Los milagros de Iria Flavia
Un paseo por Padrón, entre Rosalía y Santiago
© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGOSi el cuerpo sin cabeza del apóstol Santiago está donde está -suponiendo que esté- es porque antes, un poquitín antes, pasó por Padrón. Cuenta el cuentode una de las tradiciones cristianas que más han influido en el desarrollo de la civilización occidental, al menos en España, que el apóstol Santiago, tras predicar en la península Ibérica la nueva religión de los seguidores de Jesús, regresó a su tierra de origen. Y que fue allí donde el rey Herodes Agripa I, en el año 44, en un intento de frenar el auge que iba tomando aquella secta, mandó decapitar al que fuera uno de los discípulos más cercanos al líder.
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El caso es que esta vía de entrada por mar, tan cercana a Santiago, fue escogida repetidamente por los invasores vikingos y piratas que ansiaban -y consiguieron varias veces- hacerse con todas las riquezas y reliquias que se guardaban en la ciudad compostelana. Ese fue el motivo de que el rey Alfonso III tomara cartas en el asunto y se decidiera a fortificar aquella puerta de entrada mandando construir las Torres del Oeste, en la desembocadura del río Ulla, como un primer freno para quienes pretendían remontarlo navegando. Al mismo tiempo, la localidad se fue convirtiendo en un importante punto de salida de mercancías hacia el Atlántico, de tal modo que, en el siglo XII, fue el arzobispo Gelmírezquien impulsó la construcción de un puerto como dios manda, erigió la primitiva iglesia románica que cobijó la columna del apóstol y ordenó construir en los muelles de la localidad los que están considerados como los primeros barcos de la Marina española.
En el siglo XV Padrón sufrió las turbulencias de las guerras Irmandiñas, en las que el pueblo llano se enfrentó con el arzobispado y la nobleza gallega, sufriendo la destrucción de uno los castillos más hermosos del arzobispado y la torre defensiva que estaba adosada a la iglesia de Santiago. Durante el siglo XVII y XVIII Padrón conoció un auge económico propiciado por el asentamiento de una burguesía foránea que impulsó el desarrollo de la industria textil y el comercio.
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Así pues, no es raro encontrar en Padrón un puñado de lugares bien marcados en los que seguirle la huella al apóstol Santiago. El primero de ellos, sin lugar a dudas, es la mencionada iglesia de Santiago. La actual no es la levantada por Gelmírez en la margen izquierda del río Sar. De esa solo se conserva una piedra con la fecha de la construcción, 1133, al lado de la puerta de a O Espolón. La actual, de estilo neoclásico, fue prácticamente rehecha en el XIX. Respecto a la columna que se venera bajo el retablo se sabe que, entre las utilidades que ha tenido, está la de servir para amarrar barcos fenicios en el puerto de Iria Flavia, ara votiva romana dedicada al dios Neptuno y pie sobre el que se colocó el altar en la primitiva iglesia de Santiago. En el templo también pueden verse dos lienzos y un relieve en el que se representa la llegada de los restos del Apóstol en la barca. El púlpito, gótico, tiene una imagen de Santiago peregrino. Otro Santiago peregrino un tanto peculiar es el conocido como » O parrandeiro«, una talla del siglo XVIII que cada 25 de julio sube a hombros de los mozos hasta la ermita de Santiaguiño, en el monte de San Gregorio.
Del otro lado del Sar, adonde se pasa por el puente de Santiago, queda la fuente del Carmen, del siglo XVI y reformada en el XVIII, con representaciones iconográficas de la llegada de la barca y el bautismo del Apóstol a la reina Lupa, en cuyos dominios arribó la barca del apóstol.
De regreso a la iglesia de Santiago y continuando por la rúa del mismo nombre el paseo prosigue hasta localizar las 132 escaleras del viacrucis que aúpan hasta el monte de San Gregorio, donde se halla la ermita de Santiaguiño do Monte, un pintoresco lugar que rebosa de recuerdos jacobeos. Especialmente destaca la agrupación de rocas en las que la tradición afirma que el apóstol Santiago estuvo predicando antes de su regreso a Palestina. No es lo único. En consonancia con el extendido culto a la piedras, tan frecuente en la tradición céltica y gallega, encontramos también la cama donde dormía Santiago, la cova en la que se escondía de sus perseguidores, el altar de sus celebraciones, las escaleras que hay que subir de rodillas, los agujeros por los que se ha de pasar morto o vivo, la fuente que brotó tras golpear el apóstol el suelo con un bastón…
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Pero no todos los peregrinos viajan a Padrón en busca de las huellas de Santiago. También son multitud quienes lo hacen para imbuirse del espíritu que emana del recuerdo de Rosalía de Castro, la poetisa por excelencia no solo de Galicia, de todo el noroeste peninsular. Aunque nacida en Santiago de Compostela, en 1883, pasó los últimos años de su vida con su familia en el lugar de A Matanza, hasta su fallecimiento en julio de 1885. Más que un pazo es construcción tradicional rústica con jardín en la que se han recopilado recuerdos y objetos relacionados con su vida y con su obra. La planta baja fue transformada para exhibir fotografías, primeras ediciones y objetos personales, mientras que la planta superior conserva sus estancias tal y como ella las conoció, incluida en la que murió a los 48 años.
Rosalía fue enterrada en el cementerio de Santa María de Adina, la iglesia de Iria Flavia, según ella había deseado en vida, pero hoy solo queda una lápida para recordarlo dado que su sepultura fue trasladada, seis años después, al panteón de gallegos ilustres, en Santiago de Compostela. Quien sí sigue enterrado en ese cementerio es el premio nobel de literatura Camilo José Cela, natural de este localidad. La iglesia de Adina conserva el sabor románico de los tiempos en los que fue construida por el arzobispo Gelmírez, en el siglo XII, sobre los restos de un templo romano-cristiano del siglo I.
En dirección a Santiago se localiza el santuario de A Escravitude, un vistoso edificio con fachada barroca y magnífico retablo cuyos orígenes se relacionan con las propiedades milagrosas de una fuente que existía en el lugar sobre el que se erigió el santuario.
Pero si por algo es conocido el nombre de Padrón es por la incertidumbre de saber si explotaran en la boca sus exquisitos pimientos -unos pican y otros non-. Su origen está en las semillas traídas de México, en el siglo XVI, por unos franciscanos del monasterio de Herbón, excelente ejemplo de construcción franciscana que se ubica en un paraje de gran belleza junto al río Ulla.
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Muy interesante y logrado su trabajo, pero como gallega le ruego que respete los topónimos correctos. ¿La Coruña? Es A Coruña, por favor.
Gracias y un saludo
Gracias a ti, Sara, por el apunte. Pero el topónimo castellano de A Coruña es La Coruña. Al margen de las denomicaciones oficiales, cada cual es bien libre de escoger sus propias opciones lingüísticas.
Saludos.
Ah, ¿pero los topónimos tienen traducción? Increíble su ignorancia.
La última vez que lo leo, y menos llamándose Gallego de segundo apellido, ¡vueltas de tuerca que tiene la vida!
Un saludo desde A CORUÑA
Estimada Xaira, aunque me queda claro que no va a leer ya esta respuesta: muchos topónimos tienen traducción y otros «tradición». De esta forma, algunos de de ellos tienen adaptaciones morfológicas en otras lenguas, como es el caso. Cuando escribo en castellano no escribo London ni Bilbo y espero no haber ofendido nunca las sensibilidades de londinenses ni bilbaínos. Por otra parte, este es un debate que tiene mucho más de ideológico que de lingüístico. Hay por ahí un montón de argumentos en uno u otro sentido y cada cual esgrime los que más le cuadran. Por si tiene interés en saber cuáles son los míos, aquí le dejo este enlace: https://www.mitma.gob.es/recursos_mfom/pdf/C49D4959-0250-4058-9746-009AD56617ED/71711/topomediosespa%C3%B1oles.pdf
Saludos desde Castilla.
Magnífica la historia de Padrón, y se lee de un corrido. Parón, tierra nostálgica del alma, y del ser gallegos. Enhorabuena!
Muchísimas gracias, Anastasia. Me alegro de que te haya gustado. Desde luego merece un viaje. Tiene mucha magia y mucho misterio.
Pues sí,un montón… Saludos.
Muy interesante Padrón y es que Galicia tiene lugares extraordinarios para visitar!
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