Feria y Zafra

Castillo. Localidad de Feria. Badajoz. Extremadura. España © Javier Prieto Gallego
Viaje a las localidades pacenses de Feria, Zafra y Los Santos de Maimona, tierras en las que se forjó el señorío de Feria.

 

Órdenes militares y señoríos legendarios en el sur extremeño

 

Texto, vídeo y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO

 

Es el extremo sur de Extremadura un territorio encajado entre las estribaciones montañosas de Sierra Morena y las planicies monocordes de la Tierra de Barros. Entre ambas queda un escenario variopinto, de transiciones paisajísticas, de pequeñas serranías, dehesas, fértiles vegas y legendarios castillos que fue duramente disputado en tiempos de conquistas y Reconquista, ambicionado y fortificado por la Orden de Santiago, que levantó en estas tierras imponentes fortalezas, y cuna, también, de uno de los señoríos más poderosos de toda Extremadura.

Tan impresionante es la imagen que se tiene de la localidad de Feria desde lejos como mareantes son los horizontes que se descubren desde lo alto de la torre del homenaje de su castillo. Si en tiempo de moros y de cristianos el poder se basaba en ver llegar de lejos al enemigo, los tenientes de esta fortaleza eran dueños de un poder sin límites. No es que vieran lo que ocurría en Mallorca, pero casi: desde sus almenas se atisba, sin mayores obstáculos que las nubes y los pájaros, la Tierra de Barros,  hacia el este, la localidad de Zafra, todas las sierras circundantes y se tiene vista directa a los castillos de Nogales y Villalba. Un oteadero perfecto, aislado y difícil de tomar, sobre el que acabó sustentándose una de las casas nobiliarias principales de Extremadura: el señorío de Feria.
 
 
Castillo de Feria.
Castillo de Feria.
 
 
 
Esta casa, que llegó a ser la tercera estirpe nobiliaria en importancia en Extremadura, tras el Ducado de Béjar y el de Alba, fue otorgada por el rey Enrique IV en 1398 a Lorenzo Suárez y Figueroa, primer conde de Feria, que inició la construcción del castillo sobre los restos de una anterior fortaleza musulmana. Siempre afín a la Corona, que fiaba en ella la defensa de un territorio difícil y en disputa, fue ganando privilegios, territorios y dineros hasta que el rey Felipe II, en 1567, elevó a la dignidad de duque al quinto conde de Feria.
 
 
Castillo de Feria.
Castillo de Feria.
 
 
 
Mucho más a mano que los lejanos horizontes queda la vista de la población que se extiende en derredor, un conjunto que merece la pena recorrer a pie para evitar el agobio de las calles estrechas y empinadas, tan propia de los pueblos crecidos al cobijo de las murallas. Del callejeo por Feria queda en la memoria el conocido como Rincón de la Cruz, rebufo urbano de paredes blancas y tiestos floridos. En el centro de la población se alza la iglesia de San Bartolomé, levantada en el siglo XVI y estilo gótico. La Casa Museo de la Cruz está dedicada a ilustrar sobre el acontecimiento festivo más destacado de la localidad, las fiestas de la Santa Cruz, una antigua tradición relacionada con el nacimiento de la esposa del cuarto conde de Feria, Ana Ponce de León, en la que desfilan por las calles cruces engalanadas con flores.
 
 
Vista de Feria desde su castillo.
Vista de Feria desde su castillo.
 
 
 
En el viaje hasta Zafra, que se realiza por la N-432, hay que desviarse hasta la localidad de Los Santos de Maimona, otra de las posesiones de la Orden de Santiago en la zona. Su Ayuntamiento se ubica, precisamente, en la antigua Casa de la Encomienda, donde también tiene hueco la Oficina de Turismo. El palacio, del siglo XVI, fue escenario de importantes reuniones de la Orden y es una de las representaciones mejor conservadas de la arquitectura civil realizada por la Orden de Santiago en España. Hoy es uno más de los contundentes caserones señoriales que se asoman a la plaza de España, llena de niños que, a la salida del colegio, juegan al pie de la monumental iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, del siglo XVI. El interior de este templo, entre otras joyas, guarda en el altar mayor un cuadro atribuido al pintor extremeño Francisco de Zurbarán, La huida de Egipto, y un Jesús Nazareno atribuido a Berruguete. El órgano barroco de la iglesia, del siglo XVIII, está considerado como uno de los más notables de Extremadura. Otro palacete de la plaza acoge la Casa de Cultura, con un museo popular.
 
 
Castillo de Zafra.
Castillo de Zafra.
 
 
La ubicación de Zafra al borde de la Vía de la Plata, favoreció desde siempre el potencial comercial de una localidad que, desde fines de la Edad Media, es una de las más prósperas de Extremadura. Sus ferias de San Miguel adquirieron una importancia capital hasta llegar a convertirse en el motor de toda la comarca gracias a contar con el favor real desde sus mismos orígenes, en 1395. También tuvo que ver el hecho de que la localidad pasase a convertirse en la cabeza del señorío de Feria a finales del siglo XIV.
 
 
Soportales. Zafra.
Soportales. Zafra.
 
 
 
Como no podía ser de otra forma, no tardó en iniciarse la construcción de una fortaleza militar que diera la medida del poderío y ambiciones nobiliarias. Y así fue forjándose el impresionante conjunto del alcázar de los duques de Feria, recinto amurallado guardado por nueve torreones circulares y cuyo interior acoge hoy las dependencias de un elegante Parador. Una elegancia y aires palaciegos adquiridos tras las reformas acometidas en el siglo XVI, pasados ya los ardores guerreros, con la inclusión de un patio central trazado por la mano de Juan de Herrera. Entre las maravillas que guarda el recinto están sus artesonados, en el especial los de la capilla y la Sala Dorada.
 
 
Interior del parador de Zafra ubicado en el castillo.
Interior del parador de Zafra ubicado en el castillo.
 
 
 
En Zafra hay que visitar el convento de Santa Clara. Fundado por el primer señor de Feria, acabó convertido en el destinatario final de una impresionante colección de joyas y obras de arte, algunas de las cuales pueden verse en su museo. Destaca su gótica Virgen del Valle con el Niño, tallada en delicado alabastro, el mismo material con el que se realizaron las tumbas bajo las que reposan los restos de los primeros condes de Feria.
 
 
Vara castellana labrada en una columna de la plaza Chica de Zafra.
Vara castellana labrada en una columna de la plaza Chica de Zafra.
 
 
 
El centro neurálgico de la ciudad es un doble pulmón abierto por las plazas Grande y Chica, comunicadas entre sí por un corredor de soportales. A la Grande se asoma la iglesia de la Candelaria. La Chica era el lugar tradicional de los mercados, tal como prueba la talla esculpida en el fuste de una columna de una vara de medir castellana: 83 cm de piedra para que nadie se llevara el agua a su molino.
 
 
 
Virgen de Valvanera. Zafra.
Virgen de Valvanera. Zafra.
 
 
 
En el interior del monumental templo de Candelaria destacan el abigarramiento deslumbrante del retablo de la capilla de la Virgen de Valvanera, realizado al gusto de la escuela de Churriguera, y los lienzos pintados por Zurbarán en 1644. Una de las puertas del templo desemboca en la capilla de San José, anterior sinagoga del colindante barrio judío. Por su parte, el Ayuntamiento es también producto de otra reconversión. En este caso, del convento de la Cruz, que existió entre el siglo XVI y 1824, y al que pertenece el claustro en torno al que ahora se reparten las dependencias administrativas.
 
 
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Información:
Web de Feria: feria.dip-badajoz.es
Web de los Santos de Maimona: lossantosdemaimona.org
Web de Zafra: www.zafra.es
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