Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
Ahora que los cardenales del mundo acaban de encerrarse “a cal y canto” en una estancia tan cercana al cielo como la Capilla Sixtina, me ha venido a la mente otro edificio religioso, de hechuras más humanas y hasta humildes, que, perdido en el interior de la Campiña Sur pacense, recibe el -tal vez exagerado- apelativo de la Capilla Sixtina de Extremadura. No se accede a ella por escalinatas de mármol, ni saldrá de allí elegido ningún Papa pero tampoco hay colas interminables para entrar ni prisas para salir. Eso sí, hay que tener la curiosidad suficiente como para que perderse por una pista forestal asfaltada entre manchas de encinas y el polvo propio de los caminos no solo no sean un inconveniente sino todo lo contrario.
A la entrada de la localidad de Fuente del Arco, un municipio enclavado en el sur de la provincia de Badajoz, con nombre de manantial y sonoridad de frontera, una pista forestal asfaltada -la que sirve de linde entre Extremadura y Andalucía- conduce a dos joyitas que, tal vez por estar a desmano, no sean lo suficientemente conocidas: el Santuario de Nuestra Señora del Ara y la mina de La Jayona.
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A unos cuatro kilómetros del inicio de la pista se arranca, hacia la derecha, el desvío que, en otros dos, conduce hasta uno de esos lugares que justifican por sí solos un desvío, un rodeo o incluso un viaje entero: el Santuario de Nuestra Señora del Ara.
Lo primero que llama la atención es su emplazamiento: un paraje de gran belleza natural, rodeado de encinas y monte bajo, acondicionado con una fuente y varias mesas que invitan al reposo y a la contemplación. No cuesta imaginar romerías y comidas campestres, con los niños correteando entre los árboles y los mayores bajo el porche, charlando con calma. Pero lo que aguarda al viajero no es solo un remanso de paz rural, sino también un tesoro histórico y artístico.
El santuario, de origen mudéjar y datado en el siglo XV, conserva una estructura sobria y equilibrada. De su exterior destaca, sobre todo, la galería porticada que se abre al sur y al oeste, una invitación permanente al encuentro y al recogimiento. Sin embargo, su verdadero secreto se encuentra en el interior. Al cruzar el umbral, lo que aguarda al visitante es un estallido de color y narración: un programa pictórico que recorre los muros como un códice abierto.
Una Biblia pintada en las paredes
Las paredes de la única nave están completamente cubiertas por una serie de pinturas murales que narran, como en un cómic del siglo XVIII, los episodios principales del Génesis. La bóveda de cañón, decorada profusamente, se divide en 24 grandes rectángulos que enmarcan escenas bíblicas: la creación, el paraíso, el pecado original, el diluvio, la torre de Babel, la historia de Abraham, Isaac y Rebeca…
Cada imagen va acompañada por un breve texto explicativo, una especie de pie de foto bíblico pensado para ayudar a interpretar el contenido. La datación de estas pinturas sitúa su ejecución final en 1736. Aunque se desconoce el autor, se cree que pudo pertenecer a la escuela llerenense. Sea como fuere, lo que queda claro es el carácter didáctico y devocional del conjunto: una Biblia visual pensada para un público que, en su mayoría, no sabía leer, pero sí mirar.
Nuestra Señora del Ara: La Capilla Sixtina extremeña
Por su riqueza iconográfica y por la osadía de recubrir cada centímetro disponible con escenas narrativas, el santuario ha recibido el apelativo de “la Capilla Sixtina de Extremadura”. Es probable que la comparación resulte excesiva, y hasta injusta en términos artísticos, pero ayuda a comprender el impacto que causa adentrarse en este recinto. No hay rincón sin pintar, ni muro que no cuente algo. El visitante se ve rodeado por un universo simbólico que lo envuelve y lo interpela.
El efecto es tan abrumador como cautivador. No solo por el colorido y la composición de las escenas, sino también por el ambiente que se respira: ese aire de devoción popular que pervive en la acumulación de exvotos, velas encendidas, estampas colocadas con fe callada en los rincones. Es un arte que no solo decora, sino que comunica y emociona. Que nos habla no solo del Génesis, sino también de quienes, durante siglos, han encontrado aquí consuelo, protección o milagro.
Vestigios bajo tierra
El entorno del santuario también esconde capas de historia que se remontan mucho más atrás. Se han localizado restos de explotaciones mineras de época romana, lo que sugiere que la zona fue frecuentada por su riqueza en minerales. Más sugerente aún es la hipótesis de que aquí existiera un centro religioso visigodo, quizás cristianizado más tarde con la construcción del santuario actual. Como tantas veces ocurre, lo que hoy vemos es solo el último estrato visible de una larga acumulación de significados.
Cerámica y geometría
Entre 1550 y 1575, varios elementos del templo se embellecieron con azulejería procedente de la Cartuja de Sevilla. Las gradas del altar mayor, los bancos perimetrales y los frontales de los altares laterales están recubiertos con piezas que combinan el azul, el verde y el blanco en composiciones geométricas de gran efecto decorativo. La cerámica, más que un simple ornamento, sirve aquí para reforzar la atmósfera de sacralidad y delicadeza.
El conjunto ofrece un recorrido completo: historia, arte, paisaje, espiritualidad y sorpresa. Porque uno llega al Ara sin grandes expectativas, tal vez movido por una recomendación o una nota marginal en un blog, y se marcha con la sensación de haber vivido algo especial. Tal vez no sea exactamente la Capilla Sixtina. Pero tiene algo que, a veces, ni siquiera aquella puede ofrecer: el regalo de lo inesperado, el privilegio de lo descubierto.
Ese tipo de hallazgos que justifican cualquier desvío. Y que se quedan mucho tiempo latiendo en la memoria
- Es posible concertar visitas a la Ermita de la Virgen del Ara durante todo el año. La Hermandad de la Virgen del Ara está al cargo de las mismas, y destina el precio de la entrada al mantenimiento del monumento.
- Precio de entrada: 2€
- Teléfono informativo: 674 312 099
La segunda de las joyas hasta la que, estando aquí, sería imperdonable no acercarse es la mina de La Jayona, a la que se llega regresando de nuevo a la pista principal y girando por ella hacia la derecha.
Mina de La Jayona
En un pliegue de la sierra del mismo nombre se localiza la explotación de hierro que funcionó entre 1900 y 1921. Durante ese periodo llegaron a extraerse hasta 270.000 toneladas de mineral. Si hasta 1905 el mineral era transportado hasta la localidad en burros, a partir de esa fecha se tendió un teleférico que salvaba la sierra por vía aérea para acercar el mineral al ferrocarril. A finales de 1910 una legión de 430 mineros se encargaba de excavar los distintos niveles de profundidad a pico y pala. Como consecuencia de todo ello la actividad minera fue generando una serie de instalaciones, pozos, galerías, andenes, plataformas, salas y hasta once niveles diferentes que hoy constituyen un complejo geológico de gran importancia.
Su reconversión en monumento natural visitable –uno de los 5 monumentos natural de Extremadura– ha conllevado la adecuación de los restos de aquella explotación para propiciar una experiencia didáctica que siempre se realiza en compañía de expertos. Se han acondicionado tres de los niveles existentes con la posibilidad de recorrer diferentes tramos y galerías entre los que se incluyen balcones y miradores. Al interés geológico de la visita hay que añadir el valor de un entorno natural ha sabido colonizar los restos de aquella explotación.
🕒 Horarios y reservas
Las visitas son guiadas y se realizan de martes a domingo en dos turnos: a las 10:00 y a las 12:00 horas. Los lunes permanece cerrada. Es imprescindible reservar con antelación a través del sistema de entradas online del Ayuntamiento de Fuente del Arco. El precio general es de 2 euros, mientras que los menores de 6 años tienen entrada gratuita, aunque también deben reservar su plaza para controlar el aforo .
🏞️ Qué ver
Durante la visita, se recorren los niveles 2, 3 y 4 de la mina, donde se pueden observar formaciones geológicas impresionantes, restos de la antigua explotación minera y una vegetación exuberante que contrasta con el entorno exterior. El microclima del interior ha favorecido la aparición de especies como helechos, musgos y diversas aves .
🧥 Recomendaciones
- Llevar calzado cómodo y una chaqueta, ya que la temperatura en el interior es fresca incluso en verano.
- La visita dura aproximadamente 1 hora y 30 minutos.
- No se permite la entrada de animales, excepto perros guía.elconfidencial.comlajayona.fuentedelarco.org
🗺️ Lugares cercanos de interés
Además, puedes explorar la Vía Verde Mina La Jayona, una ruta de senderismo que conecta la mina con otros puntos de interés de la región
Para más información, puedes contactar con el Centro de Interpretación de la mina al teléfono 667 75 66 00 o al correo ci.minajayona@juntaex.es.
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