Cueva de Ojo Guareña. Merindad de Sotosocueva. Valle de San Bernabé. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Cueva de Ojo Guareña. Merindad de Sotosocueva. Valle de San Bernabé. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
El conjunto de cuevas que forman Ojo Guareña es uno de los complejos subterráneos más importantes del mundo. También uno de los más fascinantes. Te cuento algunas cosas sorprendentes en este reportaje. Recuerda que reservar tus alojamientos a través de Siempre de Paso me ayuda a generar contenidos gratuitos para que los disfrutes.

Extensas cuevas, arte rupestre y románico en el corazón de las merindades burgalesas

Entre las sorpresas que depara el pródigo norte burgalés se encuentra una de tamaño descomunal: el complejo kárstico de Ojo Guareña, un entramado de cuevas revolviéndose bajo el suelo a lo largo de más cien de kilómetros. Es, sin discusión, el mayor complejo kárstico y prehistórico de España, y uno de los seis mayores del mundo. Los principales hacedores de tanto hoyo son los ríos Trema y Guareña. Especialmente el Guareña. Nace en las cercanas cumbres cantábricas y su vocación espeleológica, junto a la desgracia de verter en un valle ciego, sin salida, como es el de San Bernabé, le lleva a colarse muy poco después por un fantástico ojo abierto sobre la caliza, sin miedo a perderse en el caos de su propio laberinto. Hasta seis niveles diferentes han tallado bajo la tierra en su búsqueda por encontrar una salida.

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Interior de la Cueva de Ojo Guareña. Merindad de Sotosocueva. Valle de San Bernabé. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Interior de la Cueva de Ojo Guareña. Merindad de Sotosocueva. Valle de San Bernabé. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego

Estas cavidades, con 18 entradas descubiertas, albergan también 25 yacimientos arqueológicos con restos que van desde el Paleolítico a la Edad Media, y entre los que no faltan importantes conjuntos de pinturas y grabados rupestres, pero tampoco restos de cerámicas o armas. Amén de especies subacuáticas de invertebrados únicas en el mundo.

Demostración de que el río no es el único que se pierde en las entrañas de la tierra son los restos de un cuerpo cuya cabeza apareció cubierta por un yelmo metálico, muchos metros hacia el interior de las galerías. Quieren recordar los cuentos que un príncipe celta se internó en ellas persiguiendo a una hermosa dama; o tal vez fuera un preciado tesoro. El carbono 14 de los científicos le puso edad al cadáver: murió allí, seguro que de hambre y desesperación, 550 años antes de que naciera Cristo.

Pila del Santo. Interior de la Cueva de Ojo Guareña. Merindad de Sotosocueva. Valle de San Bernabé. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Pila del Santo. Interior de la Cueva de Ojo Guareña. Merindad de Sotosocueva. Valle de San Bernabé. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego

Por suerte para los amantes de escudriñar el pasado, los rastros de vida humana encontrados dentro de las cavidades son tan apabullantes como sus dimensiones. En la Sala de las Huellas, cerrada tras un derrumbe interior, se descubren en el suelo las huellas del viaje de ida y vuelta que un pequeño grupo de personas del paleolítico hizo por las galerías a lo largo de cuatrocientos metros. Otra de las simas, la de Cueva Palomera, que ahora puede visitarse parcialmente con iluminación autónoma, guía y vestimenta adecuada, conserva escenas de caza y símbolos mágicos raspados en sus paredes con algún instrumento afilado. En varias salas más han pervivido grafitos del pasado en forma de pinturas negras que muestran figuras humanas o animales, o manos tintadas directamente impresas sobre la roca.

Como es obvio la labor erosiva de estos ríos no es de ayer. Su tenaz empeño se mantiene desde hace millones de años. Y es por esto por lo que abundan en el entorno cavidades y refugios excavados en la roca, como viejos intentos del río de penetrar por allí a la tierra. Una vez abandonados por las aguas, que continúa buscando sumideros en zonas más bajas o más blandas, muchos de estos recovecos llamaron la atención del hombre primitivo, que las usó como santuarios o viviendas. A partir de entonces y hasta hoy mismo, todas las culturas las han venido utilizando para la realización de sus prácticas religiosas, mistéricas o administrativas.

La visita a Ojo Guareña

Llegando a este enclave, incluido en la red de Espacios Naturales de Castilla y León como Monumento Natural y declarado Monumento Histórico Artístico, desde la localidad de Cornejo, es preciso dejar el coche en el aparcamiento, al borde del circo de San Bernabé. Se desciende luego a pie por el camino que conduce hasta la explanada en la que se sitúan la entrada a la ermita de San Bernabé y, un poco antes, la llamada Sala del Ayuntamiento. Prueba de la utilización secular de las cuevas en múltiples funciones es el uso que se le dio a esta sala, entre 1616 y 1924, como lugar de reunión en concejo de los 25 representantes de las entidades de población que forman el actual ayuntamiento de Cornejo. Antes incluso, las reuniones tenían lugar bajo una gran encina situada en la parte alta del cortado. Pero el recuerdo que despertaba la estampa, en estrecha similitud con los viejos ritos paganos y mágicos, llevaron a la iglesia a ordenar que se talara.

Pinturas del interior de la ermita de San Bernabé. Cueva de Ojo Guareña. Merindad de Sotosocueva. Valle de San Bernabé. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Pinturas del interior de la ermita de San Bernabé. Cueva de Ojo Guareña. Merindad de Sotosocueva. Valle de San Bernabé. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Detalle del martirio de San Bernabé en las pinturas que hay sobre el techo de la Ermita de San Bernabé. Cueva de Ojo Guareña. Merindad de Sotosocueva. Valle de San Bernabé. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Detalle del martirio de San Bernabé en las pinturas que hay sobre el techo de la Ermita de San Bernabé. Cueva de Ojo Guareña. Merindad de Sotosocueva. Valle de San Bernabé. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Pinturas del interior de la ermita de San Bernabé y cofre del archivo del Ayuntamiento. Cueva de Ojo Guareña. Merindad de Sotosocueva. Valle de San Bernabé. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Pinturas del interior de la ermita de San Bernabé y cofre del archivo del Ayuntamiento. Cueva de Ojo Guareña. Merindad de Sotosocueva. Valle de San Bernabé. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego

Junto a esta sala se sitúa la ermita rupestre de San Bernabé. Sus paredes son un gran mural realizado entre los siglos XVII y XVIII en el que se cuenta con detalle la vida, obra, once milagros y martirio de san Tirso, primera advocación de la ermita. El interior comunica a su vez con otra sala en la que se descubrieron hoyos con forma de tinaja, probables enterramientos o silos en los que almacenar alimento; una pila, conocida como Pila del Santo, de la que dice la tradición que se llena milagrosamente y que su agua sirve para curar enfermedades, especialmente relacionadas con la vista; y unos recovecos en los que aparecieron restos humanos y que pudieran haber sido utilizados como prisión en la Edad Media. La visita continúa por el interior de la cavidad durante unos metros hasta finalizar en una espacio donde se asiste a una proyección miltimedia.

Junto al púlpito de piedra que hay en el exterior arranca el sendero que conduce hasta el mismo ojo por donde el Guareña se vuelca hacia las tinieblas.

Sumidero del Río Guareña. Monumento Natural de Ojo Guareña. Valle de San Bernabé. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Sumidero del Río Guareña. Monumento Natural de Ojo Guareña. Valle de San Bernabé. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
l río Guareña pocos metros antes de colarse en el sumidero que da origen a las cuevas. Monumento Natural de Ojo Guareña. Valle de San Bernabé. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
El río Guareña pocos metros antes de colarse en el sumidero que da origen a las cuevas. Monumento Natural de Ojo Guareña. Valle de San Bernabé. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego

Pero esta merindad, la de Sotoscueva, como las otras, cuenta con más destinos en los que detener el paso. Aunque muchas iglesias de los pueblos vecinos muestran rasgos románicos, el mejor románico de la merindad se encuentra en el pueblo de Butrera, a 6 km de Cornejo. De entre su buena factura destaca un alto relieve de la Adoración de los Reyes. Llegando desde Burgos por La Mazorra, Valdenoceda, en la de Valdivielso, brinda la hermosa torre gótica de los Velasco y su iglesia de San Miguel, levantada en el siglo XII a semejanza del, hermoso también, templo románico de San Pedro de Tejada. Pequeños botones de muestra de una comarca tan bella como  imposible de abarcar en un solo vistazo.

LAS MERINDADES DE CASTILLA. Todo el norte de la provincia de Burgos está formado por un complejo territorio repleto de valles, cañones, ríos caudalosos, y altas montañas que, desde muy antiguo, se conoce como el de Las Merindades. En la actualidad, 360 núcleos habitados que se agrupan en 26 ayuntamientos; en el pasado siete territorios bajo la jurisdicción de los ‘merinos’, delegados reales con potestad para administrar un vasto territorio que, a pesar de su variedad y contrastes, fue siempre una unidad orgullosa de poseer personalidad propia. Al fin y a la postre la constitución tradicional de las Siete Merindades -Castilla Vieja, Losa, Valdeporres, Sotoscueva, Montija, Valdivielso y Cuesta Urría- como un territorio peculiar, forma parte de un ancestral proceso derivado de la antiquísima tradición de autogobierno de la que siempre hicieron gala muchos de los pueblos del norte peninsular. Así, al mismo tiempo que en la Edad Media más remota se iban conformando los territorios propios de los distintos reinos que coexistían en la Península, aquí se logró mantener la vieja tradición de Juntas y Asambleas bajo las que se autogobernaban, asumiendo decisiones casi siempre consensuadas y sometidas a rigurosos sistemas de representatividad territorial, comarcas y entidades de población genuinas. De esa larga tradición -germen de la democracia más directa- extendida por toda la cornisa cantábrica nace la Junta General de las Siete Merindades de Castilla Vieja cuya referencia documental más antigua está en el año 1520, pero cuya tradición se pierde en la noche de los tiempos.


CÓMO LLEGAR. Al complejo kárstico de Ojo Guareña se puede acceder desde la localidad de Soncillo por la BU-526 hasta pasar Quintanilla de Sotoscueva . Un desvío señalizado acerca hasta el aparcamineto ubicado en la parte superior del complejo.

INFORMACIÓN. Cualquier acercamiento a la cueva implica llevar buen calzado que evite los resbalones de la roca húmeda y ropa de abrigo. Existen varias modalidades de visita. La habitual es visitar de manera conjunta la ermita y unos metros de la cueva principal. La duración de la visita es de 45 minutos. En su interior se visita la Pila del Santo, la galería de los Silos y la ermita de San Bernabé. La ermita cuenta con unas pinturas murales anónimas datadas de 1705 y 1877, que relatan los martirios y milagros del Santo; y en una de sus paredes se encuentra el archivo del Ayuntamiento de la Merindad de Sotoscueva. La compra de entradas y el resto de la información AQUÍ. También existen dos recorridos posibles para la visita la Cueva Palomera: recorrido Palomera-Sima Dolencias, de 1,5 Kms, y una duración aproximada de 2,5 horas. Y el recorrido Palomera-Sima Dolencias-Museo de Cera, de 2,5 kms y una duración aproximada de 4 horas. Más información AQUÍ.

INFORMACIÓN DEL MONUMENTO NATURAL DE OJO GUAREÑA


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