El rincón del urogallo
Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
La carretera que atraviesa el puerto de Tarna hacia Asturias data de 1935. Dos años más tarde bajarían por ella las tropas golpistas del general Franco para arrasar con saña las aldeas del valle por haber servido de parapeto a las fuerzas del ejército republicano. La destrucción fue casi total y quien no murió acabó condenado a vagar por otros valles pidiendo limosna. Dicen que en Tarna sólo quedaron en pie las escuelas.
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Antes de que la llegada del asfalto tuviera tan mal acompañamiento, el puerto de Tarna había sido uno de los pasos carreteros por los que se aventuraban peregrinos y comerciantes que, al precio de acortar el viaje entre la meseta y Oviedo cometían la osadía de enredarse en las infinitas curvas por las que se desciende desde las montañas de León hasta el valle que abre el río Nalón en sus primeros devaneos astures. En verano, por supuesto. Hacerlo en invierno era como atreverse a ir a la Antártida en chanclas y sin toalla. Este paso montañés entre las provincias de León y Asturias tiene y tenía su prólogo en las campas de Riaño –hoy pastizales subacuáticos de un hermoso mar interior- desde donde el camino hacia Oviedo tomaba rumbo a Burón, Acebedo y La Uña. No hay que olvidar que Oviedo fue durante siglos, y aún hoy lo es para muchos, una parada importante en el Camino de Santiago, al considerarse que la primera peregrinación a Santiago fue la que realizó el rey Alfonso II el Casto desde Oviedo a Compostela para comprobar la veracidad del hallazgo de los restos del apóstol. Ese trayecto entre ambas ciudades se conoce como el Camino Primitivo y desde entonces muchos peregrinos preferían desviarse del Camino Francés hacia Oviedo para continuar después por ese primer itinerario histórico. Ese es también el motivo de que muchos peregrinos de la meseta y el norte castellano enfilaran Tarna para postrarse ante las reliquias guardadas en la basílica de El Salvador, en Oviedo, a las que, además, se atribuían incontables milagros.
Pero dada la peligrosidad del tránsito, lo traicionero de los pasos montañosos, las alimañas, las tormentas repentinas, los bandoleros y el mareo de las curvas, tampoco extraña que en lo alto del puerto se situaran hospederías y santuarios como la ermita de Riosol, donde los peregrinos encontraban refugio, campana de la que tirar en caso de necesitar socorro o simplemente santo al que encomendarse antes de iniciar el descenso hacia Asturias.
Hoy no hace falta tanto, aunque distraerse un suspiro en la conducción puede acabar con el coche en el fondo de cualquier abismo. Tampoco hace falta llegar hasta Oviedo para buscar un santuario: el lado asturiano del puerto es la vía de entrada al parque natural de Redes, uno de los espacios naturales asturianos más importantes de esa comunidad, declarado Reserva de la Biosfera desde 2001. Y, según los expertos, el último refugio, el santuario del urogallo, una de las aves emblemáticas de la Península al borde de la extinción. También lo es para el oso pardo y para especies sensibles a la pureza de los ecosistemas, como el águila real o la nutria. Todos ellos habitantes de unos bosques que ocupan el 40% del espacio disponible en los concejos que conforman este espacio, Caso y Sobrescobio. Esta circunstancia lo convierte en el espacio más arbolado de toda Asturias. También el único que tiene varios centros y una ruta dedicada a la madreña: los vecinos de Caso acreditan una destreza sin igual en la confección de esos ancestrales zapatones de madera de haya, tallados de una sola pieza y con tres tacones, tan perfectos para no quedarse atascados en los fangales de la montaña que la NASA se los habría encasquetado a los astronautas lunares de haber visitado el valle en su momento.
No es lo único que tendrían que añadir al equipaje lunar: el queso casín –o sea, del concejo de Caso-, del que dice la leyenda que sirvió para celebrar la victoria de Pelayo en Covadonga, haría un papel de primera en el bocata de cualquier astronauta. Además, en un ambiente sin atmósfera el olor no sería inconveniente.
EN MARCHA. El puerto de Tarna se alcanza desde Riaño por la C-635 tomada hacia Oviedo.
EL PARQUE. El centro de interpretación del parque natural de Redes se encuentra ubicado en la localidad de Campo de Caso. Tel. 985 60 80 22. www.parquenaturalderedes.es.
SENDERISMO. Hay distintas rutas señalizadas por el interior del espacio natural. Una de las más sencillas y atractivas es la conocida como Ruta del Alba, declarada monumento natural. Está señalizado con la indicación PR.AS-62 entre la localidad de Soto de Agues y el paraje de la Cruz de los Ríos. Tiene un desarrollo total de 14 kilómetros, entre la ida y la vuelta, que pueden recorrerse en unas cinco horas. De escasa dificultad y desnivel.
LA MADREÑA. Existen diversas instalaciones dedicadas a mostrar la habilidad de los habitantes del valle en la construcción de estos zapatos de madera. La sede central se encuentra en un palacio de la localidad de Veneros (tel. 985 60 80 97). En Pendones se encuentra ubicado un taller en el que es posible contemplar la realización de estos utensilios tradicionales.