Cañones y gargantas profundas en las tierras de Sayago
Texto y fotografías: Javier Prieto Gallego
Se miren desde donde se miren, las revueltas que dibuja en el paisaje el río Duero mientras recorta sobre el mapa la frontera entre España y Portugal son un espectáculo natural que, de ser este otro país, serían famosas en el mundo entero. Por suerte para los recolectores de parajes solitarios, ese tramo soberbio que son Las Arribes zamoranas siguen siendo un paraíso tan alejado, abrupto e indomable como cuando Viriato hacía por aquí jugarretas a los romanos. Y que dure.
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Sayago es una de esas comarcas –como tantas otras en Castilla y en León- a las que el tiempo ha tapado con su mantita de olvido. Y así se han quedado sus pueblos: acurrucados, adormecidos, quietos como gatitos al sol, como rezando para que nadie sepa que en realidad existen, con tantas estampas pintorescas entre sus pliegues que resulta imposible recogerlas todas.
Uno de esos pliegues proverbiales se descubre en el entorno de un pueblo al que resulta imposible llegar por casualidad: no está camino de ninguna parte y las carreteras que lo comunican con el mundo son tan infames que a lo que invitan es a darse la vuelta antes de que se desarme el coche. Y eso que Pinilla de Fermoselle está tan sólo a unos 8 kilómetros de la localidad más importante de la comarca de Sayago, Fermoselle.
EL PASEO
Pinilla es un pueblo pequeño que parece agazapado en torno a su enorme moral, el árbol totémico del oeste zamorano, que por estos contornos ejerce la misma función sagrada que en otras localidades las olmas o la encina. Tampoco es casualidad que el moral comparta plaza y espacio con la iglesia, dos símbolos sagrados, uno pagano y otro cristiano que sirven, en esta ocasión, como punto de partida para un alucinante paseo por la orilla izquierda del Duero.
En la misma plaza se ven ya la marcas roja y blanca del sendero de gran recorrido GR.14, que guía en lo que puede el curso del Duero. A Pinilla llega desde Fornillos y desde Pinilla señala el llamado Camino de los Arrieros, el sendero de herradura por el que siempre se transitó entre Pinilla y Fermoselle. Su inicio se busca, desde la plaza, calle abajo, dejando atrás el ábside de la iglesia. Enseguida aparece el desvío hacia la izquierda y el camino de tierra que, casi de inmediato, se convierte en un pasillo que discurre acotado por las cortinas de granito y las longevas encinas que aderezan todo este hermoso paseo. Si el primer kilómetro es pródigo en rincones con sabor, pequeños regatos, vallas de granito, huertecillos, pontones de piedra y terrazas donde prosperan olivos y encinas, el comienzo del segundo sorprende por unas panorámicas sobre los cañones profundos del Duero que invitan a la contemplación una y otra vez. En este tramo, el sendero no tiene más pérdida que la que produce el disfrute de una belleza intensa.
Es al estrenar el tercer kilómetro, cuando los cañones ya han empezado a alejarse, el camino se ha ensanchado y la vegetación predominante a ambos lados es la retama, cuando toca abandonar las guías del GR. para comenzar el tornaviaje al margen de este. La oportunidad la brinda un camino bien marcado aunque con vegetación en el medio, que llega por la izquierda. Se emprende también un ligero ascenso que finaliza al alcanzar la carretera, 1,5 km después. Tras tomarla hacia la izquierda, el siguiente kilómetro discurre por ella hasta topar de nuevo con las señales del GR.14, que llega ahora desde Fornillos de Fermoselle, y que sirven para localizar el camino de tierra que, de nuevo entre prados bellamente acotados por cortinas, encinas centenarias y hasta un tramo de calzada empedrada sirven para regresar al punto de partida. En este último tramo tan sólo hay una intersección con señalización dudosa, a 1,2 km de la carretera, aunque el sentido común evidencia que el camino correcto es el que sigue de frente y no el que sube hacia la derecha.
EN MARCHA. A Pinilla de Fermoselle puede llegarse desde la carretera que parte de Fermoselle.
EL PASEO. Está señalizado en su mayor parte con las marcas rojas y blancas del GR.14. Con principio y fin en Pinilla de Fermoselle, tiene un recorrido de 8 km de fácil realización, que pueden recorrerse en unas 2,5 horas. A los tres kilómetros de iniciado el paseo, el recorrido propuesto abandona la señalización para alcanzar la carretera que enlaza Pinilla y Fermoselle. Tras recorrer por ella un 1,2 km en dirección a Pinilla vuelven a retomarse las marcas del GR. hasta regresar al punto de inicio. También puede realizarse el tramo completo, de 7,2 km, entre Pinilla y Fermoselle siguiendo la señalización del GR.14.
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INFORMACIÓN. Casa del Parque del parque natural Arribes del Duero en Fermoselle, tel. 980 614 021.