Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
Hace tres décadas nacía el programa Vías Verdes con un objetivo tan claro como ambicioso: devolver la vida a cientos de kilómetros de antiguas vías de tren, transformándolas en senderos accesibles para caminantes y ciclistas. En aquel entonces, muchos de estos trazados languidecían cubiertos de maleza y herrumbre, olvidados tras décadas de desuso. Hoy, gracias a este proyecto, más de 3.300 kilómetros han sido rescatados para ofrecer naturaleza, paisajes y aire libre. Un legado que sigue creciendo.

Estos recorridos tienen algo mágico: conservan la esencia de los trenes que un día los surcaron. Ahora, en lugar de raíles y traviesas, hay caminos de gravilla o asfalto donde el esfuerzo de pedalear o caminar se suaviza con desniveles que rara vez superan el 3 o 4 por ciento. La recuperación no se detiene en el trazado; túneles, puentes, estaciones e incluso antiguos apeaderos han sido restaurados, convirtiendo cada ruta en un viaje por la historia ferroviaria. En la mayoría de los casos, el acondicionamiento de estos trayectos conlleva también la recuperación de barreras de protección e incluso antiguas estaciones o apeaderos. Todo ello acompañado de la debida señalización sobre el terreno y una completísima documentación que puede consultarse a través de la web de Vías Verdes.
HISTORIAS SOBRE VÍAS EN VALLADOLID
A finales del siglo XIX, la Compañía del Ferrocarril Económico de Valladolid diseñó un modesto pero crucial trazado con el propósito de unir la capital vallisoletana con Medina de Rioseco, en un empeño por complementar con ferrocarriles de menor envergadura la red ferroviaria principal, que ya llevaba un tiempo funcionando. En aquella época, el tren era sinónimo de progreso, capaz de conectar personas y mercancías entre pueblos que, hasta entonces, vivían aislados por la falta de carreteras transitables. En cierta forma, aquel ferrocarril fue tan innovador en su tiempo como hoy puede parecerlo el AVE.
El «Tren Burra» —apodo que la línea se ganó por su ritmo pausado— estuvo marcado por anécdotas que aún resuenan en la memoria colectiva. Por ejemplo, la célebre «Cuesta del Reventón» entre Zaratán y el páramo, donde las pequeñas locomotoras «chocolateras» se esforzaban hasta el límite. Cuando el tren iba lleno, no era raro ver a los pasajeros bajarse y caminar junto a los vagones para aligerar el peso. Hoy, una de aquellas locomotoras descansa en la plaza de San Bartolomé, en Valladolid, recordando su pasado entre silbidos y traqueteos. Otra, a la que incluso podemos subirnos y curiosear desde dentro, se localiza a los pies de los Jardines del Castillo, en la entrada a Medina de Rioseco, muy cerca de donde estuvo la estación de tren que tantas veces la vio partir.


El cambio de siglo trajo también la ampliación de la red ferroviaria que convirtió a Medina de Rioseco en un pequeño nudo ferroviario del que partían tres ramales: el que enlazaba con Valladolid, el que posteriormente se construyó hasta Villalón de Campos y Villada, y el que partía hacia Palanquinos, en las proximidades de la capital leonesa.
Sin embargo, el progreso no perdona. La llegada del automóvil y el auge del transporte por carretera relegaron estas líneas al abandono, sellando su destino, con su total desmantelamiento, en 1969. De entonces acá, y aunque aún quedan rastros evidentes de su trazado por buena parte de la provincia, muchos tramos han sucumbido convertidos en caminos o comidos por la maleza. Otros, como los que veremos a continuación, han sido recuperados del olvido para su disfrute.
Dos de las tres Vías Verdes con que contamos en Valladolid pertenecieron a esta red. La otra es el tramo final de la Vía Verde del Eresma, por la que se puede circular desde Segovia hasta Olmedo.
01 VÍA VERDE DEL TREN BURRA (Zaratán)

Este breve recorrido de 3,2 kilómetros recupera uno de los tramos más emblemáticos del antiguo ferrocarril que unía Valladolid con Medina de Rioseco: la subida desde Zaratán hasta el páramo. Un paseo perfecto para recordar las dificultades de las locomotoras «chocolateras» en la Cuesta del Reventón, aunque ahora se recorre con comodidad, ya sea a pie o en bicicleta, discurriendo en algún tramo embutido en la caja del antiguo ferrocarril, además de con bellas vistas hacia el páramo de los Montes Torozos. Aunque el tramo acondicionado finaliza al coronar el páramo, en el cruce con la Cañada de Soria, si giramos por ella a la izquierda y luego en el primer camino a la derecha podemos alcanzar fácilmente Villanubla en 3,6 km más.

DÓNDE. El inicio de la Vía Verde se localiza al final de la calle Paseo del Ferrocarril.
LONGITUD. 3,3 km.
QUÉ VER: ZARATÁN. Iglesia de San Pedro Apóstol. En lo gastronómico son famosas sus “salchichas de Zaratán”, elaboradas con carne magra de cerdo adobada. VILLANUBLA. Iglesia de La Asunción. Gótica del siglo XVI. Ermita del Cristo. Del siglo XVII, con obras de gran valor artístico.
02 VÍA VERDE DE CAMPOS (Cuenca de Campo – Villalón de Campos)

Uno de los antiguos ramales que partían de Medina de Rioseco extendía su recorrido hacia el noreste de la provincia, con el objetivo de conectar Villalón de Campos con la línea ferroviaria que unía Villada y Palencia. Era parte de una red que, durante décadas, luchó por romper el aislamiento de los vastos horizontes terracampinos y facilitar la salida de sus cosechas cerealistas hacia mercados más lejanos.
Hoy, un tramo de ese trazado ha sido recuperado como Vía Verde, ofreciendo a senderistas y cicloturistas una ventana al pasado. Son apenas 4,5 kilómetros los que separan Cuenca de Campos de Villalón de Campos, pero este corto trayecto condensa historias y paisajes que invitan a viajar con los sentidos.
El inicio de la ruta se encuentra junto a la carretera VA-905 que une Cuenca de Campos con Villalón. Allí, un antiguo edificio ferroviario, restaurado por un particular, conserva la esencia de las construcciones originales, recordándonos la importancia que tuvo este punto en otros tiempos. En el extremo opuesto, Villalón también guarda vestigios de su modesto complejo ferroviario, testigo mudo de un pasado que aún resuena entre las paredes de ladrillo y los recuerdos de sus habitantes.
Para quienes comiencen la ruta en Cuenca de Campos, la primera parada se encuentra a pocos metros: la ermita de San Bernardino de Siena. Con bancos, mesas y una fuente, este lugar es ideal para abastecerse y tomar un respiro antes de sumergirse en el paisaje. Desde aquí, el camino se abre a los horizontes infinitos de Tierra de Campos, donde el cielo parece tocar el suelo. Es también un tramo que comparten con los peregrinos jacobeos que recorren el Camino de Santiago desde Madrid.

DÓNDE. Entre Cuenca de Campos y Villalón de Campos.
LONGITUD. 5 km.
QUÉ VER: CUENCA DE CAMPOS. Iglesia de los Santos Justo y Pastor. Artesonados mudéjares. En su interior, Museo de Arte de Sacro. La arquitectura popular tiene su mejor rincón en los soportales de la plaza Mayor. En la parte alta, la torre del Conjuradero es un mirador desde el que asomarse al casco urbano y al paisaje de Tierra de Campos. VILLALÓN DE CAMPOS. Rollo jurisdiccional, considerado el más artístico y hermoso de España. Iglesia de San Miguel. Buenas muestras de imaginería castellana. Uno de los más relevantes ejemplos de arquitectura gótico mudéjar de la provincia. Iglesias de San Juan Bautista y San Pedro, del mismo siglo. Casonas blasonadas y buenos ejemplos de arquitectura tradicional, con abundancia de calles porticadas. Museo del Calzado Vibot, dedicado a mostrar el proceso de fabricación artesanal del calzado. Museo del Queso. Centro de Interpretación del Palomar del Abuelo. A unos 3 kilómetros del casco urbano se halla la ermita de la Fuentes.
03 VÍA VERDE DEL ERESMA (Olmedo)

Una popular vía ferroviaria en su momento fue la que unía Segovia con Medina del Campo, vital nudo de comunicaciones, esta última, desde la que se distribuía el tráfico de trenes para todo el noroeste peninsular. De aquellos trajines se han recuperado para el pedaleo o la caminata no hace mucho los 73 kilómetros que median entre la capital segoviana y la estación de Olmedo.
En concreto, el tramo que corresponde a la provincia de Valladolid entra por el término municipal de Fuente Olmedo para seguir por Aguasal hasta Olmedo en un corto recorrido de 6,5 km que corre paralelo al Camino de Santiago desde Madrid.

Este ferrocarril fue inaugurado 1 de junio de 1884 y se clausuró en 1993.
DÓNDE. La Vía Verde del Eresma une Segovia con Olmedo. El tramo vallisoletano comprende Fuente Olmedo, Aguasal y Olmedo.
LONGITUD. De Segovia a Olmedo, 73,3 km. El tramo vallisoletano, 6,5 km.
QUÉ VER. OLMEDO.Amplio repertorio de rincones de interés y edificios mudéjares. El Palacio del Caballero, moderno y atractivo centro de interpretación acerca de la localidad y el Siglo de Oro. Sede principal del Festival de Teatro Clásico que tiene lugar aquí cada año. Iglesia de San Miguel y la Soterraña y las ruinas consolidadas de San Andrés. También los restos de muralla que circundan la mayor parte del casco histórico. La iglesia de Santa María alberga una notable colección escultórica. En las afueras, el Parque Temático del Mudéjar, de visita recomendada para ir con niños, reúne una amplia colección de edificios mudéjares a escala. Oficina de Turismo. Tel. 983 62 32 22.
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