que a la ermita de San Bartolomé, se le atribuyen unos orígenes templarios que acrecientan el halo de misterio con el que se contemplan las tallas de algunos personajes de las ménsulas del interior de la torre. Por fuera llama la atención una gárgola con cuerpo de águila que apresa entre las garras dos serpientes. La ménsula en la que se apoya representa a un personaje con pelo largo y túnica con un indescifrable objeto en sus manos. Las almenas rotas de su destartalado castillo ofrecen también hermosas perspectivas del río y los cañones. Ha sido propiedad secular de los obispos de Osma y en algún momento de la historia fue utilizado como cárcel de clérigos.
CUEVA DE LA GALIANA BAJA. Unos pocos metros por encima de lo que se considera el nacedero actual del río Ucero se abre la boca de este interesante corredor subterráneo. Se trata de una formación rectilínea y horizontal por la que en tiempos geológicos no muy lejanos circulaba el río que actualmente corre por galerías más profundas. En esta cueva están presentes formaciones de estalactitas y estalagmitas, columnas, cortinas o ‘gours’, sobre todo en la denominada ‘Sala del Bosque’, verdadera joya de la cueva. En la Ruta de Iniciación, ideal para un primer contacto con el mundo de la espeleología, se visitan amplias galerías y se aprende sobre el mundo subterráneo mientras se realizan pequeñas trepadas con la ayuda de cuerdas. Dura unas dos horas y cuesta 25 €. Edad mínima 9 años. Web: soriaventura.com. Tel. 975 04 41 17.
PARQUE NATURAL CAÑÓN DEL RÍO LOBOS. El discurrir del río por el fondo del cañón aparece acompañado de la formación característica en este tipo de hábitat, los bosques de ribera: especialmente chopos, sauces y fresnos. Las eneas o espadañas aparecen en los bordes del río, donde las corrientes lentas favorecen el desarrollo de plantas llamativas como los lirios de agua o los nenúfares amarillos. El relieve tortuoso de las paredes del cañón ofrece oportunidades para la cría a un montón de especies de aves. Entre ellas destaca el buitre leonado o «abanto» (nombre local), con más de 100 parejas criando en los cortados. Junto a ellos podremos ver unos córvidos con pico largo y curvado de color rojo vivo: las escandalosas chovas piquirrojas. Casa del Parque Natural Cañón del Río Lobos, tel. 975 36 35 64.
DÓNDE DORMIR.
HOTEL II VIRREY PALAFOX. (El Burgo de Osma. www.virreypalafox.com). Ubicado en un edificio histórico en el inicio de la calle Mayor, además de una posición muy céntrica brinda a sus alojados espacios amplios, de sobria y elegante decoración castellana: maderas nobles, antigüedades, mármol… Un clásico en todos los sentidos.
CASTILLA TERMAL BURGO DE OSMA. (El Burgo de Osma). Ubicado en el edificio de la antigua Universidad Santa Catalina, renacentista del siglo XVI. Las habitaciones se distribuyen en torno a un espectacular patio central cubierto y porticado bajo el que se encuentran las terrazas y piscinas del spa.
DONDE COMER.
RESTAURANTE VIRREY (El Burgo de Osma www.virreypalafox.com). Más que un restaurante es una auténtica institución de la gastronomía soriana. Sus más cuarenta años de experiencia avalan una trayectoria que no se limita a servir comandas. Las Jornadas Rito-Gastronómicas de la Matanza, creadas en 1973 y que tienen lugar entre enero y abril, están declaradas fiesta de interés turístico nacional, por poner un ejemplo. Su extensa carta se renueva cada semana para combinar platos innovadores con los más tradicionales. Desde los mejores mariscos del Cantábrico, entrantes y tapas innovadoras a las especialidades micológicas sorianas, estupendas verduras y hortalizas, pasando por las legumbres y carnes castellanas o los postres más imaginativos y variados.