El desfiladero del río Purón (Burgos, Álava)

Desfiladero del Purón. Burgos-Álava © Javier Prieto Gallego;
El estrecho pasillo natural que el río Purón abre entre la localidad de Herrán, en un esquinazo del Valle de Tobalina (Burgos), y la abandonada aldea de Ribera (Álava) fue aprovechado por los romanos para tender una pequeña calzada. A nosotros nos brinda una estupenda excusa para un sencillo paseo de soledades, pequeñas cascadas y ruinas románicas. Recuerda que reservar tus alojamientos a través de Siempre de Paso me ayuda a generar contenido gratuito para que los disfrutes.

Un paso histórico por el que llegaron los primeros pobladores de Castilla

Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO

Hay pasillos familiares, como el de la casa de cada uno, y pasillos fantásticos, espectaculares, divinos, como el del Cares, por ejemplo. También hay pasillos históricos que resultan a la par fantásticos, espectaculares y divinos. Uno de los más hermosos de Castilla y León es el que se labra el río Purón a través de la sierra de Árcena para llegarse desde su nacimiento, en la sierra alavesa de Andarejo, hasta el Ebro, a quien rinde aguas ya en la provincia de Burgos.

Molino a las afueras de Herrán. Burgos.
Molino a las afueras de Herrán. Burgos.

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Es en ese viaje decidido en el que el río Purón se taja un desfiladero que tiene mucho de pasillo familiar. La roca caliza y blanda se lo pone fácil, y puede que por eso el río Purón no dude en compensar al universo con todo un catálogo de rincones hermosos, recovecos con encanto, pequeñas cascadas y apacibles pozas. Los ríos, cuando quieren, se muestran así de espléndidos y generosos.

Antes de llegar a ese punto, justo en la linde de las provincias de Álava y Burgos, el Purón lleva ya recorridos desde su nacimiento en tierras alavesas 25 kilómetros de carrerilla; suficientes para aplicarse con ganas a la labor de tallar rocas blandas y salpicar de pequeñas cascadas el encantador pasillo montañoso. La blandura de las rocas que componen el suelo de estas montañas es también el motivo fundamental de que la zona, y el desfiladero en particular, fuera aprovechado por antiguos pobladores para arañar en ella sus cuevas y habitáculos, especialmente por los eremitas que en la Edad Media buscaban rincones como éste, apartados del mundanal ruido y con agua a mano para dedicarse a la sacrificada tarea de orar y sobrevivir.

Desfiladero del Purón. Burgos-Álava © Javier Prieto Gallego;
Desfiladero del Purón. Burgos-Álava © Javier Prieto Gallego;
Localidad abandonada de Ribera, desfiladero del Purón, parque natural de Valderejo. Burgos-Álava
Localidad abandonada de Ribera, desfiladero del Purón, parque natural de Valderejo. Burgos-Álava

Ya antes, los romanos habían descubierto que los ríos siempre buscan llegar lo más deprisa posible por el camino más corto, y que por donde pasa un río puede pasar también una calzada y hasta una legión si hace falta. Así, trazaron por el interior de este pasillo natural la calzada que comunicaba esta zona del norte peninsular con el valle de Tobalina por la localidad de Frías, tendieron sus puentes y tallaron la roca para hacer repisas allí donde el desfiladero no daba más de sí por su propia voluntad. La importancia que esta vía de comunicación tuvo para los romanos resulta bastante evidente a la vista del extenso yacimiento romano situado en las inmediaciones, colocado allí con el objetivo principal de controlar tan estratégico paso.

Andando el tiempo fueron los primeros pobladores de Castilla, viajeros foramontanos que habían permanecido durante siglos escondidos en las montañas del norte, los que transitaron con cuidado por este escarpado pasillo cuando decidieron abandonar sus refugios cantábricos y asomar poco a poco las narices hacia lo que, en el siglo IX era un desierto vacío y peligroso en el que cualquiera podía clavar un cuchillo por la espalda. Fue el camino utilizado por aquellos primeros cristianos que buscaban horizontes cada vez más abiertos a medida que el musulmán era rechazado hacia el sur. Uno de aquellos colonos sin miedo fue el abad Pablo. En el año 852 decidió que un lugar estupendo para plantar su cenobio era justo la salida del desfiladero, ya en el lado castellano. Así levantó, con ayuda de otro puñado de valientes –seis presbíteros, tres monjes y un clérigo- el monasterio de San Martín de Ferrán. Fue la semilla espiritual y humana que germinó en lo que hoy es Herrán, una de las localidades más hermosas del norte burgalés. Situada en uno de los costados del valle de Tobalina puede presumir de armonioso casco urbano y potentes construcciones de piedra y madera, una de las cuales, un torreón del siglo XV convertido en establecimiento de turismo rural, tiene en las paredes de una sala pinturas murales del siglo XVI.

Iglesia de San Esteban. Levantada sobre una base románica del siglo XIII, dispuso en su interior de un bello retablo del XVI. A principios de los 80 se descubrieron, bajo una capa de yeso, unas interesantes pinturas murales medievales, algunos de cuyos fragmentos son una buena muestra de estilo gótico-lineal de los siglos XIII y XIV. Más que llamativas son las enigmáticas caras que emergen de las paredes exteriores del templo.Iglesia románica de la Localidad abandonada de Ribera, desfiladero del Purón, parque natural de Valderejo. Burgos-Álava
Iglesia de San Esteban. Levantada sobre una base románica del siglo XIII, dispuso en su interior de un bello retablo del XVI. A principios de los 80 se descubrieron, bajo una capa de yeso, unas interesantes pinturas murales medievales, algunos de cuyos fragmentos son una buena muestra de estilo gótico-lineal de los siglos XIII y XIV. Más que llamativas son las enigmáticas caras que emergen de las paredes exteriores del templo.Iglesia románica de la Localidad abandonada de Ribera, desfiladero del Purón, parque natural de Valderejo. Burgos-Álava
Iglesia de San Esteban. Enigmáticas caras que emergen de las paredes exteriores del templo. Iglesia románica de la localidad abandonada de Ribera, desfiladero del Purón, parque natural de Valderejo. Burgos-Álava © Javier Prieto Gallego;
Iglesia de San Esteban. Enigmáticas caras que emergen de las paredes exteriores del templo. Iglesia románica de la localidad abandonada de Ribera, desfiladero del Purón, parque natural de Valderejo. Burgos-Álava © Javier Prieto Gallego;
Iglesia de San Esteban. Enigmáticas caras que emergen de las paredes exteriores del templo. Iglesia románica de la localidad abandonada de Ribera, desfiladero del Purón, parque natural de Valderejo. Burgos-Álava © Javier Prieto Gallego;
Iglesia de San Esteban. Enigmáticas caras que emergen de las paredes exteriores del templo. Iglesia románica de la localidad abandonada de Ribera, desfiladero del Purón, parque natural de Valderejo. Burgos-Álava © Javier Prieto Gallego;

EL PASEO

El camino que acompaña en este tramo al revoltoso curso del Purón parte del fondo de la localidad, por el norte, al final de la calle principal, allá donde se intuye que los paredones contra los que se levanta el pueblo pueden dejar paso al cauce del río.  El primer encajonamiento serio del río se encuentra a unos 800 metros del pueblo, en la zona conocida como Las Puentes. Los romanos se esmeraron a la hora de solucionar este angosto y estratégico paso, decisivo para que el ramal de la vía 27 del Itinerario de Antonino, que desde Briviesca y por Frías atravesaba el valle de Tobalina para salvar la sierra de Arcena por este desfiladero, pudiera utilizarse sin peligro. El ramal que por aquí pasa fue denominado también como calzada del Portillo del Busto y el desfiladero del Purón conocido como la Hoz de Flavio. Merece la pena fijarse en los restos del puente romano muy disimulado debido a las barandillas metálicas.

 Después de estas estrecheces el valle se abre para dejar a la vista, entre otras cosas,  una vistosa cascada, si es tiempo de lluvias y deshielos, y los restos de la ermita de San Roque y San Felices encaramados al paredón rocoso. 

Tras pasar los límites provinciales, ya en tierra alavesa,  surge la primera bifurcación. Se trata del camino que asciende, separándose por la derecha, para rodear la cumbre de Santa Ana (1.042 m.), en uno de los varios itinerarios señalizados con los que cuenta el parque natural de Valderejo. Éste, en concreto, puede recorrerse si se escoge para realizar el regreso, una vez acabada la visita al abandonado pueblo de Ribera, hacia donde va el paseo.

De aquí en adelante el encajonamiento del río es cada vez más patente y espectacular. El sendero gana poco a poco en altura mientras busca el angosto tajo, escondido todavía, hasta que, de pronto, en una marcada curva a la derecha se aboca en el espectacular pasillo, unos pocos metros de anchura en los que apenas hay sitio para senda y río. También un particular microclima marcado por las condiciones de humedad y falta de luz que tiene como consecuencia una cubierta vegetal dominada por helechos, musgos y árboles de ribera a los que, la escasez de espacio obliga incluso a colgar en las paredes sobre el vacío. Es, sin duda, el tramo más espectacular del recorrido. El camino alterna el paso por una y otra orilla aprovechando el hueco disponible y las cornisas talladas por los romanos en la roca mientras se asoma, a ras de río o desde lo alto, a las oscuras pozas y cascadas que jalonan la garganta.

Localidad abandonada de Ribera, desfiladero del Purón, parque natural de Valderejo. Burgos-Álava
Localidad abandonada de Ribera, desfiladero del Purón, parque natural de Valderejo. Burgos-Álava

RIBERA

También como por sorpresa, algo más de una hora después de iniciado el paseo, después de dejar atrás una portilla de madera y tras tomar el ramal derecho en una bifurcación del sendero al alcanzar las primeras choperas, los horizontes se ensanchan para dar vista al holgado valle tapizado de praderas del que emergen, al fondo y en alto, los restos de Ribera, hace tiempo abandonado. Aunque los orígenes de su fundación hay que buscarlos entre los más antiguos de Álava, su abandono terminó por producirse a finales de los años 60 del siglo XX. A principio de ese siglo Ribera contaba con 31 casas y 94 habitantes. Era el segundo pueblo en habitantes del valle, después de Lahoz. Quien mejor soportó el paso del tiempo fue la iglesia,  dedicada a San Esteban. Levantada sobre una base románica del siglo XIII, dispuso en su interior de un bello retablo del XVI. A principios de los 80 se descubrieron, bajo una capa de yeso, unas interesantes pinturas murales medievales algunos de cuyos fragmentos son una buena muestra de estilo gótico-lineal de los siglos XIII y XIV. Más que llamativas son las enigmáticas caras que emergen de las paredes exteriores del templo. Fieras o burlescas son en realidad los únicos rostros que han visto pasar ante ellos el devenir de los siglos.

Una vez recorrido el pueblo puede optarse entre tres posibilidades: regresar por el mismo camino hacia Herrán, regresar buscando el camino que sube hasta Santa Ana y que confluye a la entrada del desfiladero; o bien continuar río arriba hasta el pueblo de Lalastra, población en la que encontraremos restaurante, casa de agroturismo y el Centro de Interpretación del Parque Natural de Valderejo.

Desfiladero del Purón, Parque natural de Valderejo. Burgos-Álava
Desfiladero del Purón, Parque natural de Valderejo. Burgos-Álava

Alrededores

Frías. El puente sobre el Ebro, trazado por los romanos y rehecho y fortificado en el siglo XIV, es uno de los dos símbolos inconfundibles de Frías. Su otro símbolo, es el perfil de la torre del Homenaje de su castillo dominando un caserío con auténtico sabor a Edad Media. Por él hay que callejear para acceder hasta la fortaleza, pasando antes junto a la iglesia de San Vicente. El castillo fue levantado por Alfonso VIII y conserva algún capitel románico del siglo XIII. De gran tradición y mucha antigüedad son las Fiestas del Capitán –el domingo más cercano al 24 de junio-, con danzas de mucho interés.  Para completar la visita a Frías es preciso continuar desde ésta 2 kilómetros en coche por la BU-520 hacia Tobera. Nada más sobrepasar la población se descubre, al cobijo de los paredones del desfiladero, la singular estampa que componen las ermitas del Santo Cristo, Santa María de la Hoz –góticas del siglo XIII-, y un puente medieval.


EL PASEO. Puede realizarse un entretenido paseo a pie de ida y vuelta, apropiado también para niños, entre Herrán y Ribera, pueblo abandonado en el lado alavés del desfiladero. Entre ambos median cuatro kilómetros por terreno casi llano. El paseo discurre en su mayor parte por el interior del desfiladero y no tiene pérdida. El lado alavés forma parte del parque natural de Valderejo, cuyo centro de interpretación se encuentra enclavado en la localidad de Lalastra.

EN MARCHA. Situado al noreste de la provincia de Burgos, a Herrán se puede llegar desde Trespaderne, en la N-629, y Pedrosa de Tobalina.

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