QUÉ VER EN CASTROJERIZ (Burgos)

Castillo de Castrojeriz. Siglo IX. Camino de Santiago Francés. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Castrojeriz, una hermosa localidad crecida al amparo del Camino de Santiago, es también uno de los hitos más destacados de la Ruta Jacobea a su paso por la provincia de Burgos. Te cuento qué ver y hacer en este reportaje. Recuerda que reservar tus alojamientos a través de Siempre de Paso me ayuda a generar contenido gratuito para que lo disfrutes.

Uno de los hitos de la Ruta Jacobea en la provincia de Burgos

Texto,vídeo y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO

Prueba de que echarse a los caminos y viajar hasta la tumba del apostol Santiago era todo menos un juego es que Castrojeriz llegara a contar hasta con siete hospitales de peregrinos: Nuestra señora del Manzano, San Lázaro, del Pilar, San Andrés, Santa Catalina, la Inmaculada y San Juan. Es decir, a estas alturas del Camino, con un par de etapas por delante todavía para alcanzar la mitad del recorrido -para quienes habían comenzado en Roncesvalles, claro-, los peregrinos llegaban en tal estado físico y mental que lo que en realidad necesitaban antes de continuar era una reparación integral de mecánica, chapa y pintura. Solo así se explica tal profusión de entidades religiosas dedicadas a tratar llagas, fiebres, calenturas, cojeras y desvaríos varios. Con tantas camas y enfermeros volcados en aliviar los destrozos que causaba el andar por aquellos caminos sin ley, Castrojeriz debió lucir durante el esplendor de las peregrinaciones medievales como una de las «áreas de servicio» más anheladas en el largo viaje hacia poniente.

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Vista desde lo alto de la torre del homenaje del Castillo de Castrojeriz con la ex -colegiata de Sata María del Manzano abajo. Siglo IX. Camino de Santiago Francés. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Vista desde lo alto de la torre del homenaje del Castillo de Castrojeriz con la ex -colegiata de Sata María del Manzano abajo. Siglo IX. Camino de Santiago Francés. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego

Y todo ello sin mencionar aún que quienes llegaban a Castrojeriz por la Vía Jacobea debían de hacerlo pasando por la misma puerta de uno de los hospitales de peregrinos más famosos de toda Europa: el Hospital General de San Antón, situado tres kilómetros antes de la localidad.

El origen de la orden de los Antonianos, que lo pusieron en pie y atendieron durante siglos, se remonta al siglo XI. La orden se funda con la especial intención de cuidar de los enfermos aquejados de la enfermedad conocida como fuego de san antón. Este padecimiento, que hoy se conoce como ergotismo, similar a la lepra y muy frecuente en la Edad Media entre las clases más bajas de las sociedad, debido a la falta de higiene y, en especial, al consumo habitual de cereales contaminados por un hongo conocido como cornezuelo. Su ingesta continuada provocaba una vasoconstricción en las extremidades que a menudo derivaba en la gangrena y la consecuente apuntación. Todo ello sin que durante siglos se supiese la causa de la enfermedad. Tampoco el motivo de la sanación, que se atribuía directamente a la intercesión de san Antón pero que, como la ciencia descubriría después, no era otro que un cambio en la dieta, por ejemplo, consumiendo el pan de trigo que se producía en Castilla en vez del de centeno, más propio del centro y norte de Europa, donde la enfermedad era endémica. El caso es que quienes lograban sanar continuaban su peregrinaje hacia Santiago impuestos con un escapulario en el que destacaba la letra  griega Tau, el símbolo que representaba a la orden.

Ruinas del convento de San Antón. Castrojeriz. Camino de Santiago Francés. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Ruinas del convento de San Antón. Castrojeriz. Camino de Santiago Francés. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego

Por todo esto, y por la estupefacción que produce ver cómo la carreterita que llega desde Hontanas se cuela por entre las arcadas del pórtico de aquel viejo monasterio, merece la pena empezar la visita a Castrojeriz tal cual la hacían -y la hacen hoy en día- los peregrinos que viajan hacia Santiago: acercándose antes hasta las ruinas del hospital de San Antón. Este hospital nació a la vera del camino en el siglo XII impulsado por la orden de los antonianos y patrocinado por el rey Alfonso VII con la finalidad de prestar atención a la riada de peregrinos que transitaban, en variopintas condiciones casi siempre lamentables, hacia la tumba apostólica. Fue la sede del Comendador Mayor y Preceptor General de la Orden para toda Castilla, Andalucía, Granada, Portugal y las Indias Orientales. En España, la orden desapareció por petición del rey Carlos III en 1791 y los restos del hospital se pusieron en venta con las Desamortizaciones del XIX.

Lo de pasarle el camino bajo sus arcos sucede desde que en el siglo XVI se construyeron unos contrafuertes para afianzar una fachada que acusaba las fatigas propias de quien ha visto pasar sin inmutarse a tanto desfallecido. Como los que andan por los caminos no siempre tienen la previsión de arribar en buena hora, los monjes, más previsores ellos, situaron en este pórtico dos alacenas -que aún pueden verse- en las que dejaban comida suficiente para que quien llegara de noche no incordiara la paz del convento y aguantara el tirón sin rechistar hasta la siguiente apertura de las puertas.  

CASTROJERIZ

Casi sin tiempo para reponerse de las melancolías que despierta el esqueleto arquitectónico aún en pie, aparece enseguida el recorte en el horizonte de Castrojeriz, una localidad cuyos orígenes se remontan al estratégico castro vacceo habitado en torno a los siglos IV y II a.C. pero cuyo desarrollo, historia y trazado urbano quedó indisolublemente unido al paso por ella del Camino de Santiago. Presidida desde lo alto por las ruinas de un castillo legendario, Castrojeriz es, sobre todo, una larga calle-camino de casi dos kilómetros de longitud, una de las más extensas de todo el Camino y, junto a la capital burgalesa, uno de los dos hitos jacobeos más importantes de la provincia.

Excolegiata de Nuestra Señora del Manzano. Camino de Santiago. Castrojeriz. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Excolegiata de Nuestra Señora del Manzano. Camino de Santiago. Castrojeriz. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego

La entrada en la localidad se hace por el barrio crecido en torno a la ex-colegiata de Santa María del Manzano, uno de los tres enormes templos que despuntan sobre los tejados del caserío. El templo, además de templo, es un enorme cofre lleno de tesoros expuestos al público en forma de Museo de Arte Sacro que contiene tallas medievales, pinturas flamencas, pergaminos, piezas de orfebrería y una talla en piedra policromada del siglo XIII, la de la Virgen gótica que el rey Alfonso X el Sabio convirtió en protagonista de un puñado de milagros que los peregrinos hicieron famosos a fuerza de repetirlos por el Camino.

De ahí en adelante el caserío de Castrojeriz es como un chicle cuyo eje vertebrador fuera la calle Real. En ella se encuentra, enseguida, la iglesia de Santo Domingo, notable templo de hechuras góticas en cuyo interior se ubican la Oficina de Turismo y el Centro de Interpretación sobre el Camino de Santiago «Iacobeus».

Escalera de acceso a la torre del homenaje del Castillo de Castrojeriz. Siglo IX. Camino de Santiago Francés. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Escalera de acceso a la torre del homenaje del Castillo de Castrojeriz. Siglo IX. Camino de Santiago Francés. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego

Más adelante se abre la plaza Mayor, un pequeño desahogo urbano de perfil tan estirado como el resto del caserío, con soportales y casas de distinta época. Y en el otro extremo del chicle queda el templo de San Juan, levantado en parte, en el siglo XVI, por Rodrigo Gil de Hontañón, arquitecto de las catedrales góticas de Salamanca, Segovia y Plasencia. En su interior, además de un encantador claustro,encontramos una colección de enterramientos de muchos de quienes en los siglos XV y XVI, la época de esplendor tanto de la villa como de toda la Castilla lanera, acabaron convertidos en ricos mercaderes de lanas gracias al comercio establecido con los Países Bajos. Hoy, para explicar todo eso acoge la exposición permanente «De Castrojeriz a Brujas. Comercio y mecenazgo en el Camino de Santiago«.

No se acaban aquí las sorpresas de Castrojeriz. Callejeando hacia abajo aparecen estupendas muestras de arquitectura señorial, como la Casa de Gutiérrez Barona o los restos del palacio de los condes de Castro, y también popular, como las casas medievales del Arco de la Sardina; un estupendo Museo Etnográfico repleto de objetos del ayer; los restos del convento de San Francisco comidos por la vegetación o el convento de Santa Clara, en el que es pecado no salir con una caja de sus «puños de san Francisco».

Balcón en lo alto de la torre del homenaje del Castillo de Castrojeriz. Siglo IX. Camino de Santiago Francés. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Balcón en lo alto de la torre del homenaje del Castillo de Castrojeriz. Siglo IX. Camino de Santiago Francés. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Vista desde el castillo de Castrojeriz. Camino de Santiago Francés. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego
Vista desde el castillo de Castrojeriz. Camino de Santiago Francés. Burgos. Castilla y León. España. © Javier Prieto Gallego

Y hacia arriba, sus bodegas, casas cueva y, en lo más alto, la guinda de la visita: un castillo de vistas tan largas -y estratégicas, claro- sobre las circundantes llanuras como densa es su dilatada historia.

Y DE COMER. Castrojeriz es el pueblo del castillo, de la Virgen del Manzano, de una de las calles más largas del Camino pero también de los ajos. Y ello gracias, sobre todo, a que ha sabido mantener una tradición que le llega de lejos. Ya en la Edad Media la feria del ajo se celebraba los martes. Ahora, tras su recuperación como evento anual a finales de los años 70 del siglo pasado, la Feria del Ajo de Castrojeriz tiene lugar en la segunda quincena del mes de julio. El evento, que gira en torno a la exaltación de este condimento fundamental de la cocina castellana y mediterránea, sirve también como foro cultural y festivo en el que se asiste a presentaciones, actos de todo tipo y competiciones tan singulares como la de trenzado de ristras.


INFORMACIÓN: Oficina de Turismo de Castrojeriz (iglesia de Santo Domingo). Miércoles-domingo, tel. 947 37 85 88. Web: castrojeriz.es. El castillo permanece siempre abierto y se visita por libre.


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