Un apetecible paseo de ribera junto a las aguas del Duratón
Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
Hay vida más allá de las hoces del Duratón. Incluso espectáculo natural e interés paisajístico. Quien lo dude puede echar pie a tierra para recorrer la Senda de la Vega, que enlaza las localidades de Carrascal del Río y Burgomillodo. Eso sí: hay que formatear la retina y borrar la imagen del Duratón heroico capaz de tallar acantilados de vértigo mientras se revuelve formando eses imposibles. Esto es otra cosa. El río que media entre esas dos localidades se muestra tan cercano que en algunos puntos hay que ir con cuidado para no meter el pie; en otros te deja hasta refrescarte la cara. Es como si pasado el arrebato de una sinfonía heroica llegara un epílogo de flauta pastoril y bucólica, apacible, serena, apetecible, mansa y refrescante. Porque las hoces, ahí donde están, con sus paredes de decenas de metros de altura, no se desvanecen poco a poco: desaparecen de golpe. El mismo golpe con el que la presa del embalse de Burgomillodo las pone punto final. Ahí termina la sinfonía y nace un nuevo río de vegas amplias, generosas, pródigas en arboledas y sombras.
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El tramo que ahora puede recorrerse siguiendo la orilla izquierda del Duratón es el que arranca en el área recreativa de Carrascal del Río, donde unos paneles informan sobre las características generales del paseo: entre el punto de salida y el de llegada, en Burgomillodo, median 4,5 km que saben a poco, dos horas de paseo por una senda arbolada cuya música es el rumor del agua batiendo árboles caídos y el siseo de los chopos jugando con el viento.
Nada más arrancar del área recreativa queda a la vista también otra marca del paisaje: los inmensos arenales que subyacen bajo la cubierta de los pinares. Una cubierta frágil, en algunos puntos muy maltratada, que evita que media Castilla –toda la Tierra de Pinares– perezca bajo la voracidad de las dunas. En Carrascal, pero sobre todo al llegar a Burgomillodo, la visión de esas dunas gigantescas aviva recuerdos de desiertos africanos. Y a muy pocos metros de esa amenaza arenosa el Duratón discurre trazando una cicatriz de verdes profundos, brindando rincones como el que se descubre a unos diez minutos del inicio, donde un viejo molino, que se contempla en la otra orilla, ofrece un ejemplo de aprovechamiento ancestral del agua.
Desde allí el paseo prosigue siempre cerca de la orilla, acompañando sus rectas y sus curvas, y hasta un meandro tan marcado que da apariencia de laguna. La llegada a Burgomillodo debe rematarse con la subida hasta lo alto de la presa. Sin cambiar de orilla, un sendero se cuela por el exterior de la verja que acota las instalaciones de la central eléctrica hasta llegar a su la base. Allí, pegado a las rocas de la derecha se descubre el pasadizo que da acceso a las escaleras metálicas que trepan hasta lo alto del muro, una oportunidad que ni pintada para comprobar cómo la presa marca la línea que separa esos dos ríos diferentes: hacia arriba, el Duratón de acantilados y hoces; hacia abajo, el de pinares y chopos, con la vista, en primer plano, de la explotación de feldespatos que devora una duna gigantesca.
Carrascal y Burgomillodo atesoran una joya con la que los foráneos no suelen asociarles: la ermita de San Frutos, el priorato construido sobre el lomo rocoso de una de las hoces más retorcidas del río. Y también uno de sus rincones más visitados. Especialmente cada 25 octubre, cuando tiene lugar la populosa romería en la que se transita desde Carrascal hasta la ermita por los viejos caminos de siempre. Una oportunidad única para participar de la fiesta y de tradiciones como la de pasar con perejil en la mano bajo la piedra del altar mayor de la ermita para evitar el mal de hernia.
EN MARCHA. A Carrascal del Río puede llegarse desde San Miguel de Bernuy o Cantalejo, en la CL-603.
EL PASEO. Sendero de Pequeño Recorrido (PR) balizado con estacas y señales de color blanco y amarillo y bautizado como Senda de la Vega. Tiene su inicio en Carrascal del Río y el final en Burgomillodo, con un trazado de 4,5 km de senda fluvial que discurre por la orilla izquierda del Duratón, sin desniveles ni posible pérdida. Puede hacerse en unas dos horas (ida y vuelta) y es apropiado para hacer con niños. Información: hay un panel en el inicio de la ruta.
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CARRASCAL DEL RÍO. Entre su patrimonio arquitectónico destaca la zona de las bodegas y la iglesia de La Asunción, en la zona más alta del casco urbano. Es de origen románico aunque sus hechuras son muy posteriores.
Buenos días Javier,
Lo primero decirte que me encanta tu blog. Ya conozco muchas de las rutas y lugares que propones pero otros no. Me gustaría saber si existe alguna forma de hacer búsqueda por mapa o por áreas, así si viajo a una zona para un fin de semana puede ver todos los recursos disponibles en la misma.
Un saludo
Hola, María. Muchas gracias. La mejor forma de localizar propuestas es por la etiqueta de provincia o directamente en el buscador del blog. Si tienes alguna pregunta, no dudes en hacerla. Ni en compartir tus destinos. Saludos.