Hay muchas formas de disfrutar del Canal de Castilla en Palencia
© Texto, vídeo y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
En su momento fue un sueño hecho realidad. Un empeño de titanes realizado contra viento y marea. Una gran obra pública cuyo principal objetivo era sacar de la miseria a millones de españoles que vivían aislados en el interior de la meseta, sin forma humana de comerciar con sus mercancías por falta de caminos transitables y medios de transporte eficaces.
Cuando el mundo aún estaba a medio inventar, la construcción de Canal de Castilla se concibió como la forma de comunicación más eficaz y moderna de su tiempo. La única manera viable en el siglo XVIII de comunicar la Castilla profunda con el mundo a través del mar. La idea, de locos se mire como se mire, era construir una autopista de agua en la que echar a flotar la mercancía y llevarla hasta los puertos del Cantábrico: la harina de los inmensos trigales, principalmente, a cambio de hacer llegar desde ellos lo que pudiera venir de fuera, azúcar, entre otras mil cosas.
Desarrollar aquel proyecto supuso una aventura apasionante llena de impedimentos y sacrificios. Mil y un problemas a los que hubo que hacer frente con ingenio y las herramientas de la época.
El principal impulsor del proyecto fue el Marqués de la Ensenada, encargado de convencer al monarca Fernando VI de la necesidad de ponerse manos a la obra. Las cabezas pensantes que lo plasmaron en un papel y después se mancharon con el barro de los campos castellanos fueron el ingeniero francés Carlos Lemaur y el marinero Antonio de Ulloa.
En resumen, una magnífica obra de ingeniería que comenzó a construirse en 1753 para finalizarse, con su actual forma en «Y», en el año 1849. Casi cien años en los que se vio de todo: diferentes reinados -Fernando VI, Carlos III, Carlos IV, Fernando VII…-; la invasión francesa, guerras, pestes, crisis económicas profundas, cambios en el proyecto… y un remate bien poco feliz después de tanto esfuerzo: apenas una década después de completado el proyecto, el ferrocarril se reveló como un medio de locomoción mil veces más rápido, eficaz, económico y fácil de trazar en comparación con la lenta y limitada navegación por el canal. Por suerte, aquella agua encauzada propició también el surgimiento de un reguero de industrias, fábricas de harina, luz y batanes que siguieron moviéndose casi otros cien años más.
Hoy, aquel empeño hecho realidad, además de útil -abastece de agua a más de 200.000 personas y riega más de 23.000 hectáreas- puede ser fuente de infinitos placeres. Porque para el viajero inquieto o curioso el canal ofrece un montón de excusas, un montón de maneras de disfrutarlo, de recorrerlo, de verlo, de acercarse a él. Estas son algunas de ellas.
ASÍ SE DISFRUTA DEL CANAL DE CASTILLA EN PALENCIA
01 – POR FUERA. Todo el trazado del canal se encuentra acompañado por los caminos de sirga, las sendas desde las que mulas y bueyes ayudaban a las barcazas a ganar velocidad. Su recorrido, a pie o en bicicleta, es uno de los grandes atractivos que ofrece hoy en día el canal. Además, en la provincia de Palencia, el recorrido por el canal forma parte también del Camino Lebaniego Castellano que une la capital palentina con el monasterio de Santo Toribio de Liébana.
Pasar del dicho al hecho y superar toda la complejidad técnica que suponía poner barcos a navegar por entre los trigales de Castilla implicó el desarrollo de un variado arsenal de soluciones arquitectónicas que lo hicieran posible. Soluciones que, dado el siglo que transcurrió en su construcción, fueron variando en función de la época y el dinero disponible. A lo largo de los 207 kilómetros de trazado total podemos disfrutar observando y estudiando muchas de estas soluciones.
Ir salvando el desnivel que se presentaba en los diferentes tramos implicó el diseño de hasta 50 esclusas a lo largo de todo él. Estas obras de ingeniería, auténticas joyas, presentan formas ovaladas -las más antiguas- y rectangulares. Dos de los conjuntos de esclusas más bellos del canal, ambos enla provincia de Palencia, son los de Frómista, donde el canal se cruza con el Camino de Santiago, y Calahorra de Ribas, en el punto donde dieron comienzo las obras.
Llevar las aguas del canal por el interior de la meseta suponía cruzar numerosos arroyos y algún río. Para ello fue necesario construir 69 acueductos que, a menudo, pasan desapercibidos. El más espectacular de ellos es el de Abánades sobre el río Valdavia, cerca de Melgar de Fernamental (Burgos).
Otros elementos arquitectónicos de interés son los puentes, con alguno tan bello como el de Valdemudo (Palencia), las presas o las imprescindibles dársenas, necesarias para el atraque de las barcazas. De visita imprescindible en la provincia de Palencia son las de Alar del Rey, en uno de los extremos del Ramal Norte o la de la propia capital palentina.
Uno de los grandes logros de esta obra hidráulica es que acabó siendo utilizada para mucho más que la navegación. Todo a lo largo de sus orillas surgieron numerosos ingenios y fábricas de distinto uso, aunque principalmente harinero. En sus orillas descubrimos fábricas de luz, almacenes, casas de empleados del canal o embarcaderos tan singulares como La Casa del Rey, antiguo astillero donde se ubica el Museo del Canal de Castilla (tel. 979 833 114).
02 POR DENTRO. Nada iguala a la experiencia de recorrer el canal navegando sus aguas, al fin y al cabo la principal finalidad para la que fue construido. Dentro de la provincia, podemos gozar de las delicias de la navegación en dos embarcaderos. El Marqués de la Ensenada (tel. 664 201415/ 979 70 65 23) arranca sus viajes en el Centro de Interpretación ubicado junto a la retención de San Andrés -se accede desde la N-611 en el kilómetro 79-, en Herrera de Pisuerga. En Fromista, el barco Juan de Homar (tel. 673 368 486) recorre el tramo paralelo al Camino de Santiago entre Boadilla del Camino y Frómista.
Y DE COMER
La localidad de Herrera de Pisuerga ha hecho seña y emblema de un animal fundamental en la ribera de nuestros ríos: el cangrejo. También en la gastronomía de la zona hasta convertirlo en uno de sus platos estrella. Todo ello tiene su reflejo de una manera especial el primer fin de semana de agosto en el que se celebra el Festival de Exaltación del Cangrejo de Río, declarada de Interés Turístico Regional de Castilla y León. Una celebración en la que prima el humor de sus desfiles pero también el prurito de alzarse con el «Cangrejo de Oro» en el concurso que busca revelar la mejor receta del año en la preparación de este crustáceo. Un momento ideal para acercarse hasta esta localidad y disfrutar de las numerosas degustaciones que ofrecen los restaurantes de la zona.
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Me encanta todo lo relacionado con el canal y ya lo recorrido en varias ocasiones, nunca entero, pero lo conozco bastante. Me da pena que no se conozca como pasa en otros países, aunque por otro lado me da miedo de lo contrario, que se masifique.
Lo que menos me gusta es el funcionamiento de barcos y otros servicios porque tienen poco servicio. Siempre se habla de desestacionalizar el turismo, pero a la hora de la verdad mandan las vacaciones y los fines de semana
El Canal es un lugar con muchísima magia pero que también da bastante pena. Especialmente por el abandono en el que ha estado sumido durante décadas. Saludos.